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Números 35 - Nueva Biblia Española (1975)


Herencia de los levitas

1 El Señor habló a Moisés en lá estepa de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó:

2 Ordena a los israelitas que cedan a los levitas, de su propiedad hereditaria, algunos pueblos con sus ejidos circundantes para vivir;

3 tendrán pueblos para vivir y ejidos para sus animales, ganados y bestias.

4 Los ejidos de los pueblos que asignen a los levitas se extenderán en un radio de un kilómetro fuera de los muros.

5 Es decir, medirán un kilómetro desde el muro del pueblo a levante, sur, poniente y norte; el pueblo quedará en medio, y ésos serán sus ejidos.

6 Asignarán a los levitas los seis. pueblos de refugio que hayan cedido para asilo del homicida y otros cuarenta y dos pueblos.

7 En total, asignarán a los levitas cuarenta y ocho pueblos con sus ejidos.

8 Esos pueblos se tomarán de la heredad de los israelitas en proporción a los que tenga cada tribu. Cada una cederá a los levitas pueblos en proporción a la heredad que haya recibido.

Ciudades de refugio

9 El Señor habló a Moisés:

10 Di a los israelitas: Cuando atraviesen el Jordán para entrar en Canaán,

11 elegirán varias ciudades de refugio, donde pueda buscar asilo el que haya matado a alguien sin intención.

12 Les servirán de refugio contra el vengador, y así el homicida no morirá antes dé comparecer ajuicio ante la asamblea.

13 Elegirán seis ciudades de refugio:

14 tres al otro lado del Jordán y tres en Canaán. Serán ciudades de asilo.

15 Esas seis ciudades servirán de refugio a los israelitas, a los emigrantes y a los sirvientes que vivan con ellos. Allí podrá buscar asilo el que haya matado a alguien sin intención.

16 Si lo ha herido con un objeto de hierro y lo ha matado, es homicida. El homicida es reo de muerte.

17 Si lo ha herido empuñando una piedra capaz de causar la muerte y lo ha matado, es homicida. El homicida es reo de muerte.

18 Si lo ha herido manejando un objeto de madera capaz de causar la muerte y lo ha matado, es homicida. El homicida es reo de muerte.

19 Toca al Vengador de la sangre matar al homicida: cuando lo encuentre, lo matará. i

20 Si lo ha derribado por odio o ha (arrojado contra él algo con toda intención y lo ha matado,

21 o lo ha golpeado a puñetazos por enemistad y lo ha matado, entonces él agresor es reo de muerte: es homicida. El vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encuentre.

22 Si lo ha derribado casualmente, sin odio, o ha arrojado algo contra él sin intención,

23 o le ha dado una pedrada mortal sin haberlo visto, y lo mata, sin que le tuviera rencor ni intentara hacerle daño,

24 entonces la comunidad juzgará al que hirió y al vengador de la sangre, conforme a estas leyes,

25 y salvará al homicida de las manos del vengador de la sangre. La comunidad le dejará volver a la ciudad donde se había refugiado buscando asilo, y allí vivirá hasta que muera el sumo sacerdote ungido con óleo sagrado.

26 Si el homicida sale fuera de los límites de la ciudad donde se había refugiado buscando asilo,

27 y el vengador de la sangre lo encuentra fuera de los límites de la ciudad donde se había refugiado, y lo mata, no hay delito.

28 Porque el homicida debe vivir en la ciudad donde se había refugiado, hasta que muera el sumo sacerdote. Y cuando el sumo sacerdote muera, el homicida podrá volver a la tierra donde se encuentra su heredad.

Ley sobre los testigos y sobre el rescate

29 Son normas de justicia para ustedes, para todas sus generaciones y en todos sus poblados.

30 En casos de homicidio, se dará muerte al homicida después de oír a los testigos. Pero un testigo no basta para dictar pena de muerte.

31 No aceptarán rescate por la vida del homicida reo de muerte, porque debe morir.

32 Tampoco aceptarán rescate del que buscó asilo en una ciudad de refugio, para dejarle volver a vivir en su tierra, antes de que muera el sumo sacerdote.

33 No profanarán la tierra en que viven: con la sangre se profana la tierra, y por la sangre derramada en tierra no hay más expiación que la sangre del que la derramó.

34 No contaminen la tierra en que viven y en la que yo habito. Porque yo, el Señor, habito en medio de los israelitas.