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Lucas 22 - Biblia Castilian 2003


El complot para matar a Jesús

1 Acercábase la fiesta de los ázimos, la Pascua.

2 Los pont fices y los escribas andaban buscando de qué manera podr an eliminarlo, porque ten an miedo al pueblo.

3 Entonces Satanás entró en Judas, el que se llamaba Iscariote, que era del número de los Doce.

4 Éste fue a tratar con los pont fices y los oficiales de la guardia sobre la manera de entregárselo.

5 Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero.

6 Él aceptó, y andaba buscando una ocasión oportuna para entregárselo sin que se enterara el pueblo.

Institución de la Cena del Señor

7 Llegó el d a de los ázimos, en el que hab a que sacrificar el cordero pascual.

8 Envió a Pedro y a Juan, diciendo: "Id a prepararnos la cena de la Pascya".

9 Ellos le preguntaron: "¿Dónde quieres que la preparemos?".

10 Él les respondió: "Mirad: al entrar en la ciudad, os encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo hasta la casa en que entre.

11 Y le diréis al amo de la casa: "El Maestro te pregunta: ¿dónde está la sala en la que voy a comer la Pascya con mis disc pulos?".

12 Él os mostrará una gran sala en el piso de arriba, arreglada ya con almohadones; all la prepararéis".

13 Fueron, pues, lo hallaron tal como él les hab a dicho y prepararon la Pascua.

14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa, y los apóstoles con él.

15 Les dijo: "Con ardiente deseo he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;

16 porque os digo que ya no la voy a comer más hasta que se cumpla en el reino de Dios".

17 Tomó luego una copa y, después de recitar la acción de gracias, dijo: "Tomad esto y repartidlo entre vosotros;

18 porque os digo que, desde ahora, ya no beberé del producto de la vid hasta que llegue el reino de Dios".

19 Luego tomó pan y, después de recitar la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: "Esto es mi cuerpo, [que es entregado por vosotros; haced esto en memoria m a".

20 Y después de cenar hizo lo mismocon la copa, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que va a ser derramada por vosotros].

21 Pero mirad, está aqu conmigo quien de ellos podr a ser el que hab a de hacer tal cosa.

La grandeza en el servicio

24 Luego surgió entre ellos una discusión sobre cuál de ellos deb a ser tenido por mayor.

25 Pero él les dijo: "Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen el poder se hacen proclamar bienhechores.

26 Pero vosotros no habéis de ser as; al contrario, el mayor entre vosotros pórtese como el menor; y el que manda como quien sirve.

27 Porque, ¿quién es mayor: el que está a la mesa o el que sirve? ¿Acaso no lo es el que está a la mesa? Pues bien, yo estoy entre vosotros como quien sirve.

28 Vosotros habéis permanecido siempre a mi lado en mis pruebas;

29 por eso, del mismo modo que mi Padre dispuso a favor m o de un reino, yo también dispongo de él a favor vuestro,

30 a fin de que, en mi reino, comáis y bebáis a mi mesa y estéis sentados sobre tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Jesús anuncia la negación de Pedro

31 Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como al trigo;

32 pero yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca. Y luego tú, cuando te hayas vuelto, confirma a tus hermanos".

33 D jole entonces Pedro: "Se or, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la cárcel y a la muerte".

34 Pero él contestó: "Pedro, yo te digo que hoy, antes de que el gallo cante, habrás negado por tres veces haberme conocido".

Bolsa, alforja y espada

35 Después les dijo: "Cuando os envié sin bolsa ni alforja ni sandalias, ¿acaso llegó a faltaros algo?". Ellos respondieron: "Nada".

36 Él les a adió: "Pues ahora, el que tenga bolsa, que la lleve consigo; y lo mismo el que tenga una alforja; y el que no tenga espada, que venda su manto y la compre.

37 Porque yo os digo que ha de cumplirse en m esto que está escrito, a saber: Entre los delincuentes fue contado. Pues todo lo que a m se refiere, ya está tocando a su fin".

