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Marcos 11 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011


La entrada triunfal en Jerusalén

1 Cuando se iban acercando a Yerushaláyim, junto a Bet-Pagué y Bet-Hiní, frente al monte de los Olivos, Yahoshúa envió a dos de sus discípulos

2 y les dijo: “Vayan a la aldea que está frente a ustedes, y enseguida que entren allí hallarán un burrito amarrado, en el que ningún hombre se ha montado. Desátenlo y tráiganlo.

3 Y si alguien les pregunta por qué hacen eso, díganle: “El Maestro lo necesita, pero lo devolverá pronto”.

4 Ellos fueron y hallaron el burrito atado a la puerta, afuera, en la esquina de una calle; y lo desataron.

5 Algunos de los que estaban allí les dijeron: “¿Qué hacen desatando al burrito?”

6 Ellos les dijeron tal como Yahoshúa les había indicado, y los dejaron ir.

7 Le trajeron el burrito a Yahoshúa, le pusieron encima sus mantos, y se montó sobre él.

8 Muchos tendieron sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles.

9 Los que iban delante y los que lo seguían aclamaban: “¡Hoshía-na! ¡Bendito el que viene en el nombre de Yahweh!

10 ¡Bendito el reino venidero de nuestro padre Dawid! ¡Hoshía-na en las alturas!”

11 Yahoshúa entró en Yerushaláyim, en el templo, y después de mirar todo en derredor, como la hora ya era avanzada, salió para Bet-Hiní con los doce.

Maldición de la higuera estéril

12 Al día siguiente, cuando salieron de Bet-Hiní, le dio hambre.

13 En eso divisó de lejos una higuera que se veía frondosa, y se acercó para ver si hallaba algo en ella, pero cuando llegó a ella, no encontró nada sino hojas, porque no era tiempo de higos.

14 Entonces Yahoshúa le dijo a la higuera: “¡Nunca jamás coma nadie de tu fruto!” Y lo oyeron sus discípulos.

Purificación del templo

15 Llegaron a Yerushaláyim, y Yahoshúa entró en el Templo. Y comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas,

16 y no permitía que nadie cruzara por el Templo llevando utensilio alguno.

17 Y se puso a reprocharlos diciendo: “¿Acaso no está escrito: ‘Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones’? Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.

18 Los principales sacerdotes y los escribas lo oyeron, y empezaron a buscar cómo matarlo; porque le tenían miedo, pues todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza.

19 Al caer la tarde, Yahoshúa y los suyos salieron de la ciudad.

La higuera maldecida se seca

20 Por la mañana, cuando pasaban por allí, vieron que la higuera se había secado desde las raíces.

21 Entonces Kefá se acordó de aquello y le dijo: “Rabí, mira; la higuera que maldijiste se ha secado”.

22 En respuesta Yahoshúa les dijo: “Tengan fe en Elohim.

23 En verdad les digo que cualquiera que le diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y que no dude en su corazón, sino que crea que se va a cumplir lo que dice, así le sucederá.

24 Por eso les digo que todo lo que pidan en oración, crean que lo han recibido, y lo obtendrán.

25 Y cuando se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que su Padre que está en los cielos también les perdone a ustedes sus ofensas.

26 [Pero si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en el cielo les perdonará sus ofensas”].

La autoridad de Jesús

27 En eso llegaron otra vez a Yerushaláyim. Luego, mientras él andaba por el Templo, se le acercaron los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos,

28 y le preguntaron: “¿Con qué autoridad haces esas cosas? ¿Y quién te dio la autoridad para hacer tales cosas?”

29 Entonces Yahoshúa les dijo: “Yo les voy a hacer una pregunta. Respóndanme, y yo les diré con qué autoridad hago estas cosas:

30 La inmersión de Yojanán, ¿era del Cielo o de los hombres? Contéstenme”.

31 Entonces ellos razonaban entre sí diciendo: “Si decimos que del Cielo, dirá: ‘¿Por qué, entonces, no le creyeron?’

32 Pero ¿le vamos a decir que de los hombres?” (Pues le temían al pueblo, porque todos consideraban que verdaderamente Yojanán era un profeta).

33 De manera que le dijeron en respuesta: “No sabemos”. Y Yahoshúa les dijo: “Pues yo tampoco les digo con qué autoridad hago estas cosas”.