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1 Timoteo 1 - Biblia Reina Valera 1990 (Adventista del Séptimo Día)


Salutación

1 Pablo, apóstol de Jesucristo por orden de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo, nuestra esperanza,

2 a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de nuestro Padre Dios y de Cristo Jesús nuestro Señor.

Advertencia contra falsas doctrinas

3 Cuando partí para Macedonia, te rogué que te quedases en Efeso, para que requirieras a algunos que no enseñen doctrinas extrañas,

4 ni presten atención a fábulas y genealogías sin término, que engendran discusiones en vez de promover el plan de Dios basado en la fe.

5 El propósito de este mandato es el amor nacido de un corazón limpio, de buena conciencia y de una fe no fingida.*

6 Por haberse desviado de esta línea, algunos se volvieron a vanas discusiones.

7 Quieren ser maestros de la Ley, sin entender lo que hablan ni lo que afirman.

8 Sin embargo, sabemos que la Ley es buena, si se la usa debidamente.*

9 Sabemos que la Ley no es puesta para castigar al justo, sino a los injustos y desobedientes, a los impíos y pecadores, a los irreverentes y profanos, a los parricidas, matricidas y homicidas,

10 a los fornicarios, a los sodomitas, a los traficantes de hombres, a los mentirosos y perjuros, y a todo el que se opone a la sana doctrina;

11 según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me fue encomendado.

El ministerio de Pablo

12 Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, que me tuvo por fiel, y me puso en el ministerio.

13 Habiendo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; fui recibido a misericordia, porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.*

14 Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.

15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.*

16 Por eso fui tratado con misericordia, para que yo fuera el primero en quien Jesucristo mostrase toda su clemencia, para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna.

17 Por tanto, al Rey de los siglos, al inmortal, invisible y único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

18 Hijo Timoteo, te encargo este mandato conforme a las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Milita por ellas la buena milicia.*

19 Mantén la fe y la buena conciencia, que algunos desecharon y naufragaron en la fe.

20 Entre éstos están Himeneo y Alejandro, que entregué a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.*