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Salmos 68 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion


El Dios del Sinaí y del santuario Al músico principal. Salmo de David. Cántico.

1 [Del maestro de coro. De David. Salmo. Cántico.]

2 Dios se levanta, se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia los que lo odian.

3 Como se disipa el humo, los disipas; como se derrite la cera ante el fuego, los malvados perecen ante Dios.

4 Pero los justos se alegran alborozados ante Dios, y saltan de alegría.

5 Cantad a Dios, tañed en su honor, abrid paso al que cabalga en las nubes, su nombre es Yahvé, exultad ante él.

6 Padre de huérfanos, tutor de viudas es Dios en su santa morada;

7 Dios da un hogar a los desvalidos, abre a los cautivos la puerta de la dicha, mas los rebeldes moran en suelo estéril.

8 Oh Dios, cuando salías al frente de tu pueblo, cuando cruzabas el desierto,

9 la tierra retembló, [Pausa.] y hasta los cielos se licuaron ante Dios, ante el rostro de Dios, el Dios de Israel.

10 Derramaste, oh Dios, una lluvia generosa, reanimaste a tu heredad extenuada;

11 tu rebaño encontró una morada, que bondadoso, oh Dios, al mísero preparabas.

12 El Señor ha dado una orden, es su mensajero un ejército inmenso.

13 Reyes y ejércitos huyen a la desbandada, y dentro de las casas se reparte el botín

14 (mientras holgáis entre los apriscos): alas de paloma bañadas en plata, con plumas que destellan oro verde.

15 Cuando Shaddai dispersaba a los reyes, caía nieve por el Monte Umbrío.

16 ¡Monte divino, el monte de Basán! ¡Monte escarpado, el monte de Basán!

17 ¿Por qué miráis celosos, montes escarpados, al monte que Dios escogió por mansión? ¡En él morará Yahvé para siempre!

18 Los carros de Dios son miles de millares; el Señor ha venido del Sinaí al santuario.

19 Subiste a la altura conduciendo cautivos, recibiste tributo en hombres y en rebeldes, para quedarte en tu mansión, Yahvé Dios.

20 ¡Bendito sea el Señor, día tras día! Él se encarga de nuestra salvación. [Pausa.]

21 Nuestro Dios es un Dios salvador, el Señor Yahvé libera de la muerte;

22 pero Dios aplasta la cabeza de sus enemigos, el cogote peludo de quien anda entre crímenes.

23 Dijo el Señor: "De Basán los traeré, los traeré de los abismos del mar,

24 para que laves tus pies en su sangre, y participe en el enemigo la lengua de tus perros".

25 Ya aparece tu procesión, oh Dios, la procesión de mi Dios y mi Rey al santuario:

26 delante los cantores, los músicos detrás, las doncellas en medio tocando el tamboril.

27 Van bendiciendo a Dios en grupos: ¡Es Yahvé desde el origen de Israel!

28 Abre la marcha Benjamín, el pequeño, los príncipes de Judá con sus escuadras, los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.

29 ¡Da órdenes, Dios, con tu poder, el poder que por nosotros desplegaste

30 desde tu templo en lo alto de Jerusalén, donde los reyes vienen con presentes!

31 Llama al orden a la bestia del cañaveral, a la manada de toros y novillos de los pueblos. ¡Que se sometan con lingotes de plata! ¡Dispersa a los pueblos belicosos!

32 Acudan los magnates desde Egipto, tienda hacia Dios sus manos Etiopía.

33 ¡Cantad a Dios, reinos de la tierra, tañed todos para el Señor, [Pausa.]

34 que cabalga por los cielos, los cielos antiguos, que atruena con su voz, su voz potente!

35 Reconoced el poder de Dios. Su majestad sobre Israel, su poder en las nubes.