Comentario Biblico


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1 El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad,

2 a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros:

3 Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.

4 Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre.

5 Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros.

6 Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.

7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.

8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.

9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.

10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!

11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.

12 Tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido.

13 Los hijos de tu hermana, la elegida, te saludan. Amén.


Saludos

Esta es la forma en que normalmente se iniciaba una carta en el primer siglo. 1, 2 El escritor se llama a sí mismo el anciano, que puede indicar su edad o, posiblemente, el cargo oficial en la iglesia. La carta se dirige a la señora elegida. Como alternativa uno o los dos términos gr. se puede tomar como un nombre propio: la señora Electa , la electa Kuria o electa Kuria . Pero la señora elegida es probablemente correcto. Está sujeto a discusión si se trata de un individuo o de una iglesia (ver Introducción). El anciano sostiene que él (yo es enfático) ama a la señora y a sus hijos en verdad. Amor y verdad ocupan un lugar prominente en esta epístola; amor, como verbo o sustantivo, aparece cuatro veces en los primeros seis versículos; verdad se repite cinco veces en los primeros cuatro versículos. Obsérvese la secuencia a quienes yo amo … a causa de la verdad. La verdad tal cual la ve Juan lleva al amor. La verdad puede ser conocida; permanece en los creyentes y estará con ellos para siempre. Es difícil imaginar que la verdad así descripta pueda estar totalmente separada de nuestro Señor Jesucristo quien dijo: Yo soy … la verdad (Juan 14:6). No debemos pasar por alto la conexión entre el amor cristiano y la verdad cristiana. Alguien ha dicho que la comunidad de amor es tan amplia como la de la verdad, lo cual es un comentario significativo. 3 La añadidura de misericordia a gracia y paz no es usual en un saludo del NT; además de en esta carta figura únicamente en 1 y 2 Tim. Refuerza la idea de gracia que señala a la liberalidad del don de Dios en Cristo. Tampoco es usual decir que estas cosas estarán con nosotros. En un saludo cabría esperar con vosotros . Pareciera ser la única vez en el NT que un saludo se dirige de esa manera. Es una expresión de solidaridad que vincula al escritor con sus lectores. Todos a una necesitan la gracia, la misericordia y la paz. Habla de Jesús como Hijo del Padre (expresión sólo encontrada aquí en todo el NT). No debe pensarse en él como alguien separado del Padre.

Mandamiento de Amar

4 El escritor afirma me alegré mucho al comprobar que algunos de los hijos de la señora elegida andaban en la verdad, una expresión que es casi equiva lente a vivir la vida cristiana . El hecho de expresarlo de esta manera indica el énfasis que el escritor pone en la verdad. El andar en la verdad no es una alternativa opcional seleccionada por algunos como deseable, sino que es una respuesta conforme al mandamiento que hemos recibido del Padre. Seguir la verdad es ciertamente atractivo, pero Juan no llama la atención a lo que sea atractivo. En estos tres versículos la palabra mandamiento figura en el gr. cuatro veces como verbo o como sustantivo. Es la clásica repetición, para indicar un énfasis, que ya vimos en 1 Jn. y en esta carta. 5 El Anciano no ordena, sino que dice te ruego, que es el lenguaje con que se pide cortésmente algo. No escribe un nuevo mandamiento, sino el mismo que teníamos desde el principio (cf. 1 Jn. 2:7). La orden de amar, que nuestro escritor explica de inmediato, es un mandamiento antiguo. Desde el comienzo mismo del camino cristiano sus seguidores estaban unidos por el lazo del amor. No habla de él como que también es nuevo, tal como lo hizo en 1 Jn. Se contenta con hacer hincapié en la obligación que les cabe a los cristianos, es decir, que nos amemos unos a otros. Esto es lo central, y se subraya en todos los escritos juaninos. Tendemos a usar amor para una emoción y eso no se puede mandar. Pero para Juan, aunque el amor es ciertamente una cálida emoción, es básicamente una respuesta al gran amor de Dios para con nosotros. El amor se manifiesta en acción, en interés y en servicio desinteresado. 6 Este es el amor introduce algo que es como una definición: que andemos según sus mandamientos. En los tiempos modernos más bien se establece un contraste entre el amor y la obediencia, porque a la obediencia se la relaciona con un espíritu legalista, lo opuesto a lo que vemos como amor. Pero tal contraste es falso. El verdadero amor se complace en obedecer (cf. Juan 15:10; 1 Jn. 5:3). Los que saben qué significa realmente el amor, en el sentido cristiano, están siempre ansiosos de obedecer los mandamientos de Dios. Juan repite que no enuncia una novedad, sino un mandamiento que ha sido oído desde el principio. No debemos pasar por alto la idea de progresión continua que se implica en este doble aspecto del andar.

