Biblias Múltiples



1 Tesalonicenses 2:4 Biblia Reina Valera Contemporanea | 71 Versiones de la Biblia Comparar

1 Tesalonicenses 2

4 sino que hablamos porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio. No buscamos agradar a los hombres, sino a Dios, que es quien examina nuestro corazón.

1 Tesalonicenses 2

4 sino según fuimos aprobados por Dios para que se nos encargase el evangelio, así hablamos; no como los que agradan a los hombres, sino a Dios, el cual prueba nuestros corazones.

1 Tesalonicenses 2

4 sino que hablamos porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio. No buscamos agradar a los hombres, sino a Dios, que es quien examina nuestro corazón.

1 Tesalonicenses 2

4 sino que así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Dios que = examina = nuestros = corazones. =

1 Tesalonicenses 2

4 sino que así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones.

1 Tesalonicenses 2

4 sino que así como hemos sido juzgados aptos por Di-s para confiarnos el Buena Noticia, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Di-s que = examina = nuestros = corazones. =

1 Tesalonicenses 2

4 Más bien, según Elohim nos aprobó para encomendarnos la Buena Noticia, así hablamos; no como quienes buscan agradar a los hombres, sino al Elohim que examina nuestros corazones.

1 Tesalonicenses 2

4 Al contrario, hablamos como hombres a quienes Dios aprobó y les confió el evangelio: no tratamos de agradar a la gente sino a Dios, que examina nuestro corazón.

1 Tesalonicenses 2

4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

1 Tesalonicenses 2

4 Al contrario, si hablamos es porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio. No procuramos agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones,