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Mateo 6 - Biblia Reina Valera 1858 (Nuevo Testamento)


Jesús y la limosna

1 MIRAD que no hagais vuestra limosna delante de los hombres, para que seais mirados de ellos: de otra manera no tendreis salario acerca de vuestro Padre que está en los cielos.

2 Pues cuando haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de tí, como hacen los hipócritas en las sinagogas, y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su salario.

3 Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha:

4 que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que mira en lo secreto, el te pagará en público.

Jesús y la oración

5 Y cuando orares, no seas como los hipócritas: porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pié, para que sean vistos. De cierto que ya tienen su salario.

6 Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto: y tu Padre, que ve en lo secreto, te pagará en público.

7 Y orando, no seais prolijos, como los Gentiles, que piensan que por su parleria serán oidos.

8 No os hagais pues semejantes á ellos: porque vuestro Padre sabe de que cosas teneis necesidad antes que vosotros le pidais.

9 Vosotros, pues, orareis así: Padre nuestro, que estás en los cielos: sea santificado tu nombre.

10 Venga tu reino: sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así tambien en la tierra.

11 Dános hoy nuestro pan cotidiano.

12 Y suéltanos nuestras deudas, como tambien nosotros soltamos á nuestros deudores.

13 Y no nos metas en tentacion: mas líbranos de mal: porque tuyo es el reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amen.

14 Porque si soltáreis á los hombres sus ofensas, os soltará tambien á vosotros vuestro Padre celestial.

15 Mas si no soltáreis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os soltará vuestras ofensas.

Jesús y el ayuno

16 Y cuando ayunais, no seais como los hipócritas, austeros: que demudan sus rostros para parecer á los hombres que ayunan. De cierto os digo, que ya tienen su salario.

17 Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza, y lava tu rostro,

18 para no parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te pagará en público.

Tesoros en el cielo

19 No hagais tesoros en la tierra, donde la polilla y el orin corrompe, y donde ladrones minan, y hurtan:

20 mas hacéos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orin corrompe, y donde ladrones no minan, ni hurtan.

21 Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazon.

La lámpara del cuerpo

22 El candil del cuerpo es el ojo: así que si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será luminoso.

23 Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que si la lumbre que en tí hay, son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas?

Dios y las riquezas

24 Ninguno puede servir á dos señores: porque ó aborrecerá al uno, y amará al otro; ó se llegará al uno, y menospreciará al otro. No podeis servir á Dios y á Mammon.

El afán y la ansiedad

25 Por tanto os digo: No os congojeis por vuestra vida, que habeis de comer, ó que habeis de beber; ni por vuestro cuerpo, que habeis de vestir. ¿La vida no es mas que el alimento, y el cuerpo que el vestido?

26 Mirad á las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?

27 ¿Mas quién de vosotros podrá congojándose añadir á su estatura un codo?

28 Y por el vestido, ¿por qué os congojais? Aprended de los lirios del campo, como crecen: no trabajan, ni hilan:

29 mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos.

30 Y si la yerba del campo, que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la vista así, ¿no hará mucho mas á vosotros, hombres de poca fé?

31 No os congojeis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, O qué beberemos, ó con qué nos cubriremos?

32 Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: porque vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas teneis necesidad.

33 Mas buscad primeramente el reino de Dios, y su justicia; y todas estas cosas os serán añadidas.

34 Así que, no os congojeis por lo de mañana; que la mañana traerá su congoja: baste al dia su afliccion.