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Mateo 9 - Biblia del Oso RV 1569


Jesús sana a un paralítico

1 Entonces entrando en vn nauio paßó dela otra parte, y vino à ſu ciudad.

2 Y heaqui, le truxeron vn paralytico echado en vna cama: y viendo Ieſus la fe dellos, dixo àl paralytico: Confia hijo; tus peccados te ſon perdonados.

3 Y heaqui vnos de los Eſcribas dezian dentro deſi: Eſte blaſphema.

4 Y viendo Ieſus ſus penſamiẽtos, dixo, Porque penſays malas coſas en vueſtros coraçones?

5 Qual es mas facil, Dezir, Los peccados te ſon perdonados: o, dezir, Leuantate y anda?

6 Mas porque ſepays que el Hijo del hõbre tiene poteſtad en la tierra de perdonar peccados, dize entonces àl paralytico, Leuantate, toma tu cama, y vete à tu caſa.

7 Entonces el ſe leuãtó, y fueſe à ſu caſa.

8 Y las compañas viendolo, marauillarõſe, y glorificaron à Dios, que ouieße dado tal poteſtad à hombres.

Llamamiento de Mateo

9 Y paßando Ieſus de alli, vido à vn hombre, que eſtaua ſentado àl vanco de los publicos tributos, el qual ſe llamaua Mattheo: y dizele, Sigueme. Y leuantóſe, y ſiguiólo.

10 Y aconteció que eſtando el ſentado à la meſa en ſu caſa, heaqui que muchos publicanos y peccadores, q̃ auian venido, ſe ſentaron juntamente à la meſa con Ieſus y ſus diſcipulos.

11 Y viendo eſto los Phariſeos, dixeron à ſus diſcipulos, Porque come vueſtro maeſtro con los publicanos y peccadores?

12 Y oyendo lo IESVS, dixoles, Loſq̃ eſtan ſanos, no tienen neceßidad de medico: ſi no los enfermos.

13 Andad antes apprended que coſa es, Miſericordia quiero, y no ſacrificio: porq̃ no he venido à llamar los juſtos, ſi no los peccadores à penitencia.

La pregunta sobre el ayuno

14 Entõces los diſcipulos de Ioan vienẽ à el, diziendo: Porque noſotros y los Phariſeos ayunamos muchas vezes, y tus diſcipulos no ayunan?

15 Y dixoles IESVS, Pueden los que ſon de bodas tener luto entre tanto que el eſpoſo eſtá con ellos? Mas vendràn dias, quãdo el eſpoſo ſerã quitado deellos, y entonces ayunarán.

16 Itẽ, nadie echa remiendo de paño rezio en veſtido viejo: porque el tal remiendo tira del veſtido, y hazeſe peor rotura.

17 Ni echan vino nueuo en cueros viejos: de otra manera los cueros ſe rompẽ, y el vino ſe derrama, y pierdenſe los cueros: mas echan el vino nueuo en cueros nueuos: y lo vno y lo otro ſe conſerua jũtamente.

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

18 Hablando el eſtas coſas à ellos, heaqui vn principal vino, y adorolo, diziendo, Mi hija es muerta poco ha: mas vẽ, y pon tu mano ſobre ella, y biuirá.

19 Y leuãtóſe IESVS, y ſiguiólo, y ſus diſcipulos.

20 Y heaqui vna muger enferma de fluxo de ſangre doze años auia, llegãdoſe por detràs, tocó la finbria de ſu veſtido.

21 Porque dezia entre ſi, Si tocáre ſolamente ſu veſtido, ſeré libre.

22 Mas IESVS boluiendoſe, y mirandola, dixo, Confia hija, tu fe tehá librado. Y la muger fué libre deſde aquella hora.

23 Y venido IESVS à caſa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la compaña que hazia bullicio.

24 Dizeles, Apartaos, q̃ la moça no es muerta: mas duerme. Y burlauanſe deel.

25 Y como la compaña fué echada fuera, entró, y trauó de ſu mano: y la moça ſe leuantó.

26 Y ſalió eſta fama por toda aquella tierra.

Dos ciegos reciben la vista

27 Y paßando IESVS de alli, ſiguierõle dos ciegos dando bozes, y diziendo, Tẽ miſericordia de noſotros Hijo de Dauid.

28 Y venido à caſa, vinieron à el los ciegos, y Ieſus les dize: Creeys q̃ puedo hazer eſto? Ellos dizen, Si Señor.

29 Entonces tocó los ojos deellos diziẽdo, Conforme à vueſtra ſe os ſea hecho.

30 Y los ojos deellos fueron abiertos: Y IESVS les defendió riguroſamente diziendo, Mirad, nadie lo ſepa.

31 Mas ellos ſalidos, diuulgaron ſu fama por toda aquella tierra.

Un mudo habla

32 Y ſaliendo ellos, heaqui le truxeron vn hombre mudo endemoniado:

33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las compañas ſe marauillaron diziendo, Nunca hà ſido viſta coſa ſemejante en Iſrael.

34 Mas los Phariſeos deziã, Por el principe de los demonios echa fuera los demonios.

La mies es mucha

35 Y rodeaua IESVS por todas las ciudades y aldeas, enſeñando en las ſyniogas deellos, y predicando el Euangelio del Reyno, y ſanando toda enfermedad y toda flaqueza en el pueblo.

36 Y viendo las compañas, vuo miſericordia deellas, que erã derramados y eſparzidos, como ouejas q̃ no tienen paſtor.

37 Entonces dize à ſus diſcipulos, A la verdad la mieße es mucha: mas los obreros, pocos.

38 Rogad pues àl Señor de la mieße, que embie obreros à ſu mieße.