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Isaías 1 - Biblia Reina Valera 1865


Una nación pecadora

1 VISIÓN de Isaías, hijo de Amós, la cual vió sobre Judá y Jerusalem, en dias de Ozías, Joatam, Acaz, y Ezequías, reyes de Judá,

2 Oid, cielos, y escucha, tierra; porque habla Jehová. Crié hijos, y los levanté a grandes; y ellos se rebelaron contra mí.

3 El buey conoció a su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoció, mi pueblo no entendió.

4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos corrompedores! Dejaron a Jehová, provacaron a ira al santo de Israel, tornáronse atrás.

5 ¿Para qué seréis castigados aun? todavía os rebelaréis. Toda cabeza enferma, y todo corazón doliente.

6 Desde la planta del pié hasta la cabeza no hay en él cosa entera: herida, hinchazón, y llaga podrida: no son curadas, ni vendadas, ni ablandadas, con aceite.

7 Vuestra tierra destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida de extranjeros, y asolada como en asolamiento de extraños.

8 Y quedará la hija de Sión como choza en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada.

9 Si Jehová de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen sobras muy pocas, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.

Llamamiento al arrepentimiento verdadero

10 Príncipes de Sodoma, oid la palabra de Jehová: escuchád la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.

11 ¿Para qué a mí la multitud de vuestros sacrificios? dice Jehová. Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos de cabrío.

12 ¿Quién demandó esto de vuestras manos, cuando vinieseis a ver mi rostro, a hollar mis patios?

13 No me traigáis más presente vano: el perfume me es abominación. Luna nueva, y sábado, convocar convocación, no podré sufrir: iniquidad y solemnidad.

14 Vuestras lunas nuevas, y vuestras solemnidades tiene aborrecidas mi alma: hánme sido carga: cansado estoy de llevarlas.

15 Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; también cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de sangre vuestras manos.

16 Lavád, limpiaos, quitád la iniquidad de vuestras obras de la presencia de mis ojos: dejád de hacer lo malo:

17 Aprendéd a bien hacer, buscád juicio, restituíd al agraviado, oid a derecho al huérfano, amparád la viuda.

18 Veníd pues, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí, serán tornados como la lana.

19 Si quisiereis, y oyereis, comeréis el bien de la tierra.

20 Si no quisiereis, y fuereis rebeldes, seréis consumidos a cuchillo; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

Juicio y redención de Jerusalén

21 ¡Cómo te has tornado ramera, o ciudad fiel! Llena estuvo de juicio, y equidad habitó en ella: mas ahora, homicidas.

22 Tu plata se ha tornado escorías; y tu vino es mezclado con agua.

23 Tus príncipes prevaricadores, y compañeros de ladrones: todos aman los presentes, y siguen los salarios: no oyen a juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

24 Por tanto dice el Señor Jehová de los ejércitos, Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, vengarme he de mis adversarios.

25 Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño.

26 Y restituiré tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entónces te llamarán, ciudad de justicia, ciudad fiel.

27 Sión con juicio será rescatada, y los que a ella volvieren, con justicia.

28 Mas los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados; y los que dejaron a Jehová serán consumidos.

29 Entónces los olmos que amasteis os avergonzarán; y los bosques que escogisteis os afrentarán.

30 Porque seréis como el olmo que se le cae la hoja, y como huerto que le faltaron las aguas.

31 Y el fuerte será como estopa, y el que lo hizo, como centella; y ámbos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.