Biblia Total


Santiago 1 - Nueva Biblia Española (1975)


Salutación

1 Santiago, servidor de Dios y del Señor, Jesús el Mesías, saluda a las doce tribus de la emigración.

La sabiduría que viene de Dios

2 Ténganse por muy dichosos, hermanos míos, cuando se vean asediados por pruebas de todo género,

3 cabiendo que esa piedra de toque de su fe engendra constancia.

4 Que la constancia acabe su-obra, para que sean hombres completos y auténticos, sin deficiencia alguna.

5 Y si alguno de ustedes se ve falto de acierto, pídaselo a Dios, que da sin discutir y sin humillar; él se lo dará.

6 Pero tiene que pedir con fe, sin vacilar lo más mínimo, pues quien vacila se parece al oleaje del mar agitado y sacudido por el viento;

7 no se piense ese individuo que va a recibir nada del Señor,

8 siendo un indeciso que no sigue rumbo fijo.

9 El hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad

10 y el rico de su humilde condición, pues pasará como flor de hierba.

11 Sale el sol con el calor sofocante y seca la hierba, cae la flor y su bello aspecto perece; pues así se marchitará el rico en medio de sus empresas.

Soportando las pruebas

12 Dichoso el hombre que resiste la prueba, porque, al salir airoso, recibirá en premio la vida que Dios ha prometido a los que lo aman. "

13 Cuando uno se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; lo malo a Dios no lo tienta y él no tienta a nadie.

14 A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y lo seduce;

15 el deseo concibe y da a luz pecado, y el pecado, cuando madura, engendra muerte.

16 No se equivoquen, queridos hermanos;

17 todo buen regalo, todo don acabado viene de arriba, del padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra.

18 Por propia iniciativa nos engendró con el mensaje de la verdad, para que fuéramos en cierto modo primicias de sus criaturas.

Hacedores de la palabra

19 Saber, sí saben, queridos hermanos; sin embargo, sea cada cual pronto , para escuchar, lento para hablar, lento para la ira,

20 porque la ira del hombre no produce la rectitud que Dios quiere.

21 Por tanto, quítense de encima toda suciedad espesa de maldad y acepten dócilmente el mensaje plantado en ustedes, que es capaz de salvarlos.

22 Lleven a la práctica el mensaje y no se inventen razones para escuchar y nada más,

23 pues quien escucha el mensaje y no lo pone en práctica se parece a aquel que se miraba en el espejo la cara que Dios le dio

24 y, apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era.

25 En cambio, el que se concentra en la ley perfecta, la de los hombres" libres, y es constante, no en oírla y olvidarse, sino en ponerla por obra, ése encontrará su felicidad en practicarla.

26 Quien se tenga por religioso porque no escatima palabras, pero engañándose él mismo, la religión de ése está vacía.

27 Religión pura y sin mancha a los ojos de Dios Padre es ésta: mirar por los huérfanos y las viudas en sus apuros y no dejarse contaminar por el mundo.