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Juan 10 - Biblia Castilian 2003


Parábola del redil

1 "En verdad os lo aseguro: el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es bandido y ladrón;

2 el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas.

3 A éste le abre el portero, y las ovejas atienden a su voz; llama a sus propias ovejas por su nombre y las saca fuera.

4 Cuando ha sacado a todas las suyas, camina delante de ellas y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

5 Pero nunca seguirán a un extra o, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extra os".

6 Este ejemplo les puso Jesús; pero ellos no entendieron lo que quer a decirles.

Jesús, el buen pastor

7 Jesús les dijo de nuevo: "De verdad os aseguro: yo soy la puerta de las ovejas.

8 Todos los que han venido antes que yo son bandidos y ladrones, pero las ovejas no los escucharon.

9 Yo soy la puerta: el que entre por m, estará a salvo; podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

10 El ladrón no viene sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida, una vida plena.

11 "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.

12 El asalariado, el que no es pastor ni due o de las ovejas, apenas ve acercarse el lobo, abandona las ovejas y sale huyendo - mientras el lobo las arrebata y las dispersa -;

13 como es un asalariado, le traen sin cuidado las ovejas."

14 "Yo soy el buen pastor: yo conozco las m as, y las m as me conocen a m,

15 como el Padre me conoce a m y yo conozco al Padre. Yo doy mi vida por las ovejas.

16 Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil: también a ellas tengo que conducirlas; ellas oirán mi voz, y habrá un solo reba o, un solo pastor.

17 Por esto el Padre me ama: porque yo doy mi vida para volverla a tomar.

18 Nadie me la quita, sino que yo por m mismo la doy; tengo poder para darla y tengo poder para recobrarla. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre."

19 De nuevo estas palabras provocaron división entre los jud os.

20 Muchos de ellos dec an: "Está endemoniado y ha perdido el juicio. ¿Por qué lo escucháis?".

21 Pero otros replicaban: "Éstas no son palabras de un endemoniado. ¿Puede un demonio abrir los ojos de los ciegos?".

Los judíos rechazan a Jesús

22 Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno.

23 Jesús estaba paseando en el templo, por el pórtico de Salomón.

24 Lo rodearon los jud os para preguntarle: "¿Hasta cuándo nos vas a tener en vilo? Si tú eres el Cristo, d noslo claramente".

25 Jesús les respondió: "Ya os lo he dicho, pero no queréis creerlo: las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de m.

26 Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.

27 Mis ovejas oyen mi voz: yo las conozco y ellas me siguen.

28 Yo les doy vida eterna y nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.

29 Mi Padre, que me las ha confiado, es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de las manos del Padre.

30 El Padre y yo somos uno".

31 De nuevo tomaron piedras los jud os para lapidarlo.

32 Jesús les respondió: "Os he hecho ver muchas buenas obras que vienen del Padre. ¿Por cuál de ellas me queréis apedrear?".

33 Respondiéronle los jud os: "No te queremos apedrear por una obra buena, sino por blasfemia: porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios".

34 Jesús les respondió: "¿No está escrito en vuestra ley: Yo he dicho: dioses sois?

35 Si llamó dioses a aquellos a quienes les fue dirigida la palabra de Dios - y no puede rechazarse la Escritura -,

36 ¿cómo dec s vosotros, de aquel a quien el Padre ha consagrado y enviado al mundo: "Tú blasfemas", porque he dicho: "Soy Hijo de Dios?".

37 Si no realizo las obras de mi Padre, no me creáis;

38 pero si las realizo, aunque a m no me creáis, creed en esas obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre está en m y yo en el Padre".

39 Intentaron nuevamente prenderlo, pero él se les escapó de las manos.

40 De nuevo se fue al otro lado del Jordán, al lugar donde antes hab a estado bautizando Juan, y se quedó all.

41 Acudieron a él muchos, que dec an: "Juan no realizó se al alguna; pero todo lo que él dijo acerca de éste, era verdad".

42 Y all mismo muchos creyeron en él.