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Deuteronomio 8 - Biblia Castilian 2003


La buena tierra que han de poseer

1 Guardaréis fielmente todos los mandamientos que os mando hoy, para que viváis, os multipliquéis y lleguéis a tomar posesión del pa s que Yahveh prometió bajo juramento a vuestros padres.

2 Te acordarás de todo el camino que Yahveh, tu Dios, te ha hecho recorrer durante estos cuarenta a os por el desierto, para humillarte, probarte y saber lo que encierra tu corazón, y para ver si guardabas o no sus mandamientos.

3 Te humilló, te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná, que no conoc as ni hab an conocido tus padres, para que aprendieras que no sólo de pan vive el hombre sino que vive también de cuanto sale de la boca de Yahveh.

4 No se desgastó el vestido que llevabas, ni se te hincharon los pies durante esos cuarenta a os.

5 Reconoce, pues, en tu corazón que Yahveh te corrige como un hombre corrige a su hijo.

6 Guardarás los mandamientos de Yahveh, tu Dios, seguirás sus caminos y le temerás.

7 Ahora Yahveh, tu Dios, te conduce hacia una tierra buena, tierra de torrentes de agua, de fuentes y manantiales que brotan en la llanura y en la monta a;

8 tierra de trigo, de cebada, de vi edos, de higueras y de granados; tierra de olivares, de aceite y de miel;

9 tierra donde comerás el pan sin restricciones y donde no carecerás de nada; tierra donde las piedras tienen hierro y de cuyas monta as extraerás el bronce.

10 Comerás hasta saciarte, y bendecirás a Yahveh, tu Dios, por la buena tierra que te dio.

Amonestación de no olvidar a Dios

11 Pero guárdate de olvidar a Yahveh, tu Dios, dejando de observar sus mandamientos, sus normas y sus preceptos que yo te prescribo hoy,

12 no sea que cuando comas hasta saciarte, cuando construyas casas y las habites,

13 cuando se multipliquen tus vacadas y reba os, cuando tengas mucho oro y plata y se acrecienten todos tus bienes,

14 entre la soberbia en tu corazón y olvides a Yahveh, tu Dios: el que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud;

15 el que te condujo por el vasto y terrible desierto, por tierra de serpientes abrasadoras y escorpiones, tierra árida, donde faltaba el agua; el que hizo brotar agua para ti de la piedra dura como el pedernal,

16 el que te dio a comer en el desierto el maná, cosa que no conocieron tus padres, humillándote y poniéndote a prueba para a la postre hacerte bien,

17 y entonces digas en tu corazón: "Mi propia fuerza y el poder de mi mano me han proporcionado esta riqueza".

18 Acuérdate de Yahveh, tu Dios, que fue quien te dio fuerza para procurarte riqueza, a fin de establecer la alianza que bajo juramento prometió a tus padres, como en el presente se ve.

19 Si te olvidas de Yahveh, tu Dios, y vas tras otros dioses, les rindes culto y te postras ante ellos, yo os hago saber ya desde hoy que ciertamente pereceréis.

20 Como las naciones que Yahveh ha ido aniquilando a tu paso, as pereceréis vosotros, por no haber escuchado la voz de Yahveh, vuestro Dios.