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Salmos 55 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion


Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros Al músico principal; en Neginot. Masquil de David.

1 [Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Poema. De David.]

2 Escucha, oh Dios, mi oración, no te retraigas a mi súplica,

3 hazme caso, respóndeme, me trastorna la ansiedad. Gimo

4 ante la voz del enemigo, bajo el abucheo del malvado; vierten falsedades sobre mí, me hostigan con saña.

5 Dentro se agita mi corazón, me asaltan pavores de muerte;

6 miedo y temblor me invaden, un escalofrío me atenaza.

7 Y digo: ¡Ojalá tuviera alas como paloma para volar y reposar!

8 Huiría entonces lejos, la estepa sería mi morada. [Pausa.]

9 Pronto encontraría refugio contra el viento de la calumnia, y el huracán

10 que devora, Señor, y el flujo de sus lenguas. Soy testigo de violencia y altercado en la ciudad;

11 rondan de día y de noche en torno a sus murallas. Falsedad y mentira hay dentro,

12 insidias dentro de ella, nunca se ausentan de sus calles la tiranía y el engaño.

13 Si fuera un enemigo el que me ultraja, podría soportarlo; si el que me odia se alzara contra mí, de él me escondería.

14 ¡Pero tú, un hombre de mi rango, amigo y compañero,

15 con quien me unía dulce intimidad en la Casa de Dios! ¡Desaparezcan en tumulto,

16 caiga sobre ellos la muerte, bajen vivos al Seol, que entre ellos habita el mal!

17 Pero yo invoco a Dios y Yahvé me salva.

18 A la tarde, a la mañana, al mediodía me quejo y gimo, y oye mi clamor.

19 Intacta rescata mi vida de la guerra que me han declarado, del pleito que tienen conmigo. [Pausa.]

20 Que Dios me escuche y los humille, él, que reina desde siempre, pues no tienen enmienda ni temen a Dios.

21 Levantan la mano contra su aliado, violan su alianza;

22 más blanda que manteca es su boca, pero traman la guerra; sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desnudas.

23 Confía a Yahvé tu peso, él te sustentará; no dejará que para siempre sucumba el justo.