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Joel 1 - Nueva Biblia Española (1975)


Devastación de la tierra por la langosta

1 Palabra del Señor que recibió Joel, hijo de Fatuel.

2 Óiganlo, jefes; escuchen, campesinos: ¿Ha sucedido algo semejante en sus días o en los días de sus antepasados?

3 Cuéntenselo a sus hijos, sus hijos a los suyos, sus hijos a la siguiente generación.

4 Lo que dejó el saltamontes lo comió la langosta, lo que dejó la langosta lo comió el cigarrón, lo que dejó el cigarrón lo comió el langostón.

5 Despierten, borrachos, y lloren; giman, bebedores, que les quitan el licor de la boca;

6 porque un pueblo invade mi país, apretado, sin número: tiene dientes de león y quijadas de leona;

7 convierte mi viñedo en desolación, reduce las higueras a astillas; pela; descorteza, hasta que blanquean las ramas,

8 Suspira, como joven vestida de sayal por el marido de su juventud;

9 en el templo del Señor cesaron ofrenda y libación, hacen duelo los sacerdotes que sirven al Señor.

10 Asolado el suelo, hace duelo la tierra: el grano está perdido, el vino seco, el aceite rancio;

11 están defraudados los labradores, se quejan los viñadores por el trigo y la cebada, pues no hay cosecha en los campos.

12 La viña está seca, la higuera marchita, y el granado y la palmera y el manzano; los árboles silvestres están secos, y hasta el gozo de los hombres se ha secado.

13 Vistan de luto, sacerdotes; giman, ministros del altar; vengan a dormir en esteras, ministros de mi Dios, porque faltan en el templo de su Dios ofrenda y libación.

14 Proclamen un ayuno, convoquen la asamblea, reúnan a los jefes y a todos los campesinos en el templo del Señor, su Dios, y clamen al Señor:

15 ¡Ay qué día!, porque está cerca el día del Señor, llegará como azote del Todopoderoso.

16 ¿No están viendo cómo falta en el templo de nuestro Dios la comida y la fiesta y la alegría?

17 Se han secado las semillas bajo los terrones, los silos están desolados, los graneros vacíos, porque la cosecha se ha perdido.

18 ¡Cómo muge el ganado, está inquieta la vacada, porque no quedan pastos, y las ovejas lo pagan!

19 A ti, Señor, te invoco, que el fuego se ha cebado en los prados de la estepa, la canícula abrasa los árboles silvestres.

20 Hasta las bestias agrestes rugen a ti, porque están secas las cañadas y el fuego se ceba en los prados de la estepa.