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Hechos 6 - Biblia Castilian 2003


Elección de siete diáconos

1 Por aquellos d as, al aumentar el número de los disc pulos, surgieron quejas de los helenistas contra los hebreos, porque a sus viudas no se les prestaba suficiente atención en la asistencia cotidiana.

2 Convocaron, pues, los Doce a la asamblea de los disc pulos y les dijeron: "No está bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios para servir a las mesas.

3 Hermanos, buscad de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos de esp ritu y de sabidur a, a los cuales pondremos al frente de este menester.

4 Nosotros, por nuestra parte, nos consagraremos a la oración y al ministerio de la palabra".

5 Le pareció bien a toda la asamblea la proposición y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Esp ritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioqu a.

6 Se los presentaron a los apóstoles y éstos, después de haber orado, les impusieron las manos.

7 La palabra de Dios se propagaba y el número de disc pulos se multiplicaba extraordinariamente en Jerusalén, e incluso una gran multitud de sacerdotes abrazaban la fe.

Arresto de Esteban

8 Esteban, lleno de gracia y de poder, hac a grandes prodigios y se ales entre el pueblo.

9 Surgieron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, oiriundos de Cirene y Alejandr a, de Cilicia y de Asia, que disputaban con Esteban,

10 pero no eran capaces de hacer frente a la sabidur a y al esp ritu con que hablaba.

11 Entonces sobornaron a unos hombres que dijeron: "Le hemos o do proferir palabras injuriosas contra Moisés y contra Dios".

12 Solivientaron, pues, al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y echándose sobre él, lo prendieron y lo condujeron al sanedr n.

13 Presentaron testigos falsos que afirmaron: "Este hombre no cesa de proferir dicterios contra este lugar santo y contra la ley;

14 porque le hemos o do decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés".

15 Y fija la vista en él, todos los que estaban sentados en el sanedr n vieron su rostro como el rostro de un ángel.