Comentario Biblico


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1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

2 Este era en el principio con Dios.

3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.

16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?

20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.

21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.

22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?

23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.

24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.

25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?

26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.

27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

28 Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.

32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.

33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.

34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.

36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.

37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.

38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?

39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.

40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús.

41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).

42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).

43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.

44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.

45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.

47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.

48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.

50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.

51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.


I. PRóLOGO, 1:1-18

El tema central en esta primera sección, llamada comúnmente Prólogo , es la encarnación del eterno Hijo de Dios. Describe la introducción de Jesús, el Verbo eterno de Dios, en la esfera de la humanidad. No obstante la aparente sencillez de las expresiones, constituye una de las declaraciones teológicas más profundas y complejas en la Biblia. Ha habido intentos de arreglar el Prólogo en forma poética, pero no hay consenso en ese tipo de arreglo. C. K. Barrett clasifica el texto como prosa poética. Como veremos, casi cada palabra del Prólogo está cargada de un enorme contenido de significado, demandando un cuidadoso estudio para evitar el riesgo de omitir algo de su profunda riqueza.

De entrada vemos un enfoque de la encarnación muy distinto del de los Sinópticos, lo cual constituye una de las muchas indicaciones de la independencia de Juan. Este autor no comienza con la narración del testimonio de Juan el Bautista, como Marcos, ni con la narración del nacimiento del Bautista y Jesús, como lo hace Lucas. Tampoco regresa en su genealogía de Jesús hasta Abraham, como Mateo, ni hasta la creación de Adán, como Lucas. En cambio, Juan retrocedió hasta el comienzo del tiempo (1:1), antes de la creación del universo material, hasta Dios mismo.

Los que rechazan la unidad del Evangelio, o que afirman un desarrollo por etapas en la redacción, sugieren que esta sección no es parte del texto original. Sin embargo, cabe perfectamente como introducción y concuerda en vocabulario y gramática con el resto del Evangelio. Además, los conceptos aquí presentados se desarrollan y se amplían en el resto del manuscrito: p. ej., la excelencia de Cristo como el Verbo de Dios, el irreconciliable conflicto entre la luz y las tinieblas y el testimonio de Juan el Bautista referente al Cristo encarnado. Varios comentaristas ven en estos versículos un resumen de todo el contenido del libro y, en un sentido, todo el resto del libro tiene el propósito de comprobar la veracidad de las afirmaciones del Prólogo.

Lo que inmediatamente llama la atención del lector es el uso del término Verbo (gr. Logos G3056) que se aplica al Cristo eterno. Con dos excepciones (ver 1Jo 1:1, Apoc 19:13), aparte del Prólogo, el término no se encuentra en el NT. No obstante, el concepto que el término expresa corre a través del Evangelio como un hilo dorado y sirve como llave para interpretar sus enseñanzas. Nótese especialmente las distintas relaciones del Verbo en cada una de las cinco subdivisiones del Prólogo.

1. El Verbo y su relación con Dios, 1:1, 2

El primer versículo del Evangelio presenta tres afirmaciones que constituyen la base de la teología cristiana: el Verbo existía antes del comienzo de la creación; el Verbo mantiene una relación íntima con Dios; y el Verbo es divino.

En el principio es casi seguro un reflejo de Gen 1:1. Esta expresión es el título del primer libro de la Biblia hebrea, de modo que sería conocida ampliamente entre los israelitas. Juan está describiendo un nuevo comienzo, una nueva creación. Si Génesis registra la primera creación de Dios, este primer versículo describe la nueva creación de Dios. En ambas ocasiones, el agente de la obra creadora no es un ser subordinado, sino el mismo Verbo de Dios. El término el principio, según William Temple, combina dos significados: nunca existió un tiempo cuando el Verbo no era y nunca existió una cosa que no dependía de él para su existencia.

El vocablo era, del tiempo imperfecto del verbo griego eimi G1510, significa naturalmente acción continua, es decir, el ser eterno del Verbo. Una traducción que capta esta acción sería: el Verbo estaba siendo continuamente . Al decir el Verbo era nos hace recordar el nombre con que Dios se reveló a Moisés: YO SOY EL QUE SOY (3:14), y los Yo soy de Jesús en Juan. El autor estaba aclarando enfáticamente que el Verbo era antes de la creación y, por ende, el Verbo no fue creado. Nótese la frecuencia del verbo era a través del prólogo (1:1a, b, c, 2, 4, 8, 9, 15). En contraste, el autor se cuida de no usar el verbo griego ginomai G1096 (ver fueron hechas ,1:3; fue hecho ,1:3; hubo ,1:6; fue hecho ,1:10; etc., indicando un comienzo en tiempo y espacio) en relación con Jesús.

El término Verbo (gr., Logos G3056) señala la verdad de que, por su misma naturaleza, Dios se revela. El verbo, o palabra, es el medio por el cual el hombre revela, o expresa, sus pensamientos y voluntad. No es mera información estática acerca de Dios. Es la Palabra dinámica y creativa de Dios; p. ej.: Entonces dijo Dios [expresó su voluntad]: sea la luz , y fue la luz ( Gen 1:3). Los eruditos han luchado durante siglos, procurando llegar a un consenso en cuanto a su significado en este contexto.

Morris presenta un desarrollo histórico de logos, indicando su significado para los griegos clásicos, para Filón y para los hebreos del AT. Entre los griegos, Logos solía significar el pensamiento o razonamiento del hombre. Como término filosófico, se refería al alma del universo, o al principio racional del universo. Todo lo existente provenía del Logos. Para el filósofo griego Heráclito, en el siglo VI a. de J.C., Logos, fuego y dios eran esencialmente lo mismo, es decir, la realidad última. Platón menciona el Logos muy poco, pues su preocupación era la distinción entre el mundo material y el verdadero, el celestial de ideas . Los estoicos, en cambio, consideraban el Logos como la Razón eterna, una fuerza impersonal, como el supremo principio del universo. El filósofo judío Filón intentó sintetizar el pensamiento griego con el judío y empleó el término Logos para expresar el medio que Dios utilizó para crear y gobernar el universo. Sin embargo, ese medio no era divino, y era la primera cosa creada por Dios.

Cuando Juan utilizó el término Logos, sin embargo, tenía en mente un concepto muy distinto al griego y al de Filón. En vez de una fuerza impersonal, o un principio abstracto y alejado de la situación humana, Juan utiliza el término en un sentido muy personal, de un Dios que ama, se compadece y se identifica con los seres humanos, tomando sobre sí su naturaleza, y sufriendo una muerte vergonzosa con el fin de proveer un medio para la reconciliación del hombre con su Creador. A pesar de este significado tan evidente, C. H. Dodd insiste en que Juan fue influenciado tanto por Filón, y su modificación del concepto estoico, como por la literatura judía de sabiduría y por el AT, en su uso de Logos. Morris se diferencia de Dodd, diciendo: El pensamiento de Juan es suyo propio. Utiliza un término cargado de significado para personas de cualquier formación… Su idea del Logos es esencialmente nueva .

Así, en la primera afirmación en su Evangelio, Juan insiste en la primera columna fundamental de la cristología: el Logos existió antes de la creación y, por lo tanto, no fue creado él mismo. Borchert lo expresa así: Lógicamente para Juan el ser esencial (ontológico) del Logos precedió la acción del Logos en tiempo y espacio .

"Existía la Palabra" Gen 1:1 Desde tiempos de Crisóstomo, los comentaristas han reconocido que el era de Joh 1:1, tiene distintas connotaciones cada una de las tres veces que se usa: existencia, relación y predicación, respectivamente. La Palabra existía tiene afinidad con el yo soy de las afirmaciones de Jesús en el cuerpo del evangelio. No cabe especulación alguna acerca de cómo accedió al existir la Palabra: la Palabra simplemente existía (Raymond Brown).

Y el Verbo era con Dios establece la segunda columna fundamental de la cristología. La preposición griega pros G4314, traducido con , enfoca la relación entre el Logos y Dios, indicando a la vez la distinción entre dos seres y la interacción recíproca entre sí. La misma preposición lleva la idea de movimiento hacia otro objeto o persona. Una traducción sería cara a cara con Dios y de allí la idea de intercambio recíproco, de proximidad, de intimidad y probablemente también de igualdad.

