Biblias Múltiples



Deuteronomio 2:30 Biblia Reina Valera 1960 | 62 Versiones de la Biblia Comparar

Deuteronomio 2

30 Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como hasta hoy.

Deuteronomio 2

30 Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar; el Señor lo puso reacio y terco para entregarlo en tu poder. Hoy es un hecho. El Señor me dijo:

Deuteronomio 2

30 Pero Sehón, rey de Hesbón, no quiso dejarnos pasar por su tierra porque el SEÑOR tu Dios endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón, a fin de entregarlo en tus manos, como lo está hoy.

Deuteronomio 2

30 Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar por allí, pues aquel día Yavé, nuestro Dios, quiso que se pusiera duro y cerrado, para que así cayera en nuestras manos.

Deuteronomio 2

30 »Pero Sehón, rey de Hesbón, no quiso que pasáramos por su territorio; porque Jehová, tu Dios, había endurecido su espíritu y obstinado su corazón para entregarlo en tus manos, hasta el día de hoy.

Deuteronomio 2

30 Pero Sijón, rey de Jesbón, no nos permitió pasar por su territorio; pues Yahveh, tu Dios, hab a hecho inflexible su esp ritu y hab a endurecido su corazón, a fin de ponerlo en tus manos como lo está todav a hoy.

Deuteronomio 2

30 »Pero Sijón, rey de Hesbón, se negó a dejarnos pasar por allí, porque el Señor nuestro Dios había ofuscado su espíritu y endurecido su corazón, para hacerlo súbdito nuestro, como lo es hasta hoy.

Deuteronomio 2

30 Pero el rey Sijón de Jeshbón se negó a dejarnos pasar, porque Yahweh había obstinado su voluntad y endurecido su corazón para entregarlo en tu poder – como es ahora el caso.

Deuteronomio 2

30 Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar por allí porque Adonai tu Di-s le había empedernido el espíritu y endurecido el corazón, a fin de entregarle en tus manos, como lo está todavía hoy.

Deuteronomio 2

30 Pero Sijón, rey de Jesbón, no quiso dejarnos pasar por allí, porque Yahvé tu Dios le había empedernido el espíritu y endurecido el corazón, a fin de sometértelo, como sigue todavía hoy.