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Lucas 22 - Nueva Biblia Española (1975)


El complot para matar a Jesús

1 Se acercaba la fiesta de los Ázimos, llamada la Pascua.

2 Los sumos sacerdotes y los letrados andaban buscando la manera de acabar con él, pues tenían miedo del pueblo.

3 Pero entró Satanás en Judas Iscariote, que pertenecía al grupo de los Doce,

4 y éste fue a tratar con los sumos sacerdotes y los oficiales la manera de entregárselo.

5 Ellos se alegraron y se comprometieron a darle dinero.

6 Judas aceptó y andaba buscando ocasión propicia para entregárselo sin que la gente se enterara.

Institución de la Cena del Señor

7 Llegó el día de los Ázimos, en que había que sacrificar el cordero pascual.

8 Entonces envió a Pedro y a Juan diciéndoles: Vayan a prepararnos la cena de Pascua.

9 Le preguntaron: ¿Dónde quieres que la preparemos?

10 El les contestó: Miren: al entrar en la ciudad se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo hasta la casa adonde se dirige,

11 y díganle al dueño: "El Maestro te pregunta que dónde está la habitación donde va a comer el cordero con sus discípulos".

12 El les mostrará una sala grande con divanes en el piso de arriba. Prepárenlo allí.

13 Ellos se fueron, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

14 Cuando llegó la hora se puso Jesús a la mesa con los apóstoles

15 y les dijo: ¡Cuánto he deseado cenar con ustedes esta Pascua antes de mi Pasión!

16 Porque les digo que nunca más la comeré hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios.

17 Tomando una copa, dio gracias y dijo: Tomen, repártanla entre ustedes;

18 porque les digo que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que llegue el reinado de Dios.

19 Tomando un pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes; hagan lo mismo en memoria mía.

20 Después de cenar, hizo igual con la copa diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes.

21 Ahora que, miren, la mano del que me entrega está en la mesa, a mi lado;

22 porque este Hombre se va según lo establecido. Pero ¡ay del que lo entrega!

23 Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién podría ser el que iba a hacer aquello.

La grandeza en el servicio

24 Surgió además entre ellos una disputa sobre cuál de ellos debía ser considerado el más grande.

25 Jesús les dijo: Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen el poder se hacen llamar bienhechores.

26 Pero ustedes nada de eso; al contrario, el más grande entre ustedes iguálese al más joven, y el que dirige, al que sirve.

27 Vamos a ver, ¿quién es más grande, el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre ustedes como quien sirve.

28 Ustedes se han mantenido a mi lado en mis pruebas,

29 y yo les confiero la realeza como mi Padre me la confirió a mí.

30 Cuando yo sea rey comerán y beberán a mi mesa, y se sentarán en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Jesús anuncia la negación de Pedro

31 ¡Simón, Simón! Mira que Satanás los ha reclamado a ustedes para sacudirlos como trigo.

32 Pero yo he pedido por ti para que no pierdas la fe, Y tú, cuando te arrepientas, afirma a tus hermanos.

33 Le contestó Pedro: Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.

34 Replicó Jesús: Te digo, Pedro, que hoy, antes que cante el gallo, negarás tres veces que me conoces.

Bolsa, alforja y espada

35 Y dijo a todos: Cuando los envié sin bolsa ni morral ni sandalias, ¿les faltó algo? Contestaron: Nada.

36 El añadió: Pues ahora, el que tenga bolsa, que la tome, y lo mismo el morral; y el que no tenga, que venda el manto y se compre un machete.

37 Porque les digo que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: "Lo tuvieron por un criminal”. Pues, de hecho, lo que a mí se refiere toca a su fin.

38 Ellos dijeron: Señor, aquí hay dos machetes. Les contestó: Basta ya.

Jesús ora en Getsemaní

39 Salió entonces y se dirigió, como de costumbre, al monte de los Olivos; pero lo siguieron también los discípulos.

40 Al llegar al sitio, les dijo: Pidan no ceder en la prueba.

41 El se arrancó de ellos, alejándose como un tiro de piedra. y se puso a orar de rodillas

42 diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este trago; sin embargo, que no se realice mi designio, sino el tuyo.

43 Se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba.

44 Al entrártela angustia se puso a orar con más insistencia. Le chorreaba hasta el suelo el sudor parecido a goterones de sangre.

45 Levantándose de la oración fue a donde estaban los discípulos, los encontró dormidos por la pena,

46 y les dijo: ¡Así que durmiendo ! Levántense y pidan no ceder en la prueba.

Arresto de Jesús

47 Aún estaba hablando cuando apareció gente: el llamado Judas, uno de los Doce, iba en cabeza y se acercó a besar a Jesús.

48 Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas a este Hombre?

49 Dándose cuenta de lo que iba a pasar, los que estaban con él dijeron: Señor, ¿golpeamos con el machete?

50 Y uno de ellos, de un tajo, le cortó la oreja derecha al servidor del sumo sacerdote.

51 Jesús intervino diciendo: Dejen que lleguen hasta eso. Y, tocándole la oreja, lo curó.

52 Entonces dijo a los sumos sacerdotes, a los oficiales del templo y a los senadores que habían venido a prenderlo: ¡Han salido ustedes con machetes y palos, como si fuera un bandido!

53 A diario estaba en el templo con ustedes y no me echaron mano. Pero ésta es su hora, cuando mandan las tinieblas.

Pedro niega a Jesús

54 Lo prendieron, se lo llevaron y lo condujeron a casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía de lejos.

55 Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó con ellos.

56 Una sirvienta, al verlo sentado a la lumbre, lo miró fijamente y le dijo: También éste estaba con él.

57 Pero él lo negó diciendo: No lo conozco, mujer.

58 Poco después lo vio otro y le dijo: Tú también eres uno de ellos. Pedro replicó: No, hombre: yo, no.

59 Pasada cosa de una hora, otro insistía: Seguro, también éste estaba con él, ¡si es galileo!

60 Pedro contestó: ¡Hombre!, ¡no sé de qué hablas!

61 Todavía estaba hablando cuando de pronto cantó un gallo.

62 El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: "Antes que cante hoy el gallo renegarás de mí tres veces".

Jesús escarnecido y azotado

63 Y, saliendo fuera, lloró amargamente:

64 Los hombres que tenían preso a Jesús le daban golpes burlándose de él.

65 Tapándole los ojos, le preguntaban: Adivina, profeta, ¿quién te ha pegado?

Jesús ante el concilio

66 Y lo insultaban de otras muchas maneras.

67 Cuando se hizo de día se reunió en junta el senado del pueblo, los sumos sacerdotes con los letrados, y, haciéndolo comparecer ante su Consejo,

68 le dijeron: Si eres tú el Mesías, dínoslo. El les contestó: Si se lo digo, no lo van a creer,

69 y si les hago preguntas, no me van a contestar.

70 Pero de ahora en adelante este Hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso".

71 Dijeron todos: Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios? El les declaró: Ustedes lo están diciendo, yo soy.