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Hebreos 1 - Biblia Torres Amat 1825


Dios ha hablado por su Hijo

1 nos ha hablado últimamente en estos días, por medio de su Hijo Jesucristo, a quien constituyó heredero universal de todas las cosas, por quien creó también los siglos y cuanto ha existido en ellos.

2 El cual siendo como es el resplandor de su gloria y vivo retrato de su sustancia, y sustentándolo y rigiéndolo todo con sola su poderosa palabra, después de habernos purificado de nuestros pecados, está sentado a la diestra de la majestad en lo más alto de los cielos,

3 hecho tanto más superior y excelente que los ángeles, cuanto es más aventajado el nombre que recibió por herencia o naturaleza.

4 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo jamás: Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy? ¿Y así mismo: Yo seré padre suyo, y él será hijo mío?

El Hijo, superior a los ángeles

5 Y otra vez al introducir a su primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.

6 Así mismo en orden a los ángeles dice la Escritura: El que a sus ángeles o embajadores los hace espíritus o ligeros como el viento, y a sus ministros activos como la ardiente llama;

7 mientras al Hijo le dice: El trono tuyo, ¡oh Dios!, subsistirá por los siglos de los siglos; cetro de rectitud, el cetro de tu reino;

8 amaste la justicia y aborreciste la iniquidad; por eso, ¡oh Dios!, el Dios y Padre tuyo te ungió con óleo de júbilo mucho más que a tus compañeros.

9 Y en otro lugar se dice del hijo de Dios: Tú eres, ¡oh Señor!, el que al principio fundó la tierra, y obras de tus manos son los cielos,

10 ellos perecerán, mas tú permanecerás siempre el mismo, y todos como vestidos se envejecerán,

11 y como un manto o ropa así los mudarás, y quedarán mudados; pero tú eres para siempre el mismo, y tus años o tus días nunca se acabarán, pues eres eterno.

12 En fin, ¿a qué ángel ha dicho jamás: Siéntate tú a mi diestra, mientras tanto que pongo a tus enemigos por tarima o estrado de tus pies?

13 ¿Por ventura no son todos ellos unos espíritus que hacen el oficio de servidores o ministros enviados de Dios, para ejercer su ministerio en favor de aquellos que deben ser los herederos de la salud?

14 Por tanto, es menester que observemos con mayor empeño las cosas que hemos oído de su boca, a fin de que no quedemos por desgracia del todo vacíos.