Doctrina

7 Porque da la razón por lo antedicho. Muchos engañadores (gente que deliberadamente ha enseñado puntos de vista erróneos sobre el estilo de vida cristiano) han salido. Esto hace suponer que en un tiempo fueron miembros de la iglesia (cf. 1 Jn. 2:19). En esencia su error consistió en negar que Jesucristo ha venido en la carne (cf. 1 Jn. 4:2, 3). Al igual que en 1 Jn. el punto en cuestión es la importancia de la encarnación. Jesús fue, en verdad, el mismísimo Hijo de Dios que vino en la carne. El no enseñar esto es caer en el más tremendo error, y Juan llama a cualquiera que haga esto el engañador y el anticristo. Ya denunció como anticristo a cualquiera que enseñe este error (1 Jn. 4:3), pero el epíteto engañador es nuevo. Tal hombre no solamente está en el error sino que extravía a otros.

8 Los mss. están divididos en cuanto a leer vosotros o nosotros antes de trabajado (ver nota de la RVA). Aquellos que aceptan nosotros (co mo la RVA) ven al escritor advirtiéndoles que los buenos maestros han trabajado para algo que se perderá si los creyentes se extravían. Para los que aceptan vosotros (como RVR-1960) ven al ancia no advirtiendo que si sigue a los falsos maestros se perderá la recompensa celestial que espera a los siervos fieles de Dios. Esto, por supuesto, no es salvación, que es un don gratuito de Dios. Es la recompensa para el obrero que ha trabajado fielmen te, y Juan piensa que podría perderse si sigue a los falsos maestros. Por eso advierte a los lectores.

9 Los falsos maestros evidentemente se consideraban a sí mismos como pensadores avanzados . Juan piensa de todo aquel que pasa adelante (VM) en esta manera ¡avanza tanto como para salir completamente fuera del cristianismo! Nuestra me ta no es ser avanzados , sino perseverar en la verdad que ha sido revelada, en la doctrina de Cristo (esto podría referirse a doctrina acerca de Cristo , pero es más lógico entenderlo como doctrina que Cristo enseñó; ver nota de la RVA). Obsérvese que es preciso estar en lo correcto referente al Hijo si queremos estar en lo correcto referente al Padre (cf. 1 Jn. 2:23). 10 No debemos apoyar ninguna otra doctrina. Juan no quiere significar con ello que debemos ser descorteses con nuestros opositores doctrinales. Pero en aquella época el hecho de recibir a un hombre en su hogar significaba aceptar su mensaje. Y como el ejercicio de la hospitalidad era lo que permitía a los predicadores trasladarse de un punto a otro con su mensaje, también le ayudaría a difundir sus enseñanzas. De modo que si cualquiera no lleva esta doctrina, es decir, la doc trina de que Cristo es Dios encarnado, no hay que recibirlo. 11 Juan aclara el motivo de lo anterior. El saludar a tal hombre es participar de sus malas obras. El cristiano debe evitar todo mal.

Conclusion

12 El Anciano explica que la razón que lo mueve al concluir su carta en este punto no es por falta de tema. Todo lo contrario, dice, tengo muchas cosas que escribiros. Pero antes que escribir prefiere ha blar. De modo que habiendo dicho lo que revestía máxima importancia, abandona la pluma y deja el resto de las noticias hasta que se encuentre personalmente con sus amigos. No he querido comunicarlas por medio de papel y tinta es una expresión extraña, pero no hay dudas sobre su significado. Cara a cara es, lit., boca a boca . El idioma gr. es vívido. Nuestro gozo vincula los intereses del escritor con los de sus lectores. 13 La carta termina con los saludos en manera normal. La referencia a hijos es apropiada en una carta a un iglesia; significaría miembros de la iglesia . Pero no es imposible que signifique miembros de una familia ; además, es la manera normal de usar la palabra.