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Mateo 24 - Biblia Castilian 2003


Jesús predice la destrucción del templo

1 Salió Jesús del templo y, según iba caminando, se le acercaron sus disc pulos para hacerle notar las construcciones del templo.

2 Él les dijo: "¿No veis todo esto? Pues os aseguro que no quedará aqu piedra sobre piedra: todo será demolido".

Señales antes del fin

3 Mientras él estaba sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los disc pulos para preguntarle a solas: "Dinos: ¿cuándo sucederá esto y cuál será la se al de tu parus a y del final de los tiempos?".

4 Jesús les contestó: "Mirad que nadie os enga e.

5 Porque vendrán muchos amparándose en mi nombre y dirán: "Yo soy el Cristo", y enga arán a muchos.

6 Habéis de o r fragores de batallas y noticias de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis. Porque eso tiene que suceder, pero todav a no es el fin.

7 Efectivamente, se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres y terremotos en diversos lugares.

8 Todo esto será comienzo del doloroso alumbramiento.

9 Entonces os entregarán al tormento y os matarán y seréis odiados por todos los pueblos a causa de mi nombre.

10 Muchos fallarán, se traicionarán unos a otros y se odiarán mutuamente.

11 Surgirán muchos falsos profetas y enga arán a muchos;

12 y con el crecer de la maldad, se enfriará el amor en muchos.

13 Pero quien se mantenga firme hasta el final, éste se salvará.

14 Este evangelio del reino será predicado en toda la tierra como testimonio para todos los pueblos. Y entonces llegará el fin.

15 Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, la anunciada por el profeta Daniel, instalada en el lugar santo - entiéndalo bien el que lee -,

16 entonces, los que estén en Judea huyan a los montes,

17 y el que esté en la terraza no baje a recoger lo que hay en su casa,

18 y el que esté en el campo no vuelva atrás para recoger su manto.

19 ¡Ay de las que estén encintas y de las que estén criando en aquellos d as!

20 Rogad para que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado.

21 Porque entonces será la angustia tan grande como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.

22 Y si no se abreviaran aquellos d as, nadie se salvar a; pero en atención a los elegidos se abreviarán los d as aquellos.

23 Entonces, si alguien os dice: "Mirad, el Cristo está aqu, o all ", no lo creáis;

24 porque surgirán falsos cristos y falsos profetas que harán grandes se ales y prodigios, para enga ar, si fuera posible, aun a los mismos elegidos.

25 Mirad que os lo he dicho de antemano.

26 Si, pues, os dicen: "Mirad que está en el desierto, no salgáis", "Mirad que está en la habitación secreta", no lo creáis.

27 Porque, como el relámpago sale de oriente y se deja ver hasta occidente, as será la parus a del Hijo del hombre.

28 Donde esté la carro a, all se juntarán los buitres.

La venida del Hijo del Hombre

29 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos d as, el sol se obscurecerá y la luna no dará su brillo, las estrellas caerán del cielo y el mundo de los astros se desquiciará.

30 Entonces aparecerá en el cielo la se al del Hijo del hombre, se golpearán el pecho todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad.

31 Y enviará a sus ángeles con potente trompeta, para que reúnan a sus elegidos desde los cuatro vientos, de un extremo a otro de los cielos.

32 Aprended de la higuera esta parábola: cuando sus ramas se ponen ya tiernas y comienzan a brotar las hojas, os dais cuenta de que está cerca el verano.

33 Igualmente vosotros, cuando veáis todas estas cosas, daos cuenta de que él está cerca, a las puertas.

34 Os aseguro que no pasará esta generación sin que todo esto suceda.

35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.

36 En cuanto al d a aquel y la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino el Padre solo.

37 Pues como sucedió en los d as de Noé as sucederá en la parus a del Hijo del hombre.

38 Porque igual que en [aquellos] d as anteriores al diluvio segu an comiendo y bebiendo y ellos y ellas se casaban, hasta el d a en que Noé entró en el arca,

39 y no se dieron cuenta hasta que llegó el diluvio que los barrió a todos, as será también la parus a del Hijo del hombre.

40 Entonces estarán dos en el campo: uno será tomado y el otro dejado.

41 Estarán dos mujeres moliendo en un molino: una será tomada y la otra dejada.

42 Velad, pues, porque no sabéis en qué d a va a llegar vuestro Se or.

43 Entendedlo bien: si el due o de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, estar a en vela y no dejar a horadar su casa.

44 Por eso mismo, estad también vosotros preparados; que a la hora en que menos lo penséis llegará el Hijo del hombre.

45 ¿Quién es, pues, el criado fiel y sensato, a quien el se or puso al frente de su servidumbre, para darles la comida a su debido tiempo?

46 Dichoso aquel criado a quien su se or, al volver, lo encuentre cumpliendo su deber.

47 Os lo aseguro: lo pondrá al frente de todos sus bienes.

48 Pero, si aquel criado fuera malo y dijera para s: "Mi se or está tardando",

49 y se pusiera a pegar a sus compa eros y a comer y beber con borrachos,

50 llegará el se or de ese criado el d a en que menos lo espera y a la hora en que menos lo piensa,

51 lo castigará duramente y le asignará la misma suerte que a los hipócritas. All será el llanto y el rechinar de dientes.