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Mateo 9 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)


Jesús sana a un paralítico

1 Después de esto, Jesús volvió a la barca, atravesó el lago y llegó a la ciudad donde vivía.

2 Allí le llevaron un paralítico echado en una camilla; y,viendo Jesús la fe de los que le llevaban, dijo al paralítico: - Animo, hijo.Tus pecados quedan perdonados.

3 Entonces algunos maestros de la Ley se dijeron: "Este está blasfemando."

4 Pero Jesús, que comprendió lo que pensaba, les dijo: - ¿Porqué tenéis tan malos pensamientos?

5 ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados quedan perdonados", o decir: "Levántate y anda? "

6 Pues voy a demostraros que el Hijo del hombre tiene autoridad en este mundo para perdonar pecados. Se volvió al paralítico y le dijo:- Levántate , recoge tu camilla y vete a tu casa.

7 Y él se levantó y se fue a su casa.

8 Los que estaban allí presentes quedaron sobrecogidos al ver esto, y alabaron a Dios, porque había dado tal autoridad a los hombres.

Llamamiento de Mateo

9 Jesús continuó su camino. Al pasar vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en su despacho de recaudación de impuestos, y le dijo: -Vente conmigo. Y Mateo se levantó y se fue con él.

10 Más tarde, Jesús fue con sus discípulos a comer a casa de Mateo. Acudieron también muchos publicanos y gente de mala reputación,que se sentaron con ellos a la mesa.

11 Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: - ¿Cómo es que vuestro Maestro se sienta a comer con publicanos y gente de mala reputación ?

12 Jesús los oyó y les dijo: - No necesitan médico los que están sanos, sino los enfermos.

13 Id a aprender qué significa aquello de Yo no quiero que me ofrezcáis sacrificios, sino que seáis compasivos. Yo no he venido a llamara los buenos, sino a los pecadores.

La pregunta sobre el ayuno

14 Entonces se acercaron a Jesús los discípulos de Juan el Bautista y le preguntaron: - ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos tantas veces y tus discípulos no ayunan?

15 Jesús les contestó: - ¿Pueden acaso estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Ya llegará el momento en que el novio les sea quitado; entonces ayunarán.

16 Nadie remienda un vestido viejo con una pieza de tela nueva,porque el remiendo tira de la tela, y el roto se hace mayor.

17 Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres se revientan, y se pierden al mismo tiempo los odres y el vino. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos, para que ambas cosas se conserven.

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

18 Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se le acercó un dignatario, que, arrodillándose delante de él, le dijo: - Mi hija acaba de morir; pero, si tú vienes y pones tu mano sobre ella, vivirá otra vez.

19 Jesús se levantó y, seguido de sus discípulos, fue con él.

20 En esto, una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años se acercó por detrás a Jesús y tocó el borde de su manto.

21 Pues pensaba para sí misma: "Con sólo que toque su manto, me curaré. "

22 Pero Jesús se volvió y, al verla, le dijo: - Animo, hija, por tu fe has quedado curada. Y la mujer quedó curada en aquel mismo instante.

23 Cuando Jesús llegó a casa del dignatario, viendo a los músicos preparados para el entierro y a la gente que estaba lamentándose, dijo:

24 - Salid de aquí. La muchacha no está muerta; está dormida.Al oír esto, todos se rieron de Jesús;

25 pero él, después de hacer salir a la gente, pasó adentro y tomó la mano de la muchacha, y ella se levantó.

26 Y por toda aquella región se extendió la noticia de este suceso.

Dos ciegos reciben la vista

27 Al salir de allí le siguieron dos ciegos, que decían a voces:- ¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!

28 Cuando entró en la casa, los ciegos se le acercaron; y Jesús les preguntó: - ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos le contestaron:- Sí, Señor.

29 Entonces les tocó los ojos y dijo: - Que se haga en vosotros conforme a vuestra fe.

30 Y sus ojos quedaron curados. Jesús les ordenó que no dijeran a nadie nada de lo que había sucedido;

31 pero ellos, en cuanto salieron, comenzaron a divulgarlo por toda la región.

Un mudo habla

32 Al tiempo que los ciegos se iban, se acercaron unos a Jesús y le presentaron un mudo que estaba poseído por un demonio.

33 En cuanto Jesús expulsó a aquel demonio, el mudo comenzó a hablar. Y los que lo presenciaron decían asombrados: - ¡Nunca se ha visto en Israel nada parecido!

34 En cambio, los fariseos decían: - El propio jefe de los demonios es quien le da a éste el poder para expulsarlos.

La mies es mucha

35 Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en cada sinagoga. Anunciaba la buena noticia del reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias.

36 Y, al ver a toda aquella gente, se sentía conmovido, porque estaban tristes y desalentados, como ovejas sin pastor.

37 Dijo entonces a sus discípulos: - La mies es mucha, pero son pocos los obreros.

38 Por eso, pedidle al dueño de la mies que mande obreros a sus mies.