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Marcos 2 - Biblia Castilian 2003


Jesús sana a un paralítico

1 Pasados algunos d as, entró de nuevo en Cafarnaún y corrió la voz de que estaba en casa.

2 Se reunió tanta gente que ni siquiera cab an delante de la puerta; y él les dirig a la palabra.

3 Vienen a él con un paral tico, tra do por cuatro hombres.

4 Pero como no pod an presentárselo a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde él estaba y, abriendo un boquete, descuelgan la camilla en que yac a el paral tico.

5 Cuando Jesús vio la fe de aquellos hombres dice al paral tico: "Hijo, perdonados te quedan tus pecados".

6 Estaban all sentados algunos escribas que pensaban en su corazón:

7 "¿Cómo este hombre habla as ? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados, sino uno, Dios?".

8 Pero, conociendo al momento Jesús en su esp ritu que pensaban as en su interior les dice: "¿Por qué pensáis tales cosas en vuestro corazón?

9 ¿Qué es más fácil: decir al paral tico: "Perdonados te quedan tus pecados", o decirle: "Levántate, toma tu camilla y anda?".

10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados - dice al paral tico -:

11 Yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".

12 Y se levantó, inmediatamente cargó con su camilla y salió a la vista de todos, de manera que todos estaban maravillados y glorificaban a Dios diciendo: "Jamás hab amos visto cosa semejante".

Llamamiento de Leví

13 Salió de nuevo a la orilla del mar. Todo el pueblo acud a a él, y él los instru a.

14 Al pasar, vio a Lev, el de Alfeo, sentado en su despacho de cobrador de impuestos, y le dice: "S gueme". Y él se levantó y lo siguió.

15 Estando luego a la mesa en casa de éste, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa con Jesús y con sus disc pulos, pues eran muchos los que le segu an.

16 Los escribas y fariseos, al ver que com a con pecadores y publicanos, dec an a sus disc pulos: "¿Pero es que come con publicanos y pecadores?".

17 Cuando Jesús lo oyó, les dice: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

La pregunta sobre el ayuno

18 Los disc pulos de Juan y los fariseos estaban guardando un ayuno. Vienen y le preguntan: "¿Por qué tus disc pulos no ayunan cuando están ayunando los disc pulos de Juan y los de los fariseos?".

19 Jesús les respondió: "¿Acaso van a ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Es natural que no ayunen mientras lo tienen en su compa a.

20 Tiempo llegará en que les quiten al novio y entonces, en aquel d a, ayunarán".

21 "Nadie echa un remiendo de pa o sin cardar en un vestido viejo; porque, si no, el remiendo nuevo tirar a de lo viejo y el desgarrón se har a mayor.

22 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; porque, si no, el vino romper a los odres, y el vino y los odres se echar an a perder. [El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos.]"

Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

23 Un d a de sábado iba él atravesando un campo de mieses, y sus disc pulos, según pasaban, se pusieron a arrancar espigas.

24 Y le dec an los fariseos: "Oye, ¿por qué hacen éstos en sábado lo que no está permitido?".

25 Y él les contesta: "¿Es que nunca habéis le do lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los suyos:

26 que entró en la casa de Dios, en tiempos del pont fice Abiatar, y comió los panes ofrecidos a Dios, los que sólo a los sacerdotes es l cito comer, y los repartió también entre sus compa eros?".

27 Y a adió: "El sábado se instituyó para el hombre, no el hombre para el sábado.

28 As, pues, también del sábado es se or el Hijo del hombre".