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Jeremías 7 - Biblia Castilian 2003


Mejorad vuestros caminos y vuestras obras

1 Palabra que le fue dirigida a Jerem as de parte de Yahveh en estos términos:

2 "Ponte en la puerta del templo de Yahveh y anuncia all esta palabra y di: escuchad la palabra de Yahveh, todos los de Judá, que entráis por estas puertas para adorar a Yahveh.

3 As dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: enmendad vuestra conducta y vuestras obras, y os dejaré habitar en este lugar.

4 No confiéis en estas enga osas palabras: "Templo de Yahveh, templo de Yahveh, templo de Yahveh es éste".

5 Porque si de verdad enmendáis vuestra conducta y vuestras obras; si de verdad practicáis la justicia entre unos y otros;

6 si no oprim s al forastero, al huérfano y a la viuda; si no derramáis sangre inocente en este lugar y no vais tras otros dioses para desgracia vuestra,

7 entonces os dejaré habitar en este lugar, en el pa s que di a vuestros padres desde siempre y para siempre.

8 Mirad que vosotros confiáis en palabras enga osas, que de nada sirven.

9 ¡Cómo! ¡Conque robáis, matáis, cometéis adulterio, juráis en falso, incensáis a Baal, vais tras otros dioses que no conocéis,

10 y luego ven s y estáis delante de m en este templo sobre el cual se invoca mi nombre y dec s: "¡Estamos salvados!", para seguir luego cometiendo todas esas abominaciones!

11 ¿Es a vuestros ojos este templo sobre el cual se invoca mi nombre una cueva de ladrones? Pues yo también lo he visto - oráculo de Yahveh -.

12 Id, pues, si queréis, a mi morada de Siló, donde yo hice residir mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.

13 Ahora, pues, ya que habéis hecho todas estas cosas - oráculo de Yahveh -; y, a pesar de haberos hablado insistentemente y sin cesar, no me habéis escuchado, y, a pesar de haberos llamado, no me habéis respondido,

14 por eso haré con el templo sobre el cual se invoca mi nombre, en el que confiáis, y con el lugar que os di a vosotros y a vuestros padres, como hice con Siló:

15 os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la descendencia de Efra n.

16 Y tú no ruegues por este pueblo, no eleves por ellos lamentación ni súplica ni me insistas, porque no te voy a escuchar.

17 ¿No estás viendo lo que hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?

18 Los hijos amontonan la le a, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la pasta para hacer pasteles en honor de la Reina del Cielo y ofrecen libaciones a otros dioses, para ofenderme.

19 ¿Es a m a quien ofenden? - aráculo de Yahveh -. ¿No es más bien a s mismos, para su propia vergüenza?

20 Por eso, as dice el Se or Yahveh: mirad que mi ira y mi furor se va a volcar en este lugar sobre los hombres y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; y arderá sin apagarse".

Castigo de la rebelión de Judá

21 As dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: "¡Unid vuestros holocaustos a vuestros sacrificios y comeos la carne!

22 Pues yo no hablé a vuestros padres ni les di orden alguna, el d a en que los saqué del pa s de Egipto, sobre holocaustos y sacrificios,

23 sino que sólo les impuse este precepto: "Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo y andad por el camino que os se ale para que os vaya bien".

24 Pero no me escucharon ni aplicaron su o do, sino que caminaron según sus planes, según la obstinación de su corazón malvado, y en vez de avanzar retrocedieron.

25 Desde el d a en que vuestros padres salieron del pa s de Egipto hasta hoy os he enviado a todos mis siervos los profetas d a tras d a, al tiempo debido y sin cesar;

26 pero no me han escuchado ni aplicado su o do, sino que han endurecido su cerviz y se han portado peor que sus padres.

27 Les dirás estas cosas, y no te escucharán; los llamarás y no te responderán.

28 Deberás por tanto decirles: "Ésta es la nación que no ha escuchado la voz de Yahveh, su Dios, ni ha aceptado la corrección. La lealtad ha desaparecido, ha sido cercenada de su boca".

29 Córtate el pelo y t ralo, entona una lamentación en las colinas, pues Yahveh desechó y repudió a la generación que provoca su ira.

30 Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo a mis ojos - oráculo de Yahveh -, y han puesto sus dolos en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo.

31 Han edificado los altos de Tófet, que está en el valle de Ben Hinón, para quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no mandé ni me vino a las mientes.

32 Por eso, mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh - en que no se volverá a decir ni Tófet ni valle de Ben Hinón, sino Valle de la Mortandad, pues tendrán que enterrar en Tófet por falta de sitio.

33 El cadáver de este pueblo servirá de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, sin que nadie las espante.

34 Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el pa s será un desierto".