El hombre propone, Dios dispone
La historia de Daniel se introduce por medio de dos declaraciones que proveen contexto histórico y también teológico para toda la narración. Nabucodonosor rey de Babilonia fue a Jerusalén, y la sitió. Nabucodonosor invadió Palestina en varias ocasiones. El sitio al que se refiere aquí tuvo lugar en 605 a. de J.C., en el tercer año del reinado de Joacim (según el cómputo babilonio. Jer. 25:1, que se refiere al mismo incidente, usa el cómputo judío, contando desde el nuevo año anterior al advenimiento de un rey). Nótese que esta perspectiva horizontal de la historia se acopla con una vertical o teológica: El Señor entregó en su mano a Joacim. Inmediatamente somos introducidos a los temas subyacentes de todo el libro:
1. Babilonia contra Jerusalén, la ciudad de este mundo contra la ciudad de Dios (Agustín), un conflicto trazado en las Escrituras hasta su clímax en Apoc. (ver Apoc. 14:8; 17:5; 18:2-24). Esencialmente este conflicto tiene su raíz en Gén. 3:15.
2. El reinado soberano de Dios, a pesar de todas las apariencias contradictorias. En la caída de Jerusalén se cumplieron las profecías (p. ej. Isa. 39:6, 7; Jer. 21:3-10; 25:1-11) y se inauguraron los juicios del pacto de Dios, de los cuales los profetas habían advertido (es decir, Deut. 28:36, 37, 47-49, 52, 58). El exilio fue un juicio sobre el reinado de Joacim (2 Crón. 36:5-7), pero la descomposición había empezado mucho antes (2 Rey. 24:1-4). Según las apariencias externas Nabucodonosor era triunfador, y el nombre de Dios había sido avergonzado (el poner los utensilios en el tesoro de su dios marcaba el triunfo de la deidad pagana Nabu sobre Jehovah). En realidad, sin embargo, nada está fuera del gobierno divino (cf. Isa. 45:7; Ef. 1:11b) como Nabucodonosor mismo llegó a reconocerlo (4:35). En Daniel se repitió la experiencia de José (Gén. 45:4-7; 50:20).
Reprogramación en Babilonia
En Babilonia, israelitas escogidos recibieron educación especializada. Los escogidos eran los que daban señales de ser líderes naturales (del linaje real y de los nobles), (3) y que ya habían demostrado sus capacidades intelectuales. Ellos iban a ser reeducados intelectualmente y recibirían un trato real. Había varios objetivos a la vista: es decir, una reprogramación religiosa (idioma, literatura y dieta llevaban un significado religioso y cultural) y un lavado de cerebro que simultáneamente debilitaría la posibilidad de un futuro liderazgo capaz entre los israelitas y potencialmente fortalecería la sociedad babilonia cuando se terminara el proceso (5b).
La educación a la vista indudablemente incluía astrología, adivinación y otras artes . Los jóvenes necesitaron depender de la promesa de Isa. 3:1-3 mucho antes de los eventos del cap. 3.
La reprogramación se inició con nuevos nombres, cada uno de los cuales tenía un significado religioso, como indican los sufijos de los nombres heb.: Dani-el significa Dios es mi juez ; Anan-ías, agraciado por Dios ; Misa-el, ¿Quién es como Dios? y Azar-ías, Jehovah ha ayudado . Aunque las formas en que sus nombres babilonios aparecen pueden ser corrupciones deliberadas (una señal al lector de la falsedad envuelta en ellos), los nombres de dioses paganos (p. ej. Bel, Nabu y posiblemente Aku) están encerrados en ellos. Un cambio de identidad (ya no más hijos de Dios) y de destino (Babilonia, no Jerusalén) estaba a la vista, y los dos serían reforzados por el uso constante.
Salvando la primera prueba
Habiendo explicado cuidadosamente los obstáculos para la fidelidad, la narración ahora cuenta cómo Dios realizó su plan soberano para sostener a sus fieles contra todos sus adversarios. El que está en control de los asuntos de las naciones (1, 2) también obra en las vidas de los individuos. Cf. el Señor entregó (2) con Dios concedió que se ganara el afecto y la buena voluntad del jefe de los funcionarios (9) y con Dios les dio (17).
Daniel creía que tomando la comida del rey y el vino se contaminaría (8; cf. Eze. 4:9-14). La razón probablemente era más sutil que la simple fidelidad a las leyes dietéticas levíticas contra comer comida impura (puesto que ninguna prohibición se había puesto al vino) o a que la comida había sido ofrecida a ídolos (a menos que los vegetales escaparan de tal consagración). En vista de esto, su decisión puede simplemente haber sido su resolución a no permitir ser asimilado por la cultura babilónica (y ser acondicionado espiritualmente por ella), cuando le era posible resistirse activamente. Respecto a su educación y a su nuevo nombre, había poco que él podía esperar hacer. La narración subraya así la sabiduría de Daniel al saber en qué punto debería enfocar su resistencia.
Daniel es presentado aquí como un modelo de testigo fiel en lo atractivo de su vida, en la afabilidad de su resistencia (Pidió, 8; Por favor, prueba, 12) y la manera en que su comportamiento ganó el favor y la simpatía del oficial (9) y el consentimiento del inspector (14).
Mediante su dieta vegetariana Daniel y sus compañeros florecieron físicamente. Por implicación esto también fue hecho por Dios. Los recursos humanos proveen comidas, pero solamente Dios provee nutrición física. Los diez días de prueba (14) se convirtieron en un menú permanente (15, 16).
Además, Daniel y sus compañeros recibieron dones divinos especiales (17-19). El desarrollo intelectual y el éxito verdadero pueden alcanzarse sin arreglo espiritual; el piadoso puede dominar y emplear el aprendizaje del impío. Dios convierte en locura la sabiduría del mundo y perfecciona su fuerza donde su pueblo es más débil (1 Cor. 1:19-25; cf. Isa. 44:24-26). No solamente la vida y el carácter de Daniel se describen en una manera que de liberadamente recuerda a los de José; es también una reflexión del Mesías venidero (Isa. 11:2, 3).
El comentario concluyente (21), según piensan los críticos, se contradice por 10:1. Pero la idea aquí no es la de proveer la fecha de la muerte de Daniel; es teológica, no simplemente cronológica. El primer año de Ciro (538 a. de J.C.) marca el principio de la era de restauración (2 Crón. 36:22, 23). El propósito es que Daniel vivió para ver revocadas las acciones de Nabucodonosor. Cuando el rey de Babilonia tenía mucho tiempo de haber muerto, el siervo de Dios continuaba vivo y su pueblo había sido restaurado. De esta manera estamos preparados para narraciones de conflictos que siguen y para el libro de visiones del triunfo final del reino de Dios.