Marcos 5:37-39

37 No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Jacobo y Juan, el hermano de Jacobo.

38 Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús notó el alboroto, y que la gente lloraba y daba grandes alaridos.

39 Entró y les dijo:—¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta sino dormida.