38 Ellos dijeron: "Se or, aqu hay dos espadas". Pero él les contestó: "Basta ya".

Jesús ora en Getsemaní

39 Salió, pues, y fue, según su costumbre, al monte de los Olivos, y sus disc pulos lo siguieron.

40 Una vez llegado a aquel lugar, les dijo: "Orad, para no ceder a la tentación".

41 Entonces él, como a la fuerza, se arrancó de su lado como a un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba

42 as: "¡Padre, si quieres, aparta de m este cáliz! Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya". [

43 Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que lo confortaba.

44 Y en medio de la angustia, segu a orando con más intensidad. Su sudor era como gruesas gotas de sangre que ca an en tierra].

45 Luego se levantó de la oración, fue hacia los disc pulos y los encontró dormidos a causa de la tristeza;

46 y les dijo: "¿Cómo es que estáis durmiendo? Levantaos y orad, para que no cedáis a la tentación".

Arresto de Jesús

47 Todav a estaba él hablando, cuando llegó un tropel de gente; iba al frente de ellos el llamado Judas, uno de los Doce, que se acercó a Jesús para besarlo.

48 Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?".

49 Viendo los que estaban con Jesús lo que estaba a punto de suceder, le preguntaron: "Se or, ¿echamos mano a la espada?".

50 Y uno de ellos hirió a un criado del sumo sacerdote y le amputó la oreja derecha.

51 Pero Jesús contestó: "¡Dejadlo! ¡Basta ya!". Y tocándole la oreja, lo curó.

52 Dijo luego Jesús a los pont fices, a los oficiales de la guardia del templo y a los ancianos, que hab an venido contra él: "¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos?

53 Mientras estaba yo entre vosotros d a tras d a en el templo, no extendisteis las manos contra m. Pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas".

Pedro niega a Jesús

54 Después de prenderlo, lo llevaron e introdujeron en la casa del sumo sacerdote. Pedro lo iba siguiendo de lejos.

55 Como hab an encendido fuego en medio del patio y se hab an sentado alrededor, Pedro se sentó entre ellos.

56 Pero una criada, al verlo sentado a la lumbre, fijando en él los ojos, dijo: "También éste andaba con él".

57 Pero él lo negó: "No lo conozco, mujer".

58 Poco después dijo otro, al verlo: "Tú también eres de ellos". Pero Pedro contestó: "¡No hombre; que no lo soy!".

59 Transcurrida aproximadamente una hora, insistió otro, diciendo: "Seguro que también éste andaba con él, porque también él es galileo".

60 Pero Pedro contestó: "¡Hombre!, no sé de qué me estás hablando". E inmediatamente, mientras todav a ten a las palabras en la boca, cantó un gallo.

61 Y volviéndose el Se or, dirigió una mirada a Pedro. Pedro se acordó entonces de la palabra que el Se or le hab a dicho: "Antes que el gallo cante hoy, tú me habrás negado tres veces".

62 Y saliendo afuera, lloró amargamente.

Jesús escarnecido y azotado

63 Entre tanto, los hombres que ten an preso a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban.

64 Le tapaban la cara y le preguntaban: "Haz de profeta: ¿quién es el que te ha pegado?".

65 Y profer an contra él otros muchos insultos.

Jesús ante el concilio

66 Cuando se hizo de d a, se reunió el consejo de los ancianos del pueblo, de los pont fices y de los escribas, lo condujeron ante su sanedr n,

67 y le dijeron: "Si tú eres el Cristo, d noslo". Él les respondió: "Si os lo digo, no me creeréis;

68 y si os pregunto, no responderéis.

69 Pero desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del Poder de Dios".

70 Todos dijeron: "Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?". Él les respondió; "Vosotros lo estáis diciendo. Lo soy".

71 Ellos exclamaron: "¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? ¡Nosotros mismos lo hemos o do de su boca!".