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Job 1 - Biblia Nueva Versión Internacional 1999


Las calamidades de Job

1 Prólogo En la región de Uz había un hombre recto e intachable, que temía a Dios y vivía apartado del mal. Este hombre se llamaba Job.

2 Tenía siete hijos y tres hijas;

3 era dueño de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas asnas, y su servidumbre era muy numerosa. Entre todos los habitantes del oriente era el personaje de mayor renombre.

4 Sus hijos acostumbraban turnarse para celebrar banquetes en sus respectivas casas, e invitaban a sus tres hermanas a comer y beber con ellos.

5 Una vez terminado el ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran. Muy de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: «Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido[a] en su corazón a Dios.» Para Job ésta era una costumbre cotidiana.

6 Primera prueba de Job Llegó el día en que los ángeles[b] debían hacer acto de presencia ante el Señor, y con ellos se presentó también Satanás.

7 Y el Señor le preguntó: -¿De dónde vienes? -Vengo de rondar la tierra, y de recorrerla de un extremo a otro -le respondió Satanás.

8 -¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job? -volvió a preguntarle el Señor-. No hay en la tierra nadie como él; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado del mal.

9 Satanás replicó: -¿Y acaso Job te honra sin recibir nada a cambio?

10 ¿Acaso no están bajo tu protección él y su familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus rebaños y ganados llenan toda la tierra.

11 Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara!

12 -Muy bien -le contestó el Señor-. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor.

13 Llegó el día en que los hijos y las hijas de Job celebraban un banquete en casa de su hermano mayor.

14 Entonces un mensajero llegó a decirle a Job: «Mientras los bueyes araban y los asnos pastaban por allí cerca,

15 nos atacaron los sabeanos y se los llevaron. A los criados los mataron a filo de espada. ¡Sólo yo pude escapar, y ahora vengo a contárselo a usted!»

16 No había terminado de hablar este mensajero cuando uno más llegó y dijo: «Del cielo cayó un rayo que calcinó a las ovejas y a los criados. ¡Sólo yo pude escapar para venir a contárselo!»

17 No había terminado de hablar este mensajero cuando otro más llegó y dijo: «Unos salteadores caldeos vinieron y, dividiéndose en tres grupos, se apoderaron de los camellos y se los llevaron. A los criados los mataron a filo de espada. ¡Sólo yo pude escapar, y ahora vengo a contárselo!»

18 No había terminado de hablar este mensajero cuando todavía otro llegó y dijo: «Los hijos y las hijas de usted estaban celebrando un banquete[c] en casa del mayor de todos ellos

19 cuando, de pronto, un fuerte viento del desierto dio contra la casa y derribó sus cuatro esquinas. ¡Y la casa cayó sobre los jóvenes, y todos murieron! ¡Sólo yo pude escapar, y ahora vengo a contárselo!»

20 Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración.

21 Entonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir.[d] El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor!»

22 A pesar de todo esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios.[e]