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1 Corintios 6 - Biblia de Jerusalen


Litigios delante de los incrédulos

1 Cuando alguno de vosotros tiene un pleito con otro, ¿se atreve a llevar la causa ante los injustos, y no ante los santos?

2 No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido.

3 Que el marido dé a su mujer lo que debe y la mujer de igual modo a su marido.

4 Y cuando tenéis pleitos de este género ¡tomáis como jueces a los que la Iglesia tiene en nada!

5 Para vuestra vergüenza lo digo. ¿No hay entre vosotros algún sabio que pueda juzgar entre los hermanos?

6 Sino que vais a pleitear hermano contra hermano, ¡y eso, ante infieles!

7 Mi deseo sería que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular: unos de una manera, otros de otra.

8 No obstante, digo a los célibes y a las viudas: Bien les está quedarse como yo.

9 Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse.

10 En cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el Señor: que la mujer no se separe del marido,

11 Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.

Glorificad a Dios en vuestro cuerpo

12 En cuanto a los demás, digo yo, no el Señor: Si un hermano tiene una mujer no creyente y ella consiente en vivir con él, no la despida.

13 La comida para el vientre y el vientre para la comida. Mas lo uno y lo otro destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.

14 Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, mas ahora son santos.

15 Pero si la parte no creyente quiere separarse, que se separe, en ese caso el hermano o la hermana no están ligados: para vivir en paz os llamó el Señor.

16 Pues ¿qué sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? Y ¿qué sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer?

17 Por lo demás, que cada cual viva conforme le ha asignado el Señor, cada cual como le ha llamado Dios. Es lo que ordeno en todas las Iglesias.

18 ¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?

20 ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.