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Hechos 28 - Biblia Castilian 2003


Pablo en la isla de Malta

1 Puestos a salvo, averiguamos que la isla se llamaba Malta.

2 Los nativos tuvieron con nosotros una amabilidad poco frecuente, porque nos recibieron a todos y encendieron una hoguera contra la lluvia que ca a y contra el frio.

3 Al recoger Pablo una brazada de le a y echarla al fuego, salió huyendo del calor una v bora que se le prendió en la mano.

4 Cuando los nativos vieron el reptil pendiente de su mano, se dec an unos a otros: "Muy criminal debe de ser este hombre cuando, salvado del mar, la justicia divina no le deja seguir viviendo".

5 Pero él sacudió el bicho al fuego sin sufrir da o alguno.

6 Ellos estaban esperando que de un momento a otro empezar a a hincharse o caer a muy pronto muerto. Pero después de esperar largo tiempo, y viendo que no le suced a nada malo, cambiaron de parecer y dec an que era un dios.

7 Hab a en las proximidades de aquel lugar una finca, propiedad del principal de la isla, llamado Publio, el cual nos recibió y nos hospedó amablemente por tres d as.

8 Estaba el padre de Publio en cama, aquejado de fiebres y disenter a. Pablo entró a verle, oró, le impuso las manos y lo curó.

9 Ante este suceso, los demás enfermos de la isla acud an a él y quedaban curados.

10 No sólo tuvieron con nosotros muchas atenciones sino que, al reembarcar, nos proveyeron de todo lo necesario.

Pablo llega a Roma

11 Pasados tres meses, nos hicimos a la mar en una nave alejandrina con la insignia de los Dióscoros, que hab a invernado en la isla.

12 Hicimos la traves a hasta Siracusa, donde permanecimos tres d as.

13 De all, bordeando, llegamos a Regio; y pasado un d a, al siguiente, con viento del sur arribamos a Pozzuoli,

14 donde hallamos unos hermanos que nos rogaron que nos quedáramos con ellos siete d as. Y as, finalmente, llegamos a Roma.

15 Los hermanos de all, que hab an tenido noticias nuestras, salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Al verlos Pablo, dio gracias a Dios y cobró ánimo.

16 Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con el soldado que lo custodiaba.

Pablo predica en Roma

17 Pasados tres d as, convocó a los principales de entre los jud os. Una vez reunidos, les dijo: "Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las costumbres patrias, fui hecho preso en Jerusalén y entregado a los romanos.

18 Ellos me sometieron a interrogatorio y, al no encontrar en m delito alguno digno de muerte, pensaban darme la libertad.

19 Pero, ante la oposición de los jud os, me vi obligado a apelar al César, no porque quisiera acusar de nada a mi pueblo.

20 Por esta causa he pedido veros y hablaros. Porque por la esperanza de Israel llevo yo esta cadena".

21 Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos recibido cartas de Judea acerca de ti, ni ha venido ninguno de los hermanos a denunciar o decir nada malo contra ti.

22 Sólo deseamos o r de tus labios lo que sientes. Porque lo que sabemos de esta secta es que en todas partes se la contradice".

23 Fijáronle fecha y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. Él les expon a el reino de Dios, dando solemne testimonio de él y tratando de persuadirles sobre Jesús, a partir de la ley de Moisés y de los profetas, desde la ma ana hasta por la tarde.

24 Unos asent an a lo que dec a y otros rehusaban creer.

25 Y cuando se retiraban, en desacuerdo unos con otros, Pablo dijo solamente esto: "Bien habló el Esp ritu Santo cuando, por medio del profeta Isa as, dijo a vuestros padres:

26 Ve a este pueblo y dile: con vuestros o dos oiréis, pero no entenderéis; por más que miréis, no veréis.

27 Porque el corazón de este pueblo se ha embotado, y con los o dos pesadamente oyeron, y cerraron sus ojos; no sea que vean con sus ojos y oigan con sus o dos, y entiendan con su corazón y se conviertan, y que yo los cure.

28 Sabed, pues, que ya ha sido ya transferida esta salvación de Dios a los gentiles; ellos escucharán".

30 Estuvo dos a os enteros en una casa particular alquilada, y recib a a todos los que ven an a él,

31 predicando el reino de Dios y ense ando lo que se refiere al Se or Jesucristo con toda valent a y sin estorbos.