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Joel 2 - Biblia Castilian 2003


1 ¡Tocad la trompeta en Sión, dad la alarma en mi monte santo! ¡Tiemblen todos los habitantes del pa s, porque llega el d a de Yahveh; s, ya está cerca!

2 D a tenebroso y oscuro, d a nublado y sombr o. Como la aurora, as se extiende por los montes un pueblo numeroso y fuerte como no lo hubo nunca desde que existen los siglos, ni lo habrá después de él hasta las generaciones más lejanas.

3 Delante de él consume el fuego, detrás de él abrasa la llama. Delante la tierra es un edén, detrás desierto desolado. Nadie tiene escapatoria.

4 Como de caballos es su aspecto, como de corceles que corren,

5 como estrépito de carros que rebotan en las cumbres de los montes, como el crepitar del fuego que devora la paja, como pueblo aguerrido dispuesto al combate.

6 Tiemblan ante él los pueblos, todos los rostros palidecen.

7 Corren como campeones, como guerreros que escalan los muros. Cada cual avanza en l nea recta sin desviarse de su ruta.

8 Ninguno estorba a su vecino, cada cual avanza por su senda. Irrumpen por el vallado sin romper las filas.

9 Se lanzan sobre la ciudad, corren por las murallas, escalan las casas, y por las ventanas entran como ladrones.

10 Ante ellos tiembla la tierra, retiemblan los cielos, el sol y la luna se oscurecen, apagan su brillo las estrellas.

11 Yahveh da voces delante de sus tropas, porque es inmenso el campamento, y es poderoso el ejecutor de sus planes. Grande es el d a de Yahveh, terrible en exceso. ¿Quién podrá soportarlo?

La misericordia de Jehová

12 Por eso, ahora mismo - oráculo de Yahveh - convert os a m de todo corazón con ayunos, llantos y lamentos;

13 rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos, y convert os a Yahveh, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, tardo a la cólera, rico en piedad, y se arrepiente del da o que causa.

14 ¡Quién sabe si cambiará y perdonará y dejará tras de s bendición! ¡Oblación y libación a Yahveh, vuestro Dios!

15 Tocad la trompeta en Sión, promulgad un ayuno, convocad una asamblea,

16 reunid al pueblo, santificad la reunión, congregad a los ancianos, reunid a los jóvenes y hasta a los ni os de pecho. Salga el esposo de su alcoba, y la esposa de su tálamo.

17 Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahveh, y digan: "Perdona, Yahveh, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, para que se burlen de ellos las naciones. ¿Por qué habr an de decir los pueblos: dónde está su Dios?".

18 Yahveh se llenó de celo por su tierra y perdonó a su pueblo.

19 Yahveh respondió y dijo a su pueblo: "Heme aqu. Yo os enviaré el trigo, el mosto y el aceite, y os hartaréis con ello. No os entregaré más al oprobio de las naciones.

20 Al que viene del norte lo alejaré de vosotros, lo arrojaré a una tierra árida y desolada: su vanguardia al mar oriental, y al mar occidental su retaguardia. Ascenderá su hedor, subirá su fetidez". ¡Porque Yahveh hace maravillas!

21 Tierra, no temas, exalta y alégrate, porque Yahveh hace maravillas.

22 Bestias del campo, no temáis, porque reverdecen los pastizales de la estepa, los árboles producen sus frutos, la higuera y la vid dan sus riquezas.

23 Hijos de Sión, alegraos, gozaos en Yahveh, vuestro Dios, porque él os concede la lluvia de oto o en justicia, hace caer sobre vosotros lluvia abundante: lluvia de oto o y de primavera, como anta o.

24 Abundará el grano en las eras y rebosarán las tinajas de mosto y de aceite.

25 Os compensaré por los a os en que os devoraron el saltamontes y la langosta, la caballeta y el grillo, mi gran ejército que envié contra vosotros.

26 Comeréis cuanto queráis, hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Yahveh, vuestro Dios, que hizo en favor vuestro maravillas. Nunca más será mi pueblo abochornado.

27 As conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo, Yahveh, soy vuestro Dios, y no hay otro. Nunca más será mi pueblo abochornado.