Y el Verbo era Dios nos lleva al punto más elevado en la cristología bíblica. Morris bien comenta: Nada más elevado podría decirse. Todo lo que se puede decir acerca de Dios puede decirse apropiadamente acerca del Verbo . Varias versiones lo traducen: Y el Verbo era divino . Los Testigos de Jehová confunden a muchos creyentes, insistiendo que la traducción correcta es: Y el Verbo era un dios . Al hacer esto, rebajan a Jesús a un nivel inferior a Dios, Padre, restándole su plena deidad. El que escribe, sirviendo como misionero en América Latina, ha tenido que refutar infinidad de veces esta herejía. El argumento de ellos es que el texto griego lleva el artículo particular ante Verbo pero omite el artículo ante Dios y, según ellos, cuando falta el artículo particular es necesario suplir un artículo indeterminado. Tal regla puede existir en la gramática de algún otro idioma, pero de ninguna manera es así en el griego. Es tan importante, que mi profesor de griego siempre pedía esta regla en el examen oral del doctorado. La regla reza así: Algunas veces con un nombre el cual el contexto prueba ser definido, el artículo no se usa. Esto da énfasis sobre el aspecto cualitativo del nombre más bien que su simple identidad (Manual de Gramahtica del Nuevo Testamento Griego, Dana y Mantey, trad. por Robleto y Clark, El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, p. 144). Esta regla autoriza la traducción Y el Verbo era divino o de la naturaleza de Dios.

Debemos tener cuidado de no salir con la idea de que el Verbo meramente tiene algunos atributos de Dios. BeasleyMurray ha llamado la atención al hecho de que el griego tiene otro término que lleva esa idea. Por ejemplo, Pedro emplea este término (theios G2304; 2Pe 1:4) al referirse a los creyentes que participan en la naturaleza divina . Lo que Juan afirma en esta expresión es que el Verbo participa en toda la realidad llamada Dios. Borchet comenta: Ese Verbo era verdadera deidad y Juan quería que no hubiera ninguna duda al respecto .

él era en el principio con Dios es una repetición de dos de las afirmaciones del versículo anterior, dando aún más énfasis. Se recalcan la eternidad del Verbo y esa íntima relación entre el Verbo y Dios Padre. Además, se subraya la perfecta unidad entre las dos personas de la Trinidad.

2. El Verbo y su relación con la creación, 2Pe 1:3-5

Es natural que Juan haya presentado la relación del Verbo con Dios primero, e inmediatamente su relación con la creación. La primera acción de Dios, como autorrevelación, o autocomunicación, fue la creación, luego la salvación. Veremos que hay una estrecha relación en el NT entre las dos acciones.

El verbo griego ginomai G1096, usado en el v. 3 en el tiempo aoristo, egeneto, significa lit. llegó a ser o llegó a existir . El verbo griego aoristo, o pretérito indefinido, concibe la creación en su totalidad como un solo acto. Todas las cosas se refiere a todas las realidades existentes, excepto por supuesto Dios mismo. Borchet piensa que, aunque no se mencionan específicamente aquí, estas realidades podrían incluir a los ángeles. Nótese el contraste en la acción del mismo verbo, usado al fin del v. 3, pero en el tiempo perfecto, ha sido hecho, indicando la existencia continuada de las cosas creadas.

Por medio de él se refiere al Verbo como el agente en el proceso de la creación de todas las cosas. Se usa la preposición por (dia G1223), al referirse al Verbo, dejando lugar al Padre como fuente (ek G1537) de la creación. Esta distinción en la función del Padre y el Verbo en la creación se mantiene claramente en 1Co 8:6 (ver Heb 1:2). El Padre creó todas las cosas por medio del Hijo, como agente. Sin embargo, donde se presenta la creación como obra realizada juntamente por el Padre y el Hijo, ambas preposiciones se usan al referirse al Hijo (ver Rom 11:36; Col 1:16).

Y sin él no fue hecho nada es una manera de recalcar lo dicho anteriormente en la forma más categórica. Algunos han intentado captar este énfasis así: y sin él no fue hecho ni una sola cosa o no fue hecho nada en absoluto . Algunos comentaristas piensan ver en esta declaración una refutación del gnosticismo. Este movimiento consideraba que todo lo material era esencialmente malo y por lo tanto no podría haber sido hecho por Dios. Hablaban de las emanaciones de Dios, algo como dioses inferiores, y que uno de éstos, ignorando la naturaleza mala de lo material, fue responsable por su creación. El problema de este argumento es que el gnosticismo no apareció como sistema de pensamiento sino hasta mediados del segundo siglo y hay un consenso de que la fecha de redacción de Juan fue mucho antes. Algunos piensan, aún admitiendo que no haya existido el gnosticismo en el tiempo de Juan, que igual habría habido corrientes con estos pensamientos que Juan estaba refutando, es decir, una especie de gnosticismo incipiente. En todo caso, Juan está afirmando en la manera más categórica que Dios mismo, por medio de su Hijo, es responsable por la creación de todo lo que existe.

Lo que ha sido hecho es una expresión que ha despertado mucha controversia. El lector debe recordar que en el texto original del NT y en las copias más antiguas del texto no existían signos de puntuación, ni división de versículos. Este hecho ha dado lugar a distintas opiniones en cuanto al arreglo del texto. Aquí tenemos un caso concreto en que los grandes eruditos del griego no han llegado a un consenso. Esta última parte del v. 3, según el último texto griego aprobado por las Sociedades Bíblicas Unidas, basado en el análisis de los mejores manuscritos disponibles, se ubica en el v. 4. Corroborando este arreglo del texto está el caso gramatical de lo que ha sido hecho. Si se ubica con el v. 3, esperaríamos encontrar un caso gramatical genitivo, pero está en el caso nominativo, creando una situación anormal. Si se ubica en el v. 4, el caso nominativo encuadra perfectamente. Además, los manuscritos más antiguos que tienen puntuación ubican la última parte del v. 3 en el v. 4. Westcott, Raymond Brown, BeasleyMurray y muchos optan por esta solución. Futuras versiones probablemente seguirán el arreglo en el último texto griego, ubicando esta expresión en el v. 4.

A pesar de lo antedicho, la RVA, Morris y muchos otros optan por dejar la expresión en el v. 3. Una razón para dejarla allí es que el verbo ha sido hecho, del griego ginomai G1096, corresponde más lógicamente con la creación que con lo que sigue, mientras era, del griego eimi G1510, concuerda más con el Verbo. Otra razón es que cuando se ubica en el v. 4 se lee lit. así: lo que ha sido hecho en él vida era , lo cual crea grandes dificultades para armonizar con el resto del Evangelio. Un intento de suavizar la traducción sería: todo lo que ha sido hecho era viviente en su vida , o todo lo que ha llegado a ser era vida en él . Barrett concluye que ambos arreglos son torpes. Que el Verbo sea la fuente de toda la creación es claramente una enseñanza juanina, pero todo lo que ha llegado a ser es vida en él no lo es. Así, una solución crea dificultades gramaticales, la otra dificultad es de interpretación.

En él estaba la vida lleva la revelación a un nuevo nivel. De la creación en general, visto arriba, se introduce la creación de vida, el nivel más elevado de la creación. El término vida se usa 36 veces en Juan, 17 en Apocalipsis y 13 en 1 Juan. Normalmente, el término en Juan se refiere a vida eterna (ver 3:16), la salvación que Dios ofrece al hombre por medio de su Hijo. Sin embargo, en este versículo se usa en el sentido más amplio. El texto no dice que la vida fue creada por medio del Verbo, o llegó a existir, sino que estaba en el Verbo. Morris comenta que sólo porque hay vida en el Verbo hay vida en lo demás de la creación, es decir, la vida no existe por derecho propio. Como es característico de Juan, probablemente hay un doble significado en la presentación del concepto vida . Primero, se refiere a la vida general que se ve en la creación y que procede del Verbo, pero también este concepto nos lleva a la idea de vida espiritual, uno de los temas principales en Juan. Juan relaciona el concepto de la vida con el Verbo a través de su Evangelio (ver 3:16; 5:26, 40; 6:51, 53-58; 10:10, 17, 18; 11:25; 14:6). Nótese especialmente 5:26 donde Juan relaciona la vida en el Verbo con la de Dios: Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo el tener vida en sí mismo .

Y la vida era la luz de los hombres agrega todavía otro elemento en el ministerio del Verbo, relacionando estrechamente los conceptos de la vida y la luz. Algunos han procurado explicar el significado de la luz (fos G5457) como la inteligencia, o la conciencia, de los hombres, relacionándola con la Ilustración, como se hace hoy en día. Antiguamente, la luz era un símbolo importante de la deidad y las fuerzas del bien, p. ej., en el dualismo persa del conflicto entre la luz y las tinieblas. Este mismo concepto apareció en los Rollos del Mar Muerto.

