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Jeremías 25 - Biblia Castilian 2003


Setenta años de desolación

1 Palabra que le fue dirigida a Jerem as acerca de todo el pueblo de Judá, el a o cuarto de Joaqu n, hijo de Jos as, rey de Judá - es el a o primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia -,

2 y que el profeta Jerem as dirigió a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén.

3 Desde el a o trece de Jos as, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, son veintitrés a os que se me viene dirigiendo la palabra de Yahveh, y yo os he hablado a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado.

4 También os ha enviado Yahveh a todos sus siervos, los profetas, a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado ni aplicado vuestro o do para o r.

5 Os dec a: arrepent os cada uno de vuestra mala conducta y de la maldad de vuestras obras, y as podréis habitar en el pa s que Yahveh os dio a vosotros y a vuestros padres desde siempre y para siempre.

6 Y no vayáis tras otros dioses para servirlos y adorarlos, ni me ofendáis con las obras de vuestras manos, para que no os haga mal.

7 Pero no me habéis escuchado - oráculo de Yahveh -, de modo que me habéis ofendido con las obras de vuestras manos para desgracia vuestra.

8 Por eso, as dice Yahveh Sebaot: "Puesto que no habéis escuchado mis palabras,

9 mirad que yo mando a buscar a todas las tribus del norte - oráculo de Yahveh - y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y las traeré contra este pa s y sus habitantes y contra todas estas naciones de su entorno, los entregaré al exterminio y haré de ellos horror, rechifla y ruinas perpetuas.

10 Y haré desaparecer de entre ellos el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la muela y la luz de la lámpara.

11 Todo este pa s será una ruina, una desolación, y servirán al rey de Babilonia setenta a os.

12 Pero, cuando se hayan cumplido los setenta a os, castigaré al rey de Babilonia y a esta nación - oráculo de Yahveh - por su iniquidad, lo mismo que al pa s de los caldeos, y lo convertiré en desolación perpetua.

13 Cumpliré, pues, contra este pa s todas las palabras que he dicho contra él, todo lo que está escrito en este libro". (13c) Lo que profetizó Jerem as contra todas las naciones:

14 pues también ellas serán esclavizadas por naciones poderosas y grandes reyes, y as les pagaré, de acuerdo con sus acciones y según las obras de sus manos.

La copa de ira para las naciones

15 Yahveh, Dios de Israel, me habló as: toma en tu mano esta copa del vino de la ira, y dásela a beber a todas las naciones a las que te env o,

16 para que beban, se tambaleen y deliren ante la espada que voy a enviar contra ellas.

17 Tomé, pues, la copa de la mano de Yahveh y se la di a beber a todas las naciones a las que me hab a enviado Yahveh:

18 a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus pr ncipes, para hacer de ellos una ruina, una desolación, una rechifla y una maldición, como sucede hoy;

19 al Faraón, rey de Egipto, a sus servidores, a sus pr ncipes y a todo su pueblo;

20 a todos los mestizos, a todos los reyes del pa s de Us y a todos los reyes del pa s de los filisteos: Ascalón, Gaza, Ecrón y lo que queda de Asdod;

21 a Edom, a Moab y a los hijos de Amón;

22 a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes de la costa que está al otro lado del mar;

23 a Dedán, a Temá, a Buz y a todos los que se rapan las sienes;

24 a todos los reyes de Arabia y a todos los reyes de los mestizos que habitan en el desierto;

25 a todos los reyes de Zimr, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de Media;

26 a todos los reinos del norte, cercanos y lejanos, uno tras otro, y a todos los reyes del mundo que están sobre la superficie de la tierra. Pero el rey de Sesac beberá después de ellos.

27 Les dirás: as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: bebed, emborrachaos, vomitad, caed y no os levantéis ante la espada que voy a enviar contra vosotros.

28 Si rehúsan tomar de tu mano la copa para beber, les dirás: as dice Yahveh Sebaot: "Tendréis que beber.

29 Porque mirad: comienzo a causar estragos por la ciudad sobre la cual se invoca mi nombre, y vosotros, ¿vais a quedar impunes? No quedaréis impunes, pues llamo a la espada contra todos los habitantes de la tierra" - oráculo de Yahveh Sebaot -.

30 Profet zales, pues, todas estas cosas y diles: "Ruge Yahveh desde lo alto, da voces desde su santa morada; ruge fuerte sobre su pradera, responde con gritos como los pisadores de uva. A todos los habitantes de la tierra

31 llega el estruendo, hasta el fin del mundo. Pues Yahveh entabla un proceso con las naciones, va a juzgar a todos los mortales: a los malvados los entrega a la espada" - oráculo de Yahveh -.

32 As dice Yahveh Sebaot: "Mirad que una catástrofe se propaga de nación en nación, y un gran huracán se levanta desde los confines de la tierra".

33 Habrá v ctimas de Yahveh en aquel d a de un extremo a otro de la tierra; no serán llorados ni recogidos ni enterrados; servirán de estiércol sobre la superficie de la tierra.

34 Ululad, pastores, y gritad; revolcaos, mayorales del reba o, porque han llegado los d as de vuestro degüello y de vuestra dispersión: caeréis como objeto precioso.

35 Se acabó la huida de los pastores, la fuga de los mayorales del reba o.

36 ¡Escuchad! Clamor de los pastores, griter o de los mayorales del reba o, porque Yahveh devasta su pastizal

37 y enmudecen las tranquilas praderas ante la ira furibunda de Yahveh.

38 Como un león, abandonó él su guarida; su pa s se ha trocado en desierto ante la espada destructora, ante su ira furibunda.