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Deuteronomio 19 - Biblia Castilian 2003


Las ciudades de refugio

1 Cuando Yahveh, tu Dios, haya exterminado las naciones, cuya tierra Yahveh, tu Dios, te va a dar, y tú las hayas expulsado y habites en sus ciudades y en sus casas,

2 te reservarás tres ciudades en medio del pa s que Yahveh, tu Dios, te va a dar en posesión.

3 Medirás las distancias y dividirás en tres el territorio del pa s que Yahveh, tu Dios, te adjudica, para que los homicidas puedan refugiarse en esas ciudades.

4 Éstos son los casos de homicidas que pueden salvar su vida refugiándose all: si alguien hiere mortalmente, pero de forma involuntaria, a su prójimo, sin que hubiera habido antes enemistad entre ellos;

5 si uno, por ejemplo, va con un compa ero al bosque para cortar le a y, al manejar el hacha para derribar un árbol, se le sale el hierro del mango, golpea al otro y lo hiere de muerte, este hombre podrá refugiarse en una de aquellas ciudades y as salvar su vida;

6 evitando que el vengador de sangre, con el corazón encendido en cólera, persiga al homicida, le dé alcance, por ser largo el camino, y le mate, cuando no es reo de muerte, porque no actuó por odio.

7 Por eso yo te ordeno: resérvate tres ciudades.

8 Si Yahveh, tu Dios, ensancha tu territorio, como se lo juró a tus padres, y te da toda la tierra que a tus padres prometió darles,

9 siempre que guardes y practiques todos los mandamientos que yo te prescribo hoy amando a Yahveh, tu Dios, y caminando siempre por todos sus caminos, entonces a esas tres ciudades a adirás otras tres más.

10 As evitarás que se derrame sangre inocente en medio del pa s que Yahveh, tu Dios, te va a dar en herencia, y no habrá sangre sobre ti.

11 Pero si un homicida odia a su prójimo, lo acecha, se abalanza sobre él y lo hiere mortalmente, y luego se refugia en una de esas ciudades,

12 los ancianos de su ciudad enviarán a prenderlo de all y lo entregarán en manos del vengador de sangre para que muera.

13 No se apiadarán de él tus ojos; harás desaparecer de Israel la efusión de sangre del inocente, y te irá bien.

14 No moverás los mojones de tu prójimo de como los trazaron los antepasados en la heredad que recibas en la tierra que Yahveh, tu Dios, va a darte en posesión.

Leyes sobre el testimonio

15 Un solo testigo no vale contra nadie en ningún caso de delito o pecado, cualquiera que sea el pecado. La causa deberá apoyarse en el testimonio de dos o tres testigos.

16 Si un testigo perverso se levanta contra un hombre acusándolo de apostas a,

17 los dos litigantes se presentarán ante Yahveh, delante de los sacerdotes y de los jueces en funciones en aquellos d as.

18 Los jueces indagarán cuidadosamente. Si se trata de un testigo falso, que ha acusado falsamente a su hermano,

19 haréis con él lo que él hab a maquinado hacer a su hermano; as harás desaparecer el mal de en medio de ti.

20 Los demás, al enterarse, temerán, y no volverán a cometer semejante maldad en medio de ti.

21 No perdonará tu ojo: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.