Luz y vida son términos místicos que Juan emplea con notable frecuencia. Contando las 23 referencias en el Evangelio y 6 en 1 de Juan, el uso de luz en Juan constituye más de un tercio de todas las veces que se usa en el NT. En vez de buscar el significado en su uso histórico, o en las filosofías del Medio Oriente, sería más provechoso buscar en el AT los pasajes que se refieren a Dios como la fuente de la luz y la vida. El salmista indica que Dios es la fuente de la vida y la luz: Ciertamente contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz ( Job 36:9). Juan, siguiendo el concepto del salmista, afirma que el Verbo mismo es la vida y la luz de los hombres. En el texto griego, Juan ubica un artículo definido ante vida y luz . De acuerdo con esta construcción, Plummer lo traduce así: la vida era la verdadera luz… . Como Juan ha vinculado la vida con el Verbo de Dios, ahora lo hace con la luz. Introduce la idea de que el Verbo es el que vivifica (da vida, p. ej., Job 8:12; Job 9:5; Job 12:46) y el que ilumina (da luz espiritual, p. ej., Job 8:12; Job 12:36), temas que corren a través del Evangelio. La resurrección de Lázaro llega a ser una ilustración del poder vivificador del Verbo, como la vista dada al ciego de nacimiento una ilustración del poder iluminador del Verbo.

En el v. 5 se introduce otro término místico, tinieblas (skotia G4653), que se encuentra 8 veces en este Evangelio y 6 en 1 Juan, haciendo 14 de las 17 veces que se usa en todo el NT. Las tinieblas es la antítesis natural de la luz, tanto en el mundo material como en el espiritual. La función de la luz es iluminar los lugares oscuros y combatir o vencer la oscuridad. Este antagonismo irreconciliable y lucha entre la luz y las tinieblas es un tema dominante en el Evangelio, como en los Rollos del Mar Muerto. En éstos se encuentra todo un documento bajo el título La guerra de los hijos de la luz con los hijos de las tinieblas .

Antes de haber energía eléctrica para iluminar las calles de las ciudades, cada ciudad empleaba a un hombre para recorrer las calles al atardecer, encendiendo las lámparas de algún combustible. Se comentaba que uno podría ver bien cuándo y dónde había pasado este empleado, pues dejaba una huella de luz. En el sentido espiritual, el Hijo de Dios cumple exactamente esa función. Ahora, el creyente y la iglesia que cumplen su misión, dejan una huella de luz por dondequiera que pasan.

Es importante fijarse en el cambio del tiempo de los verbos, que hasta ahora son del pasado; resplandece, en cambio, es del tiempo presente progresivo y descriptivo. La idea es que la luz brilla continuamente, no dejando nunca de ejercer su influencia. Westcott observa que el verbo resplandece , faino G5316 en griego, apunta a la acción esencial de la luz en sí misma en vez del efecto de la luz en iluminar a los hombres.

Y las tinieblas no la vencieron expresa la respuesta obtenida por la iluminación de la luz. Las tinieblas es un término metafórico que, en el cuarto Evangelio ( Job 8:12; Job 12:35; Job 12:46; ver 1Jo 1:5; 1Jo 2:8-9; 1Jo 2:11), se refiere a todo lo que se opone al cristianismo. Es oscuridad moral y espiritual. El verbo vencieron (katalambano G2638) es un vocablo compuesto que significa lit. recibir hacia abajo y, de allí, echar manos sobre , agarrar , capturar , obtener , tomar posesión de , vencer , comprender , etc. Cualquiera de estos significados sugiere que la manifestación de la luz fue rechazada por las tinieblas, un concepto que se expresa explícitamente en el v. 11. Con esta afirmación, Juan rechaza categóricamente el dualismo que iguala el poder de las tinieblas con el de la luz. Borchert comenta que el Evangelio de Juan toma muy en serio el mal y las tinieblas, y agrega: El impacto cabal de tal batalla se reconoce en el Evangelio cuando Judas sale para concretar su acto malo . En ese momento Juan dice: y ya era de noche (1Jo 13:30).

Raymond Brown y BeasleyMurray niegan que haya un concepto de conflicto en el verbo katalambano G2638, optando por una traducción como, p. ej., no la comprendieron . Pero la RVA y otros insisten en una traducción que incluye el elemento de conflicto, haciendo honor al tema que corre a través del Evangelio. Siguiendo este énfasis, Mateos y Barreto lo traducen así: las tinieblas no la ha extinguido o no la ha sofocado . Toda la misión de Jesús fue una de conflicto entre la luz y las tinieblas, culminando en Getsemaní y la cruz. Por eso, el verbo vencer cabe bien en este contexto. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no tenían el poder para detenerla, mucho menos vencerla.

3. El Verbo y su relación con Juan el Bautista, 1Jo 1:6-8

Aun los que consideran que el prólogo se presenta en forma poética, reconocen que estos tres versículos tienen todas las evidencias de prosa. Se discute si estos versículos caben aquí, o si originalmente se unían directamente con el v. 19 para formar el comienzo del Evangelio, el prólogo siendo agregado después por el evangelista. No hay consenso entre los comentaristas sobre estos dos problemas críticos: la naturaleza del texto y la unidad del Evangelio.

Hubo un hombre marca una clara distinción entre Juan y Jesús. Es sorprendente y difícil de explicar el hecho de que aparezca una referencia a Juan en el prólogo, máxime cuando no se lo distingue de varios otros con el mismo nombre. Morris encuentra una explicación en la prominencia acordada a Juan por algunos de sus seguidores. A pesar de que los Evangelios presentan a Juan como el precursor y testigo de Jesús, parece que algunos de sus seguidores querían elevar aún más a su maestro, hasta que algunos se preguntaban si Juan no sería el Mesías esperado (ver Luk 3:15).

El verbo hubo , egeneto (aoristo del verbo ginomai G1096), se usa en relación con Juan y se traduce lit. llegó a ser o llegó a haber , indicando un comienzo en el tiempo y el espacio. En contraste, como ya hemos visto, el verbo eimi G1510 se usa al referirse a Jesús, indicando un ser eterno. Enviado por Dios es una expresión usada frecuentemente en el AT y el NT. Se usa en este Evangelio de todos los siervos de Dios y especialmente al referirse a Jesús (ver 5:20; 6:38, 57; 17:8, 18; 20:21). Aquí se usa en relación con Juan el Bautista (ver 1:33; 3:28), indicando a uno que goza de una misión divina, no humana, y el respaldo de Dios mismo. El autor, al marcar una distinción muy clara entre Jesús y Juan, de ninguna manera tiene la intención de rebajar a éste.

Que se llamaba Juan es una expresión que, según algunos, apunta implícitamente al apóstol Juan como el autor del Evangelio. Morris pregunta: ¿Quién más introduciría al Bautista como Juan, sin mayor descripción? . Esta evidencia adquiere más peso cuando observamos el cuidado que el autor normalmente toma para evitar confusión de nombres (6:71; 12:4; 13:2; 14:22; 18:2; 19:25, 38). Es cierto que los otros Sinópticos hacen lo mismo, pero con menos frecuencia. El nombre Juan , Yohanan en heb., significa Jehová ha sido misericordioso .

él [Este] vino como testimonio indica el propósito de la misión que Dios asignó al Bautista. El término testimonio (marturia G3141) es el mismo del cual proviene nuestro mártir . El sustantivo gr. marturía se usa 14 veces en este Evangelio y 37 veces total en el NT, mientras que el verbo martureo G3140 aparece 33 veces en Juan. Plummer observa que la forma sustantiva y verbal aparecen frecuentemente en Juan, pero, en cambio, el adjetivo mahrtir (martus G3144) no se emplea. A veces el término se usa para referirse al testimonio porque se consideraba que el testimonio supremo se daba al morir como mártir de la fe cristiana. El testimonio es una afirmación o aseveración de una cosa de la cual uno está absolutamente seguro. El mártir cristiano, al morir, daba testimonio de su fe en Jesucristo y de la veracidad del evangelio.

Juan insistía que lo que escribía era verídico y que había muchos que daban testimonio a ese hecho. Se mencionan siete que dan testimonio de Jesús: el Padre (5:31, 37; 8:18), Cristo mismo (8:14, 18), el Espíritu Santo (15:26; ver 16:14), las obras de Jesús (5:36; 10:25), las Escrituras (5:39, 45 ss.), Juan el Bautista y una serie de otras personas, entre las cuales figuran la mujer samaritana (4:39), la multitud (12:17) y los discípulos (15:27).

A través del Evangelio, Juan el Bautista se presenta como el que da testimonio. Tal es que muchos opinan que el título Juan el Testigo sería más apropiado que Juan el Bautista . Es cierto que Juan fue enviado a bautizar, pero el Evangelio pone más énfasis en él como el que da testimonio (1:7, 15, 23, 26, 27, 29, 32-34, 36, 40; 3:26-30; 5:33).

A fin de dar testimonio de la luz define más concretamente la misión de Juan, es decir, la naturaleza de su testimonio. Su testimonio sería con respecto a la luz o acerca de la luz , y el contexto aclara que la luz era el Verbo, el Hijo de Dios (ver 8:12; 9:5). Le tocaría a Juan el identificar a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (1:29). En los Sinópticos se enfatiza la predicación de arrepentimiento y la práctica del bautismo, inclusive el bautismo de Jesús. En cambio, Juan no menciona el bautismo de Jesús pero enfatiza su misión de dar testimonio. Nótese la repetición del término testimonio en el v. 7, un mecanismo usado frecuente en Juan para dar énfasis.

