2 Timoteo 1:8-10

8 No te avergüences de dar testimonio de Dios, ni de mí, su prisionero; al contrario con la fuerza que Dios te da comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por la Buena Noticia.

9 Él nos salvó y llamó, destinándonos a ser santos, no por mérito de nuestras obras, sino por su propia iniciativa y gracia, que se nos concede desde la eternidad en nombre de Cristo Jesús

10 y que se manifiesta ahora por la aparición de nuestro salvador Cristo Jesús; quien ha destruido la muerte e iluminado la vida inmortal por medio de la Buena Noticia.