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Salmos 90 - Biblia de Jerusalem 3-Edicion


La eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre Oración de Moisés, varón de Dios.

1 [De Moisés, hombre de Dios.] Señor, tú has sido para nosotros un refugio de edad en edad.

2 Antes de ser engendrados los montes, antes de que naciesen tierra y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios.

3 Tú devuelves al polvo a los hombres, diciendo: "Volved, hijos de Adán".

4 Pues mil años a tus ojos son un ayer que pasó, una vigilia en la noche.

5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana son hierba que brota:

6 brota y florece por la mañana, por la tarde está mustia y seca.

7 Pues tu cólera nos ha consumido, nos ha anonadado tu furor.

8 Has puesto nuestras culpas ante ti, nuestros secretos a la luz de tu rostro.

9 Bajo tu cólera declinan nuestros días, como un suspiro gastamos nuestros años.

10 Vivimos setenta años, ochenta con buena salud, mas son casi todos fatiga y vanidad, pasan presto y nosotros volamos.

11 ¿Quién entiende el golpe de tu ira?, ¿quién percibe la fuerza de tu cólera?

12 ¡Enséñanos a contar nuestros días, para que entre la sensatez en nuestra cabeza!

13 ¡Vuelve, Yahvé! ¿Hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.

14 Sácianos de tu amor por la mañana, y gozaremos y cantaremos de por vida.

15 Alégranos por los días que nos humillaste, por los años en que conocimos la desdicha.

16 ¡Que tus siervos vean tu acción, y tus hijos tu esplendor!

17 ¡La benevolencia del Señor sea con nosotros! ¡Consolida tú la acción de nuestras manos!