Para que todos creyesen por medio de él indica que el hecho de dar testimonio acerca de Jesús no era un fin en sí, sino que apuntaba a un propósito evangelístico, que todos creyesen en la luz. Juan se conoce como el Evangelio de la fe por el énfasis que el autor pone sobre esta respuesta a Dios. Es un evangelio universal en el sentido de que está abierto a todos. Dios no excluye a nadie. El verbo creyesen es un subjuntivo del aoristo que apunta a una acción definitiva de fe. Este verbo, como es empleado en Juan, se refiere a mucho más que a un mero asentimiento mental. Requiere conocimiento de los hechos básicos del evangelio, un cambio de pensar, una confesión de fe y un compromiso de vida y de por vida. Por medio de él podría gramaticalmente referirse a Jesús o a Juan, pero es claro que se refiere a éste último. El NT afirma que uno cree en Jesús para la salvación; no es que cree por medio de él.

No era él la luz es una categórica negación de que Juan el Bautista fuera el Mesías, como algunos de sus seguidores aparentemente habían llegado a pensar. Su audacia y la autoridad con que predicaba y denunciaba el pecado del pueblo había llevado a algunos a esa conclusión. El pronombre él traduce el término griego ekeinos G1565 que suele traducirse aquel ; en la NVI es él mismo , con un sentido enfático.

Sino que vino para dar testimonio de la luz repite la naturaleza limitada de la misión de Juan el Bautista. Se concentraba en una sola cosa: dar testimonio de la luz . Se introduce con el adversativo fuerte sino , marcando un agudo contraste. El verbo vino, en el texto de la RVA, no figura en el texto griego; es una construcción abrupta que enfatiza lo que sigue.

4. El Verbo y su relación con el mundo, 1:9-13

Con esta sección, el autor vuelve a la consideración del Verbo y agrega dos hechos asombrosos. El Verbo eterno, siendo verdadero Dios, tomó sobre sí la naturaleza humana y, segundo, cuando lo hizo, la humanidad en general no quiso recibirlo. Morris comenta: Juan toma cuidado para que no perdamos de vista ni las buenas nuevas de la encarnación de Dios, ni la tragedia del rechazo de parte de la humanidad .

Aquel era la luz verdadera es una respuesta categórica a las pretensiones exageradas de los discípulos de Juan respecto a su amado maestro, o de cualquier otra persona que se proclamara el Mesías de Dios. Juan contrasta la luz del Verbo, la verdadera, con todas las demás luces. En comparación, la más brillante de esas luces es como la de un fósforo al lado de la del Sol. El pronombre Aquél no está en el texto original, pero se sobrentiende, apoyándose en la última palabra del versículo anterior. El término verdadero o la verdad es otro tema central en el cuarto Evangelio. El término griego alethinos G228 enfatiza lo completo, lo auténtico, lo perfecto y lo genuino, mientras que en el hebreo, que está detrás de la LXX (Septuaginta), agrega los conceptos digno de confianza , fidelidad , duradero y lo que se ajusta a la realidad .

Que alumbra a todo hombre que viene al mundo es una construcción complicada en el texto original, admitiendo dos traducciones distintas. El problema consiste en determinar cuál es el sujeto del verbo que viene . La RVA entiende que el sujeto es todo hombre , pues el género y caso de hombre concuerda con el participio griego que viene y se ubica inmediatamente antes. Sin embargo, Juan nunca habla de los hombres que vienen al mundo, ni de la humanidad que viene al mundo. La expresión que viene al mundo se reserva para el Hijo de Dios y, por eso, muchos traductores se inclinan para una traducción que refleje esa opinión, tal como, p. ej.: Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo (NVI).

El autor no define el significado de alumbra a todo hombre. Juan aclara que los que rechazan a Cristo andan en tinieblas (3:19 ss.) y hay un sentido en que la luz alumbra solo a aquellos que creen en Cristo. Sin embargo, la luz verdadera ha irradiado una iluminación general suficiente para que toda la humanidad sea responsable si la rechaza (ver Rom 1:20).

En el mundo estaba introduce tres ideas en cuanto al Verbo de Dios. Primero, el verbo estaba es del tiempo imperfecto, indicando una presencia continua. Segundo, y el mundo fue hecho por medio de él repite el concepto del v. 3, recordando que todo lo que existe en el mundo llegó a existir por su intervención personal. Tercero, Juan llega a la culminación de su argumento: pero el mundo no le conoció. Nótese la progresión del argumento. El Verbo de Dios vino personalmente al mundo, creó el mundo y todo lo que en él hay, pero trágicamente el mundo no le conoció. Obsérvese el cambio en el significado del término mundo empleado tres veces en este versículo. Primero, se refiere al mundo habitado; segundo, se refiere al mundo terrenal y todo lo que en él está; tercero, se refiere a la humanidad caída y, sin embargo, el objeto del amor de Dios ( Rom 3:16).

No le conoció merece una atención especial. El verbo es de tiempo aoristo, indicando una acción decisiva, de una vez. Se refiere a un conocimiento más que intelectual; Juan tiene en mente un conocimiento íntimo y personal, que incluye un compromiso. La razón por esta falta de conocimiento, como se aclara luego, no es falta de oportunidad, ni conocimiento intelectual, sino se debe a la voluntad contraria, rebelde, el eterno no querer (ver 5:40; también Isa 29:16; Isa 51:13; Hos 8:14).

Juan emplea frecuentemente la repetición como mecanismo para enfatizar un concepto. El v. 11 cumple este propósito. La tragedia del rechazo se presenta en su dimensión más lamentable e inexcusable. A lo suyo vino es lit. a sus propias cosas vino o a sus posesiones vino . Morris comenta que la expresión se traduce en su casa en otros pasajes (p. ej.,Hos 19:27). Hay un ligero cambio entre lo suyo y los suyos : el primero, de género neutro, se refiere a todas las cosas, pero el segundo, de género masculino, a seres humanos.

Lo lógico es que los suyos, los judíos, de entre toda la humanidad, tendrían que haberlo recibido primero. No es que vino a una tierra extraña, a un pueblo extraño, ni al mundo en general, sino que vino a Israel, el pueblo de Dios que había gozado abundantes bendiciones de su mano. Esta vez Juan no dice no le conoció (v. 10), sino que no le recibieron, pero las dos expresiones están íntimamente relacionadas, la primera dando lugar a la segunda. El verbo recibieron implica una bienvenida o una recepción a una relación personal e íntima, tal como la conyugal (ver 14:3; Mat 1:20; Mat 1:24). El tiempo aoristo del verbo indica una acción decisiva y final.

Pero a todos los que le recibieron indica dos cosas: primero, el rechazo no fue total y, segundo, la decisión de recibirle dependía de la disposición de cada uno. En vez de todos, todos cuantos capta mejor el término griego josos G3745. Plummer encuentra una ligera distinción entre recibieron (paralambano G3880) en el v. 11 y recibieron (lambano G2983) en el v. 12: el primero lleva la idea de recibir algo de la mano de otro, o aceptar lo que es ofrecido mientras que el segundo señala la recepción espontánea de individuos, sean judíos o gentiles .

A los que creen en su nombre es una repetición para énfasis y aclaración del concepto en la cláusula anterior. Según Juan, recibirle y creer en su nombre son expresiones sinónimas.

Les dio derecho de ser hechos hijos de Dios encierra tres términos importantes en la cristología juanina. El Verbo de Dios les dio, a los que creen en su nombre, la gracia o dádiva de aceptarle. La salvación es una dádiva, o gracia, de Dios de principio a fin. Derecho de ser se entiende como autoridad o privilegio más bien que poder . Además, el verbo ser traduce un término griego que significa llegar a ser . Las personas que reciben a Jesús, reciben a la vez la autoridad de ese enorme privilegio de llamarse niños de Dios . El tercer término, hijos, en griego tekna G5043, es lit. niños . El NT presenta a Dios como Padre de todos los seres humanos, pues es su Creador, pero sólo son hijos, o niños, de Dios los que nacen espiritualmente por fe en Jesús (cap. 3).

Los cuales nacieron introduce una explicación de cómo los seres humanos entran en la familia de Dios, empleando tres veces

la negativa y finalizando con la positiva. No de sangre, o lit., de sangres , una expresión por cierto extraña. El plural puede apuntar a la sangre de ambos padres, o, según algunos comentaristas, al hecho de que el nacimiento involucra muchas gotas de sangre. Ni de voluntad de la carne probablemente se refiere al deseo sexual, es decir, el que surge de los impulsos naturales del cuerpo humano. Carne aquí no lleva la connotación pecaminosa que se observa en los escritos paulinos. Ni de la voluntad de varón, o del esposo, quizás una indicación de que la iniciativa sexual generalmente proviene de él.

