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Lucas 8 - Biblia de nuestro Pueblo


Mujeres que sirven a Jesús

1 y algunas mujeres que había sanado de espíritus inmundos y de enfermedades: María Magdalena, de la que habían salido siete demonios;

2 Juana, mujer de Cusa, mayordomo de Herodes; Susana y otras muchas, que los atendían con sus bienes.

3 El sembrador Mt 13,1-23; Mc 4,1-20 Se reunió un gran gentío y se añadían los que iban acudiendo de una ciudad tras otra. Entonces les propuso una parábola:

Parábola del sembrador

4 -Salió el sembrador a sembrar la semilla. Al sembrar, unas semillas cayeron junto al camino; las pisaron y las aves del cielo se las comieron.

5 Otras cayeron sobre piedras; brotaron y se secaron por falta de humedad.

6 Otras cayeron entre espinos, y al crecer los espinos con ellas, las ahogaron.

7 Otras cayeron en tierra fértil y dieron fruto al ciento por uno. Dicho esto, exclamó: -El que tenga oídos que escuche.

8 Los discípulos le preguntaron el sentido de la parábola,

9 y él les respondió: -A ustedes se les concede conocer los secretos del reino de Dios; pero a los demás se les habla en parábolas: Para que viendo, no vean, y escuchando, no comprendan.

10 El sentido de la parábola es el siguiente: La semilla es la Palabra de Dios.

11 Lo que cayó junto al camino son los que escuchan; pero enseguida viene el Diablo y les arranca del corazón la palabra, para que no crean y se salven.

12 Lo que cayó entre piedras son los que al escuchar acogen con gozo la palabra, pero no echan raíces; ésos creen por un tiempo, pero al llegar la prueba se echan atrás.

13 Lo que cayó entre espinos son los que escuchan, pero con las preocupaciones, la riqueza y los placeres de la vida se van ahogando y no maduran.

14 Lo que cae en tierra fértil son los que escuchan la palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen y dan fruto gracias a su perseverancia.

15 La luz de la lámpara Mt 5,15; Mc 4,21 Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la coloca en el candelero para que los que entran vean la luz.

Nada oculto que no haya de ser manifestado

16 Mt 10,26; Mc 4,22 No hay nada encubierto que no se descubra algún día, ni nada escondido que no se divulgue y se manifieste.

17 Mt 13,12; 25;29; Mc 4,25 Presten atención y oigan bien: porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aun lo que parece tener.

18 La madre y los hermanos de Jesús Mt 12,46-50; Mc 3,31-35 Se le presentaron su madre y sus hermanos, pero no lograban acercarse por el gentío.

La madre y los hermanos de Jesús

19 Le avisaron: -Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.

20 Él les replicó: -Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.

21 Calma una tempestad Mt 8,23-27; Mc 4,35-41 Uno de aquellos días subió él a una barca con los discípulos y les dijo: -Vamos a cruzar a la otra orilla del lago. Zarparon

Jesús calma la tempestad

22 y, mientras navegaban, él se quedó dormido. Se precipitó un temporal sobre el lago, la barca se llenaba de agua y peligraban.

23 Entonces fueron a despertarlo y le dijeron: -¡Maestro, que nos hundimos! Él se despertó e increpó al viento y al oleaje; el lago se apaciguó y sobrevino la calma.

24 Les dijo: -¿Dónde está la fe de ustedes? Ellos llenos de temor y admiración se decían: -¿Quién es éste que da órdenes al viento y al agua, y le obedecen?

25 El endemoniado de Gerasa Mt 8,28-34; Mc 5,1-20 Navegaron hasta el territorio de los gerasenos, que queda enfrente de Galilea.

El endemoniado gadareno

26 Al desembarcar, le salió al encuentro un hombre de la ciudad, que estaba endemoniado. Llevaba bastante tiempo sin ponerse una túnica y no vivía en una casa, sino en los sepulcros.

27 Al ver a Jesús, dio un grito, se echó ante él y dijo gritando: -¿Qué tienes conmigo, Hijo del Dios Altísimo?, te suplico que no me atormentes.

28 Es que Jesús estaba mandando al espíritu inmundo salir de aquel hombre; ya que muchas veces se apoderaba de él; y aunque lo ataban con cadenas y grillos, rompía las cadenas y el demonio lo empujaba a lugares despoblados.

29 Jesús le preguntó: -¿Cómo te llamas? Contestó: -Legión, porque habían entrado en él muchos demonios.

30 Éstos le rogaban que no los mandase ir al abismo.

31 Había allí una piara numerosa de cerdos pastando en el monte. Los demonios le suplicaron a Jesús que les permitiese entrar en los cerdos. Él se lo concedió;

32 y los demonios, saliendo del hombre, se metieron en los cerdos. La piara, entonces, se abalanzó por un acantilado al lago y se ahogó.

33 Al ver lo sucedido, los pastores escaparon y lo contaron en la ciudad y en los campos.

34 Los vecinos salieron a ver lo sucedido y, llegando adonde estaba Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios, vestido y sentado, a los pies de Jesús y en su sano juicio. Y se asustaron.

35 Los que lo habían visto les contaron cómo se había librado el endemoniado.

36 Entonces todos los vecinos de la región de los gerasenos le rogaron a Jesús que se marchase; porque estaban muy atemorizados. Jesús se embarcó de vuelta.

37 El hombre del que habían salido los demonios pidió quedarse con él. Pero Jesús lo despidió diciendo:

38 -Vuelve a tu casa y cuenta lo que te ha hecho Dios. Él fue por toda la ciudad proclamando lo que había hecho Jesús.

39 Sana a dos mujeres Mt 9,18-26; Mc 5,21-43 Cuando volvió Jesús, lo recibió la gente, porque todos lo estaban esperando.

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

40 En esto se acercó un hombre, llamado Jairo, jefe de la sinagoga; cayendo a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa,

41 porque su hija única, de doce años, estaba muriéndose. Mientras caminaba, la multitud lo apretujaba.

42 Una mujer que llevaba doce años padeciendo hemorragias, [que había gastado en médicos su entera fortuna] y que nadie le había podido sanar,

43 se le acercó por detrás y le tocó el borde de su manto. Al instante se le cortó la hemorragia.

44 Jesús preguntó: -¿Quién me ha tocado? Y, como todos lo negaban, Pedro dijo: -Maestro, la multitud te cerca y te apretuja.

45 Pero Jesús replicó: -Alguien me ha tocado, yo he sentido que una fuerza salía de mí.

46 Viéndose descubierta, la mujer se acercó temblando, se postró ante él y explicó delante de todos por qué lo había tocado y cómo se había mejorado inmediatamente.

47 Jesús le dijo: -Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz.

48 Aún estaba hablando, cuando llegó uno de la casa del jefe de la sinagoga y le anuncia: -Tu hija ha muerto, no molestes más al Maestro.

49 Lo oyó Jesús y respondió: -No temas; basta que creas y se salvará.

50 Cuando llegó a la casa no permitió entrar con él más que a Pedro, Juan, Santiago y los padres de la muchacha.

51 Todos lloraban haciendo duelo por ella. Pero él dijo: -No lloren, que no está muerta, sino dormida.

52 Se reían de él, porque sabían que estaba muerta.

53 Pero él, tomándola de la mano, le ordenó: -Muchacha, levántate.

54 Le volvió el aliento y enseguida se puso de pie. Jesús mandó que le dieran de comer.

55 Sus padres quedaron sobrecogidos de admiración y él les encargó que no contaran a nadie lo sucedido.

56 Misión de los doce apóstoles Mt 10,5-15; Mc 6,7-13 Convocó a los Doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades.