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Lucas 1 - Biblia Serafín de Ausejo 1975


Dedicatoria a Teófilo

1 En vista de que han sido muchos los que han acometido la tarea de componer un relato de los sucesos que se han cumplido entre nosotros,

2 según nos los han transmitido los que fueron desde el principio testigos oculares y luego servidores de la palabra,

3 también yo, después de haber investigado con exactitud todos esos sucesos desde su origen, me he determinado a escribírtelos ordenadamente, ilustre Teófilo,

4 a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Anuncio del nacimiento de Juan

5 En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías. Su mujer era de la descendencia de Aarón y se llamaba Isabel.

6 Ambos eran realmente rectos ante Dios y llevaban una conducta intachable en conformidad con todos los mandamientos y órdenes del Señor.

7 Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; además, eran ambos de avanzada edad.

8 Sucedió, pues, que, mientras él estaba de servicio delante de Dios, según el orden de su turno,

9 le tocó en suerte, conforme a la costumbre litúrgica, entrar en el santuario del Señor para ofrecer el incienso.

10 Y mientras ofrecía el incienso, todo el concurso del pueblo estaba orando fuera.

11 Entonces se le apareció un ángel del Señor, puesto en pie, a la derecha del altar del incienso.

12 Zacarías, al verlo, se sobresaltó y le invadió el temor.

13 Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías; que tu oración ha sido escuchada: tu esposa Isabel te dará un hijo, al que llamarás Juan.

14 Será para ti motivo de gozo y alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento.

15 Porque será grande a los ojos del Señor; jamás beberá vino ni bebida embriagante; estará lleno de espíritu santo desde el seno de su madre;

16 hará que muchos hijos de Israel vuelvan al Señor, su Dios;

17 e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y para que los rebeldes vuelvan a la sensatez de los rectos, a fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto".

18 Entonces Zacarías dijo al ángel: "¿En qué conoceré esto? Porque yo ya soy viejo, y mi mujer de avanzada edad".

19 El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios; y he sido enviado para hablar contigo y anunciarte esta buena noticia.

20 Pero mira: te vas a quedar mudo y sin poder hablar hasta el día en que se realicen estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo".

21 Entre tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de que se entretuviera tanto dentro del santuario.

22 Cuando, por fin, salió, no podía hablarles; y entonces comprendieron que había tenido en el santuario alguna visión. Él intentaba explicarse por señas, pues seguía mudo.

23 Y cuando terminaron los días de su servicio litúrgico, regresó a su casa.

24 Después de aquellos días, su esposa Isabel concibió. Estuvo cinco meses sin salir de casa y se decía:

25 "Así lo ha hecho el Señor conmigo, cuando le ha parecido bien acabar con mi descrédito ante la gente".

Anuncio del nacimiento de Jesús

26 En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,

27 a una virgen, desposada con un hombre de la casa de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

28 Y entrando el ángel a donde ella estaba, la saludó: "¡Salve, plena de gracia! El Señor está contigo".

29 Al oír tales palabras, ella se turbó, preguntándose qué querría significar este saludo.

30 Entonces el ángel le dijo: "No temas, María; porque Dios te ha distinguido con su favor.

31 Mira: concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.

32 Éste será grande, será llamado Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre,

33 reinará por los siglos en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin".

34 Pero María preguntó al ángel: "¿Cómo va a ser eso, puesto que yo no conozco varón?".

35 El ángel le respondió: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te envolverá en su sombra; por eso, el que nacerá será santo, será llamado Hijo de Dios.

36 Y ahí está tu parienta Isabel: también ella, en su vejez, ha concebido un hijo, y ya está en el sexto mes la que llamaban estéril.

37 Porque nada hay imposible para Dios".

38 Dijo entonces María: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". Y el ángel se retiró de su presencia.

María visita a Elisabet

39 Por aquellos días María se puso en camino y se fue con presteza a una ciudad de la región montañosa de Judá.

40 Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

41 Apenas oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó de gozo en su seno, ella quedó llena de espíritu santo

42 y exclamó a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

43 ¿Y de dónde a mí esto: que la madre de mi Señor venga a mí?

44 Porque mira: apenas llegó a mis oídos tu saludo, el niño saltó de gozo en mi seno.

45 ¡Bienaventurada tú, la que has creído; porque se cumplirán las palabras que se te han anunciado de parte del Señor!".

46 Dijo entonces María: "Canta mi alma la grandeza del Señor,

47 y mi espíritu salta de gozo en Dios, mi salvador,

48 porque puso sus ojos en la humilde condición de su esclava. Y así, desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,

49 porque grandes cosas hizo en mi favor el Poderoso. Santo es su nombre,

50 y su misericordia se extiende de generación en generación para aquellos que le temen.

51 Desplegó el poderío de su brazo, dispersó a los engreídos en los proyectos de su corazón;

52 a los potentados derribó del trono, y elevó a los humildes;

53 a los hambrientos les colmó de bienes, y despidió a los ricos con las manos vacías.

54 Tomó bajo su amparo a su siervo Israel, acordándose de su misericordia,

55 como había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su linaje para siempre".

56 María se quedó con ella unos tres meses y luego regresó a su casa.

Nacimiento de Juan el Bautista

57 Le llegó a Isabel el tiempo del alumbramiento y dio a luz un hijo.

58 Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de la gran misericordia con que la había favorecido el Señor, se alegraron con ella.

59 A los ocho días fueron a circuncidar al niño y querían ponerle el nombre de su padre: Zacarías.

60 Pero su madre intervino diciendo: "De ninguna manera; sino que se ha de llamar Juan".

61 Y le replicaron: "¡Pero si nadie hay en tu familia que lleve ese nombre!".

62 Preguntaron, pues, por señas a su padre cómo quería que se le llamara.

63 Él pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre". Todos se quedaron admirados

64 y en aquel momento se le abrieron los labios, se le soltó la lengua y comenzó a hablar, bendiciendo a Dios.

65 Se apoderó de todos sus vecinos el temor y todas estas cosas se comentaban por toda la región montañosa de Judea;

66 cuantos las oían las grababan en su corazón y se preguntaban: "¿Pues qué llegará a ser este niño?". Porque, efectivamente, la mano del Señor estaba con él.

Profecía de Zacarías

67 Entonces Zacarías, su padre, quedó lleno de espíritu santo y profetizó diciendo:

68 " Bendito el Señor Dios de Israel, porque ha venido a ver a su pueblo y a traerle el rescate,

69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,

70 como había prometido por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos:

71 salvarnos de nuestros enemigos, y de manos de todos aquellos que nos odian;

72 tener misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santa alianza,

73 de aquel juramento que juró a nuestro padre Abrahán de concedernos

74 que, ya liberados de manos de enemigos, pudiéramos servirle sin temor,

75 en piedad y rectitud, en su presencia, por todos nuestros días.

76 Y tú, niño, has de ser profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a prepararle sus caminos,

77 para dar a su pueblo el conocer la salvación, mediante el perdón de sus pecados.

78 Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios vendrá a visitarnos la aurora de lo alto,

79 para iluminar a los que yacen en tinieblas y sombra de muerte, y enderezar nuestros pasos por la senda de la paz".

80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía; y moraba en lugares despoblados hasta el momento de manifestarse ante Israel.