En una variante de menor valor en el texto gr., el verbo nacido en singular, da lugar a una referencia a la encarnación del Verbo de Dios, como un milagro de acción divina, así anticipando el v. 14. Según algunos comentaristas Juan quiso relacionar el milagro de la regeneración de los creyentes con el milagro de la encarnación.

Sino de Dios es una cláusula en que Juan emplea una conjunción adversativa fuerte para poner en contraste las tres posibles fuentes del nacimiento espiritual con la fuente verdadera. No fue por descendencia, ni deseo, ni poder humano. Se excluye toda iniciativa humana; el nacimiento espiritual es un verdadero milagro de Dios. Juan emplea una figura audaz en el verbo nacieron (gennao G1080), el cual se refiere a menudo a la acción del varón en la concepción de un hijo. Hay un énfasis especial en el texto griego por ubicar el verbo como última palabra en el versículo. En el texto original se lee así: los cuales no de sangres, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios nacieron .

5. El Verbo y su encarnación, 1:14-18

Llegamos a uno de los misterios más grandes de la fe cristiana. Plummer dice que Filón bien pudo haber afirmado las verdades en los vv. 9-13, pero hubiera retrocedido ante las declaraciones de esta sección. Juan no describe los eventos históricos en relación con el nacimiento de Jesús como lo hacen Lucas y Mateo, mostrando su independencia de ellos, pero expresa la misma verdad en forma más escueta y filosófica. Recién en esta sección Juan revela el hecho de que el Verbo eterno y Jesús de Nazaret son la misma persona.

Y el Verbo si hizo carne es otra frase cargada de verdad evangélica, constituyendo una de las afirmaciones teológicas básicas del cristianismo. El término Verbo se repite tres veces en el v. 1 y sólo aparece otra vez hasta aquí, pero todo el Prólogo enfoca su persona. La conjunción Y (kai G2532) retoma el pensamiento del v. 1. El Verbo eterno, introducido como coexistente con Dios, aquí llega a participar plenamente de la naturaleza humana. El agente de la creación llega a ser (egeneto G1096) una criatura. Vincent lo expresa así: él llegó a ser lo que primero llegó a ser por medio de él . Al hacerlo, no dejó de ser lo que era antes, el Logos eterno.

Carne es un término de suma importancia en el argumento de Juan. No dice meramente cuerpo (soma G G4983), ni apariencia del hombre, sino carne (sarx G4561). Este término describe un nuevo modo de ser para el Verbo y significa la naturaleza humana en su expresión corporal. él llegó a ser carne, no meramente vistiéndose con un manto de carne. Juan escoge esta expresión como la forma más categórica para refutar la herejía docética que negaba la realidad de la naturaleza humana del Verbo (ver 1Jo 1:1; 1Jo 4:2; 2 Jn. 7).

Y habitó entre nosotros es otra frase cargada de significado teológico. El verbo habitó (skenoo G4637) significa tabernaculizó o moró en un tabernáculo . Al usar este término, los comentaristas entienden que Juan tenía en mente el tabernáculo, o carpa, del AT en el cual Dios mismo moraba en medio de su pueblo y que servía como centro de adoración. Lo que era transitorio en el AT, Dios morando en un tabernáculo provisional, se cumple perfectamente en la persona del Verbo, Emanuel, Dios con nosotros . Esa presencia divina ahora mora en forma permanente, por medio del Espíritu Santo, en los creyentes individual y colectivamente.

Y contemplamos su gloria es otra indicación de que Juan tenía en mente el tabernáculo del AT con el cual estaba asociada la gloria de Dios. Cuando primeramente se levantó el tabernáculo, Moisés no pudo entrar por causa de la espesa nube de gloria que lo llenó (ver Ex 40:34-38). R. H. Strachan nos proporciona dos observaciones notables: Cuando el evangelista dice contemplamos su gloria, él realmente está diciendo que el propósito final de Dios ya se ha logrado en la persona histórica llamada Jesús y la gloria de Jesús siempre se refiere a su muerte .

Aunque no figura en la Biblia, frecuentemente en los escritos judíos y cristianos se encuentra el término shekinah, que significa morada y se usaba para describir la presencia visible del Señor (véase Diccionario Bíblico Mundo Hispano). Puesto que la presencia de Dios siempre estaba acompañada por su gloria, el término shekinah llegó a significar la gloria de Dios. Su morada entre los hombres se efectuó en la carne de Jesús. Entonces, Juan pudo testificar que ellos mismos habían visto con sus propios ojos la gloria, o shekinah, de Dios en la persona de Jesús. El verbo contemplamos, en el texto griego (theaomai G2300), indicaba vista con los ojos físicos. Vincent agrega que el verbo significa una contemplación calma y continua de un objeto que permanece ante el espectador. Juan estaba afirmando que habían visto esa gloria con sus propios ojos en la persona de Jesús.

El verbo contemplamos está en el tiempo aoristo, indicando un evento particular, o un resumen de toda la vida de Jesús. ¿A qué se refería Juan con esta declaración? ¿Sería la gloria que los tres discípulos vieron en el monte de la transfiguración? Indudablemente, Juan consideraba que los milagros revelaban la gloria de Cristo (2:11; 11:4; 11:40), pero en un sentido más profundo es la vergüenza de la cruz la que manifiesta su verdadera gloria ( Ex 12:23-26; 13:31). Morris entiende que la verdadera gloria de Cristo no consistía en su esplendor exterior, sino en su bajeza, o humildad, con que el Hijo de Dios vivía entre los hombres y sufrió a favor de ellos.

A. M. Ramsey comenta que todas las maneras en que Dios moró, revelando su gloria, entre su pueblo en el AT habían sido transitorias e incompletas, pero todas ellas ahora son cumplidas y superadas por el Verbohechocarne.

Como la gloria del unigénito del Padre es una repetición del término gloria en la cual se define su naturaleza y su relación con el Padre. El término unigénito (monogenes G3439) distingue a Cristo, como el único hijo del Padre, de los muchos niños (tekna G5043, a veces traducido hijos ) de Dios. Como aplicado a Jesús, el término ocurre solo en los escritos juaninos:1:14; 1:18; 3:16; 3:18; 1Jo 4:9). él es el único que goza de esa relación íntima con el Padre. La preposición del (para G3844) Padre no connota la idea de origen, sino de misión, como enviado del Padre (ver 6:46; 7:29; 16:27; 17:8). El título favorito de Juan al referirse a Dios es Padre . De las 137 veces que lo emplea, 122 son para Dios. A partir de este versículo Juan deja atrás el término Logos , o Verbo , y emplea el nombre Jesús , o Hijo de Dios .

Lleno de gracia y de verdad se refiere al Hijo de Dios, aunque muchos de los intérpretes de la iglesia primitiva consideraban que la expresión describía la gloria. La ambigüedad se debe al hecho de que el adjetivo lleno (pleres G4134) en griego puede ser de género masculino o femenino. Gracia es una palabra clave en la teología cristiana y es, según Morris, un misterio que Juan la emplee tres veces en el Prólogo, pero no en el resto del Evangelio. La palabra connota lo que causa gozo , o bondad , con la idea de un favor no merecido. En ningún otro lugar el sentido se ve más claramente que en el hecho de que el Verbo se hizo carne para luego sufrir la cruz a favor de los enemigos de Dios.

El vocablo verdad se une con gracia en relación con Jesús, una combinación vista a menudo en el AT (ver Gen 24:27; Gen 24:49; Gen 32:10; 34:6; Job 40:10-11; Job 61:7). Vemos que las características esenciales atribuidas a Dios en el AT aquí se atribuyen a Jesús, indicando su plena deidad. En estas dos palabras se resume el carácter de la revelación divina. Juan lo emplea 25 veces, en algunos casos como lo opuesto a la falsedad , pero más frecuentemente con un significado mucho más amplio, como, por ejemplo, los términos vida y luz que ya hemos estudiado. Para Juan, la verdad apunta a la fidelidad y confiabilidad de Dios, un concepto que no se conoce aparte de la revelación de Dios que nos llega únicamente en la persona de Jesús. La verdad revelada en Jesús sirve para equilibrar el concepto de gracia, pues Dios no sólo es misericordioso y perdonador, sino que demanda la verdad de los creyentes (ver 3:21; Job 51:6) y juzgará a todos de acuerdo con este principio.

En el v. 15 se presenta un testimonio de Juan el Bautista, corroborando las notables declaraciones acerca del Verbo en los versículos anteriores. El verbo dio está en el tiempo presente, indicando el testimonio continuo del Bautista, como si estuviera todavía viviendo, aunque había muerto muchos años antes de la redacción de este Evangelio (ver Mat 14:6-12). El verbo proclamó está en el tiempo perfecto, pero con el sentido clásico del presente. El texto griego lit. dice ha clamado o ha gritado , dando la idea de una fuerte emoción, como de un profeta que proclama un mensaje bajo inspiración. En cada una de las tres citas del testimonio (ver vv. 15, 27 y 30 ss.), el Bautista agrega un elemento nuevo en cuanto al Hijo de Dios.

"Este es aquel de quien dije:". Sería mejor traducir el verbo es como era , pues está en el tiempo imperfecto, indicando la existencia continua del Verbo. Morris observa que el autor, al referirse al Verbo, emplea el imperfecto (ver vv. 1, 2, 4, 9, 10), con una sola excepción (v. 5, resplandece ).

El Bautista reconoce su propia posición inferior con su aclaración de la preexistencia y superioridad del Verbo. La primera y tercera preposiciones, después de y primero que , se refieren al tiempo, pero la segunda antes de , probablemente connota la importancia o dignidad de la persona. Jesús nació seis meses después de Juan el Bautista (Luk 1:26; Luk 1:36), pero era primero que él, tomando en cuenta su preexistencia eterna (ver 8:58). El verbo ha llegado a ser podría señalar un proceso; p.ej., el Bautista fue la figura destacada hasta que apareció Jesús, pero pronto cedió esa posición al que era superior. El predecesor llegó a ser el sucesor.

El v. 16 comienza con el testimonio del autor y de la comunidad de creyentes con la cual él estaba asociado. Los padres de la iglesia primitiva, y aun Lutero, atribuían este testimonio a Juan el Bautista, pero es más natural asignarlo al mismo autor del Evangelio y así lo hacen la mayoría de los comentaristas actuales. Plenitud (pleroma G4238) es un término teológico técnico, refiriéndose a la totalidad de los atributos y poderes divinos (ver Col 1:19; Col 2:9). Se encuentra una sola vez en Juan, pero frecuentemente en los escritos de Pablo. Esta plenitud divina pertenece sola y exclusivamente a Cristo (ver v. 14), la cual él imparte a la iglesia, su cuerpo (Eph 1:23), y por el Espíritu Santo a cada creyente (Eph 3:19). Uno pensaría que el verbo recibimos estaría en el tiempo presente, indicando acción continua; en cambio está en aoristo, como en el v. 12, quizás enfatizando el hecho de que participamos en esa plenitud en el momento de recibir a Cristo.

Y gracia sobre gracia tiene el propósito, según Plummer, de explicar o definir lo que hemos recibido en la plenitud, la conjunción y (kai G2532) tiene el significado de eso es . Borchert, en cambio, considera que esta expresión es una transición al versículo siguiente donde se mencionan períodos de la revelación bondadosa de Dios. La atención se enfoca en la preposición sobre (anti G473) cuyo significado básico es frente a , opuesto , ante . La práctica de colocar una cosa ante o frente a otra cosa lleva a la idea de en cambio de o en lugar de . Así, el significado en este texto sería una medida de gracia sobreponiéndose a otra, como las olas que suben en la playa, la que sigue sobrepone la anterior y avanza más arriba. La descripción es de la gracia abundante de Dios, continua, creciente, inagotable, perpetua. Cuando una medida comienza a agotarse, Dios provee otra más profunda, abundante y rica.

En el v. 17 se refiere a los primeros cinco libros del AT. Sin embargo, estos libros eran tan importantes para los judíos que se usaba el término Escritura para referirse a ellos, como si fueran todo el AT. El autor tiene en mente no solo el Pentateuco, sino todo el AT. él contrasta el AT y el NT, el judaísmo y el cristianismo. El texto de la RVA omite la conjunción causal porque (joti G3754) que introduce esta expresión y presenta la base para la declaración que creyentes reciben gracia sobre gracia . Es porque la ley dada por medio de Moisés estaba limitada en proveer la plenitud de la gracia de Dios, que ésta vino en la persona de Jesucristo. Fue dada por medio de enfatiza el hecho de que Moisés era meramente el conducto o instrumento por medio del cual Dios dio la ley en contraste con el rol de Jesucristo que se describe a continuación. Hay una tendencia de considerar la ley de Moisés como algo negativo, si no dañino. Sin embargo, Moisés mismo fue considerado como un siervo obediente y grandemente utilizado por Dios (p. ej.,Eph 5:45-47; Eph 6:32; Eph 7:19-23) y la ley como el plan de Dios ( Rom 2:17 Rom 3:20). Borchert dice que tanto Moisés como la ley fueron considerados en las Escrituras como la dádiva bondadosa de Dios y deben verse como una etapa de la gracia de Dios, aunque no la final, pues ésta se manifestó en Jesucristo.

La RVA provee la conjunción adversativa pero que no figura en el texto original en 17b; no obstante hay un claro contraste entre los dos elementos, expresado por ella. Plummer observa que la ley no era de Moisés, pero la gracia y la verdad sí; pertenecían a Jesucristo, lo cual aumenta el contraste y enfatiza la superioridad de éste. El Verbo, tema dominante del Prólogo, llegando a ser carne, recibe un nombre propio hasta este versículo. Normalmente Juan emplea solo el nombre Jesús (237 veces en Juan, 150 en Mat.; 81 en Mar.; 89 en Luc.; un total de 905 en el NT), sin agregar Cristo, excepto en 17:3. También emplea el nombre Cristo más que los otros evangelistas (19 veces en Juan, 17 en Mat.; 7 en Mar.; 12 en Luc.). Al decir que la gracia y la verdad han llegado por medio de Jesucristo, el autor tiene en mente la última dádiva de Dios, revelada en su Hijo, incluyendo su nacimiento, vida terrenal, crucifixión, resurrección, exaltación y prometida segunda venida.

A Dios nadie le ha visto jamahs es una afirmación sorprendente, pues hay algunos pasajes que dicen explícitamente que algunos le han visto ( Ex 24:9-11). Sin embargo, la expresión está de acuerdo con otros pasajes (ver 33:20; Joh 5:37; Joh 6:46). Se entiende que nadie ha visto directamente la persona gloriosa de Dios; quizás han visto sus espaldas ( Ex 33:20-23), o el reflejo de su gloria, o han tenido visiones de él. El autor tenía en mente todas las personas del AT, pero especialmente Moisés.

El Dios único que estah en el seno del Padre declara en la forma más enfática dos verdades fundamentales del evangelio: la absoluta deidad de Jesús y la íntima relación de él con el Padre. El término que estah traduce un pronombre relativo y un participio griego que lit. es: el que siendo en , expresando la relación inherente y eterna del Hijo con el Padre. Vincent y otros ven en la preposición en (eis G1519) una referencia a la exaltación de Cristo al seno del Padre. Hay dos o tres variantes en el texto gr., dando lugar a distintas traducciones: el unigénito Dios , el unigénito Hijo o el Dios único . El adjetivo unigénito (monogenes G3439) es la variante que cuenta con mejor apoyo; pero, puesto que el unigénito Dios es una expresión rara en Juan, la RVA y otras versiones optan por el Dios único . De todos modos, la expresión unigénito Dios no es una novedad, pues el v. 14 se refiere al Verbo como unigénito del Padre y todo el Prólogo declara su plena deidad.

Una traducción lit. de la parte final del v. 18 sería: Aquél (lo) interpretó . Del verbo ha dado a conocer (exegeomai G1834) vienen nuestra palabras exégesis, exegético, exégeta, etc. . El verbo significa declarar, interpretar, traducir o presentar plenamente . Lo que no fue posible en el AT, el contemplar la naturaleza de Dios, ahora en Jesucristo es posible. él ha revelado al Padre a tal grado que pudo decir: El que me ha visto, ha visto al Padre (14:9), precisamente porque: él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza ( Heb 1:3). La exégesis que Jesús hizo del Padre es perfecta y final por dos razones: por la íntima relación que él goza con el Padre y porque él es de la misma naturaleza divina del Padre. Mirando hacia atrás, vemos la absoluta superioridad de Jesús sobre Moisés en que éste no gozaba de ninguna de estas dos cualidades vistas en aquél.

II. EL TESTIMONIO DE LOS HOMBRES, 1:19-51

Con esta sección, entramos en la primera división principal del Evangelio que cubre el resto del cap. 1. Incluirá el testimonio de Juan el Bautista y cuatro de los discípulos: Andrés, Pedro, Felipe y Natanael. Morris sugiere que el autor quiso relatar los notables eventos que tuvieron lugar en días sucesivos de una semana. Nótese las referencias al comienzo de los días (1:29, 35, 43; 2:1, etc.).

1. El testimonio de Juan el Bautista, 1:19-34

En esta sección el Bautista presenta su testimonio de Jesús a dos grupos: primero, responde a la interrogación de los fariseos y, luego, identifica y presenta a Jesús a las multitudes que acudían a ser bautizadas.

(1) Juan el Bautista y los fariseos, 1:19-28. Cada uno de los Evangelios presenta la persona y el ministerio de Juan el Bautista como una persona importante, el mismo precursor de Jesús y el que lo iba a presentar al mundo. Ya se ha mencionado brevemente en el Prólogo (1:6-8, 15), siempre en relación con su testimonio del Verbo de Dios.

La RVA omite la conjunción y con que se inicia el v. 19 y que relaciona lo que sigue con el Prólogo, siendo común en ambas secciones el testimonio de Juan. Este es el énfasis en el ministerio de Juan, más que los bautismos que realizaba. Los otros Evangelios dan más detalles sobre el nacimiento y la vida de Juan (ver Mat 3:1-17; Mat 11:1-19; Mat 14:1-12; Mar 1:2-11; Mar 6:14-29; Luk 1:5-24; Luk 1:57-80; Luk 3:1-20; Luk 7:18-35), pero el autor lo presenta como alguien bien conocido. Otra vez observamos la independencia de Juan en relación con los otros Evangelios.

La narrativa propia del Evangelio comienza con la venida de una delegación oficial, enviada desde Jerusalén, para investigar al Bautista. Comienzan preguntando ¿Quién eres tú? La construcción en gr., Tú, ¿quién eres? , es más enfática y quizás connota un tono despectivo. Insistían en saber su identidad y la naturaleza de la misión que estaba cumpliendo. Se ve que la predicación de Juan había captado la atención de la jerarquía judía oficial de Jerusalén y ellos querían estar seguros de su ortodoxia. ¿Cabría este predicador radical en las categorías de figuras escatológicas esperadas? Además, era deber de los líderes judíos, ante las autoridades romanas, el mantener la paz en Judea porque si no, corrían el riesgo de perder su posición y autoridad. Movimientos de multitudes, tales como el gran número de personas que acudían a Juan, despertarían sospechas de insurrección.

Juan el Bautista El milagroso nacimiento de Juan, hijo del sacerdote Zacarías y Elisabet, es presentado por Lucas como parte de la preparación de Dios para el nacimiento de su Hijo unigénito. Este niño tendría la responsabilidad de preparar el camino para el Mesías (Luk 1:13-17). Los evangelistas lo presentan como un profeta que vivía en el desierto, se vestía con ropa de pelo de camello, y comía langostas y miel silvestre. Era un predicador popular, y la gente iba al desierto para escucharlo. En su mensaje hablaba de la necesidad de arrepentirse, de producir frutos dignos de arrepentimiento ( Mat 3:8), y de prepararse para la venida del Mesías, porque el reino de los cielos se ha acercado ( Mat 3:2).

Juan el Bautista no es el autor del Evangelio de Juan, sino que es presentado como el precursor de Jesús, el que prepara el camino. El autor del Evangelio enfatiza que Juan declara vez tras vez que él no era el Mesías ( Mat 1:6-8; Mat 1:15,19-34; Mat 3:22-30). Esto tiene gran importancia porque había personas aun en el segundo siglo d. de J.C., que todavía creían que Juan era el Mesías.

Juan predicó contra la inmoralidad del tetrarca Herodes y Herodía, la mujer de su hermano Felipe. Como resultado de esta predicación perdió su vida, cuando fue decapitado por orden de Herodes para cumplir una promesa hecha a la hija de Herodía e instigada por ella. Herodes, un hombre débil, amoral y supersticioso, al oír de la fama de Jesús creía que Juan el Bautista había resucitado, y dijo: Por esta razón operan estos poderes en él ( Mat 14:2).

La primera referencia a los judíos llama la atención, siendo considerada como una manera de indicar el antagonismo que existía entre los seguidores de Jesús y la jerarquía judía de Jerusalén. La expresión se usa a través del Evangelio en este sentido, excepto en 4:22 donde Jesús dice que la salvación procede de los judíos . El autor hace una distinción entre los judíos, frase usada más de 50 veces en este Evangelio, y las multitudes . Este grupo se componía mayormente de las masas de Galilea y otros que simpatizaban con el mensaje de Jesús.

Muchos comentaristas opinan que tal tensión entre los creyentes en Cristo y el judaísmo oficial no se manifestó sino hasta fines del primer siglo, siendo ese uno de los argumentos para fijar la fecha de composición de Juan en ese período. Sin embargo, esta tensión se notaba muy temprano, aun en los primeros capítulos de Hechos, y en una forma violenta en el martirio de Esteban.

él confesó es un verbo compuesto en el griego, usado dos veces en el v. 20, que significa decir lo mismo o hablar de acuerdo de , y llegó a connotar una declaración pública y solemne (ver Mat 7:23). Y no negó repite el sentido del verbo anterior, pero en forma negativa, una combinación característica de Juan (ver 1:3). Yo no soy el Cristo es la manera más categórica de rechazar las supuestas pretensiones de sus discípulos. De aquí en adelante, el autor deja el término filosófico Verbo o Logos , y comienza a emplear el título judío (hebreo Mesías , griego Cristo ), que significa el Ungido . El título Cristo es la transliteración del término en gr. En el AT se practicaba el ungimiento para personas especialmente asignadas por Dios para tareas importantes, p. ej., sacerdotes, reyes, etc. Pero el Mesías no sería un ungido , sino el Ungido de Jehová.

Borchert sugiere que las pretensiones de los discípulos del Bautista, en el sentido de que su maestro sería un mesías, quizás se basaba en el hecho de que en los Rollos del Mar Muerto se encuentra la esperanza sorprendente de la venida de dos mesías, uno sacerdotal y otro davídico. Quizás algunos pensaban que el Bautista sería uno de estos dos.

El profeta Malaquías había anunciado que Jehová enviaría al profeta Elías como precursor antes de venir el día de Jehová, grande y temible ( Mal 4:5). Se entiende que el día de Jehová se refiere a la venida del Mesías (ver Mat 11:14; Mat 17:10-13). Probablemente los líderes enviados desde Jerusalén estaban pensando en esta profecía de Malaquías. No lo soy es la segunda negación de Juan, pero no agrega ningún detalle para satisfacer la inquietud de los líderes en cuanto a su identidad. Al negar su identidad con Elías, Juan está diciendo que él no es Elías regresado a la tierra literalmente.

¿Eres tú el profeta? es una pregunta que parece más general, pero los líderes estarían pensando en una persona definida al decir el profeta. Si no era Elías, sería uno como Moisés de acuerdo con lo que Jehová le había dicho a éste, que levantaría a otro como él ( Deu 18:15-18). Ante esta tercera pregunta, Juan contesta con la sola palabra de negación no. Obsérvese que Juan no provee información más allá de lo que le habían preguntado. Es de notar que son tres preguntas y tres negaciones, cada una más breve que la anterior: Yo no soy el Cristo , no lo soy , no . Quizás las contestaciones del Bautista tienen que ver con la demanda de tres testigos para hacer constatar una verdad (ver Deu 17:6; Deu 19:15; Mat 18:20; 1Co 14:27; 1Co 14:29; 2Co 13:1; 1Ti 5:19; Heb 10:28). Vemos la triple repetición de personas y eventos tan común en las Escrituras: triple negación de Pedro ( Heb 18:17; Heb 18:25; Heb 18:27); la triple pregunta de Jesús a Pedro me amas y la triple afirmación ( Heb 21:15-17); la triple visión que Pedro tuvo en Jope (Act 10:9-16); los tres mensajeros que Cornelio envió a Jope a buscar a Pedro (Act 10:19).

Cristo, Elías y Moisés tenían en común el ministerio de exhortar a Israel a prepararse para la intervención dramática de Jehová en la humanidad. Los líderes de Jerusalén tendrían sumo interés en saber si Juan se clasificaba con uno de estos tres.

No habiendo recibido satisfacción de las preguntas anteriores, y habiendo recibido solamente una serie de negaciones, dejan de sugerir su identidad y demandan que Juan mismo se identifique (v. 22). Necesitaban datos concretos para llevar de vuelta a los que les habían enviado.

Ahora sí, en el v. 23 Juan se identifica y lo hace con una cita del profeta Isaías ( Isa 40:3; ver Mat 3:3; Mar 1:3; Luk 3:4). En los Sinópticos la profecía fue aplicada a Juan por el autor, pero aquí Juan se lo aplica a sí mismo. La cita resta importancia a Juan, como persona. él no es el Mesías, ni el profeta, sino meramente una voz exhortando a la gente a prepararse para la venida del Mesías. Enderezad el camino… se refiere a la preparación necesaria en aquel tiempo para recibir a una persona importante, eliminando los obstáculos y curvas en el camino que estorbarían la marcha de los carros.

Los mejores manuscritos omiten el artículo los que del v. 24, dejando cierta ambigüedad en la traducción. Según la RVA y otras versiones, todos los enviados eran fariseos, lo cual no es probable (ver v. 19). Tampoco es probable que hubiera dos delegaciones, como sugiere la traducción de Phillips. Plummer, Morris, la NEB y varios intérpretes opinan que la mejor solución lo dejaría así: Y algunos fariseos que estaban en la delegación le preguntaron . Parece que los fariseos de la delegación no estaban contentos con el progreso hasta ese momento y, como grupo dentro de la delegación, hicieron preguntas. Fueron justamente los fariseos los que estarían celosos por innovaciones en los ritos judíos.

Ellos querían saber con qué autoridad Juan exigía el bautismo de los judíos. El bautismo no era una práctica nueva, sino un rito normal exigido a los convertidos de otras religiones. Lo que indignaba a los fariseos es que Juan estaba tratando a los judíos como si fueran paganos.

Yo bautizo en agua no parece ser una contestación directa a la pregunta de los fariseos. Probablemente, Juan entendía que estaban demandando sus credenciales y él respondió señalando a uno que tenía autoridad sobre ritos y credenciales. Yo es enfático y es lógico que esperaríamos una referencia a otro que bautiza, como sucede en los tres Sinópticos donde se aclara que él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego (ver Mat 3:11). Pero en medio de vosotros estah uno a quien vosotros no conocéis. La conjunción adversativa pero no está en el texto gr. y, basado en esto, Plummer observa que estas dos cláusulas ilustran el paralelismo característico de Juan, marcando un agudo contraste entre el Bautista y su sucesor. El autor, mostrando otra vez su independencia, deja de lado el tema del bautismo y apunta al Mesías que ellos no conocían (ver v. 11). El verbo estah lit. significa está firmemente en pie . Vincent entiende que esta conjugación verbal describe la actitud firme y dignificada de Cristo.

Vosotros es doblemente enfático: por la ubicación y por el uso del pronombre personal.

él es el que viene después de mí (v. 27) repite lo expresado en el v. 15. Las dos primeras palabras, él es, no están en el texto gr., pero la cláusula claramente se refiere a Cristo. De quien yo no soy digno de desatar la correa del calzado establece la grandeza de aquél que venía y, en comparación, la indignidad personal del Bautista. La correa era una cuerda de cuero que se usaba para atar la sandalia al pie. El esclavo más humilde tenía la tarea de desatar la correa de su dueño. Morris cita un dicho rabínico: Todo servicio que un esclavo realiza a favor de su dueño un discípulo lo hará a favor de su maestro, excepto el desatar la correa de su sandalia . En esta manera, el Bautista se ubica en el rango más bajo de servicio, rechazando categóricamente toda pretensión de grandeza que aparentemente algunos de sus discípulos le asignaban.

Esta sección termina con una identificación de la zona donde Juan estaba bautizando, pero no hay seguridad del lugar preciso. Orígenes, en el tercer siglo, dado que no encontró un pueblo por este nombre, insertó en su texto griego el nombre Bethabarah , un pueblo conocido, pero todos los mss. más antiguos tienen Betania. No se debe confundir este lugar con la Betania cerca de Jerusalén, hogar de María, Marta y Lázaro. El autor aclara que se trataba de un lugar al otro lado del Jordahn, es decir, con referencia a Jerusalén. Por lo tanto, estaba al este del Jordán y en la zona un poco al sur del mar de Galilea (ver vv. 29 y 43).

(2) Juan el Bautista y Jesús, Mat 1:29-34. Llama la atención el hecho de que el autor, aún sabiéndolo, haya omitido la tentación y el bautismo de Jesús, lo cual seguramente ocurrió antes del evento relatado aquí. Esta sección es la primera de tres en la parte final del cap. 1, cada una presentando una confesión en la cual Jesús es identificado. Borchert observa que el autor emplea repetidas veces, con fineza literaria, tres verbos temáticos: viendo , encontrando y conociendo .

Al día siguiente señala el comienzo del segundo día de la primera semana que Juan registra. Este es el gran día en que el Bautista identifica públicamente a aquel del cual él había dado testimonio anteriormente, a la vez indicando cómo llegó a conocer que Jesús era el Verbo de Dios. Es casi seguro que la delegación de Jerusalén ya había regresado, dejando al Bautista con las multitudes. Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo no significa que es la primera vez que Juan lo había visto o conocido (ver vv. 32-34).

¡He aquí...! traduce un imperativo del verbo ver (jorao G3708), tercera persona singular que significa mire , pero generalmente se usa como una interjección o exclamación, como en la RVA. La prueba de esta clasificación es que lo que sigue, el Cordero, está en el caso nominativo, no acusativo. Esta exclamación es una de las favoritas del autor, el cual la usa unas 20 veces, más que la suma de todos los otros escritores del NT.

El artículo definido en el cordero sugiere que los oyentes entenderían a qué se refería. Sin embargo, no hay un consenso entre comentaristas, aunque muchos opinan que Juan tenía en mente Isa 53:7 (ver Act 8:32), o quizás el cordero pascual (ver 19:36). Contra la idea del cordero pascual está el hecho de que en el NT se usaba otra palabra (pasca G3957) para la víctima y el animal sacrificado no siempre era un cordero. De Dios puede indicar que proviene de Dios, es provisto por Dios, o que pertenece a Dios, quizá recordando la provisión de Dios en Gen 22:8. El término Cordero aparece en el NT sólo aquí (amnos G286), en 1Pe 1:19 y a través de Apocalipsis se usa un término distinto (arnion G721). Considerando el lenguaje arameo, hablado en los días de Jesús, el término traducido cordero significaba también niño o siervo , llevando a algunos a traducirlo como Siervo de Dios , un título mesiánico.

Que quita el pecado del mundo define la misión del Cordero de Dios (ver 1Jo 1:7; 1Jo 3:5). Sea cual fuere la alusión de esta expresión, Juan identifica a Jesús como un sacrificio expiatorio, como el cordero pascual (12:13), para resolver el problema del pecado. Morris sugiere que quizá Juan tenía en mente todas las alusiones mencionadas arriba, pues Cristo cumplió perfectamente todo lo que simbolizaban los sacrificios del AT. Juan habla de el pecado como la suma total de todos los pecados individuales de la humanidad. El pecado traduce el término griego jamartia G266, el cual significa literalmente errar el blanco . Del mundo apunta al valor de la expiación de Cristo para toda la humanidad, aun para sus enemigos, un énfasis que corre a través del Evangelio. Isaías anticipaba la expiación del Mesías por las transgresiones, pero solamente a favor de mi pueblo ( Isa 53:8). Así que, desde el mismo comienzo del Evangelio, el autor está apuntando a la cruz y su significado para toda la humanidad.

El pronombre yo (v. 31) es enfático. Vincent lo traduce así: Y yo, aunque yo anunciaba de antemano su venida, no lo conocía . La RVA omite la conjunción que está unida al pronombre, lo cual debe traducirse Y yo… , una combinación usada unas 30 veces en Juan, indicando la influencia del arameo. Indudablemente Juan conocía a Jesús, dada la relación entre su familia y la de Jesús (ver Luk 1:39-45), pero no lo conocía oficialmente como el Mesías. Esto no contradice Mat 3:14 donde dice: Yo necesito ser bautizado por ti , indicando su aprecio por Jesús como superior a él, pero todavía no como el Mesías. Pero para que él fuese manifestado a Israel explica el propósito del ministerio de Juan. Su misión de llamar a los hombres al arrepentimiento no tenía un fin en sí, sino que preparaba a los hombres para la manifestación del Mesías. El verbo manifestar es otra palabra favorita en Juan, usado numerosas veces en el Evangelio, las Epístolas y Apocalipsis.

El Bautista continua su testimonio respecto a Jesús (ver vv. 7, 8, 15, 19, 34), ahora explicando cómo llegó a reconocerlo como el Mesías. He visto traduce un verbo que significa contemplar con los ojos físicos y se conjuga en tiempo perfecto, lo que indica resultados continuados. Juan no está hablando de una visión, o de una mirada pasajera, sino de una contemplación sostenida. Posó sobre él probablemente indica una permanencia durante toda su ministerio terrenal.

Juan repite: Yo no le conocía (a Jesús como el Mesías) hasta la revelación del Padre. éste le dio una señal para identificar al Mesías quien bautizaría en el Espíritu Santo. Este conocimiento no vino por antecedentes, ni por deducción personal, sino por una revelación definida de Dios. La preposición en G1722 en griego suele tener el significado instrumental, con o por , pero aquí es locativo, indicando el elemento en el cual se realiza el bautismo, como en el caso del bautismo en agua. Corroborando esta interpretación, la ausencia del artículo definido ante Espíritu Santo, en el texto gr., indicaría un ambiente de influencia espiritual del Paracleto más bien que su personalidad.

Contrastes entre Juan el Bautista y Jesús

Jesús