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Mateo 5 - Biblia Castilian 2003


El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

1 Cuando vio aquella muchedumbre, subió al monte, se sentó y se le acercaron sus disc pulos.

2 Y abriendo sus labios, los instru a as:

3 Bienaventurados los pobres en esp ritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

5 Bienaventurados los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.

6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque [ellos] serán llamados hijos de Dios.

10 Bienaventurados los perseguidos por atenerse a lo que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos.

11 Bienaventurados seréis cuando, por causa m a, os insulten y persigan y profieran toda clase de calumnias contra vosotros.

12 Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos. De esta misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

La sal de la tierra

13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero, si la sal pierde su sabor, ¿con qué salarla? Para nada vale ya, sino para arrojarla fuera y que la pise la gente.

La luz del mundo

14 Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte;

15 ni encienden una lámpara y la meten en el armario, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.

16 Alumbre as vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Jesús y la ley

17 No vayáis a pensar que vine a abolir la ley o los profetas; no vine a abolir, sino a dar cumplimiento.

18 Porque os lo aseguro: antes pasarán el cielo y la tierra que pase una sola jota o una sola tilde de la ley sin que todo se cumpla.

19 El que viole, pues, uno solo de estos mandamientos m nimos y ense e as a los hombres, m nimo será en el reino de los cielos; pero el que los cumpla y los ense e, ése será grande en el reino de los cielos.

20 Porque os lo aseguro: si vuestra justicia no es mejor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Jesús y la ira

21 Habéis o do que se dijo a los antiguos: No matarás, y quien mate comparecerá ante el tribunal.

22 Pero yo os digo: todo el que se enoje contra su hermano comparecerá ante el tribunal; y el que diga a su hermano estúpido comparecerá ante el sanedr n; y el que le diga renegado comparecerá para la gehenna del fuego.

23 Por tanto, si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar recuerdas all que tu hermano tiene algo contra ti,

24 deja all tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.

25 Procura hacer a tiempo las paces con tu contrario mientras vas con él por el camino; no sea que él te entregue al juez, y el juez al guardia, y te metan en la cárcel.

26 Te lo aseguro: no saldrás de all hasta que pagues el último céntimo.

Jesús y el adulterio

27 Habéis o do que se dijo: No cometerás adulterio.

28 Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer con mal deseo, ya cometió adulterio en su corazón [con ella].

29 Si, pues, tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; porque más te vale perder uno solo de tus miembros que ser arrojado todo tu cuerpo a la gehenna.

30 Y si tu mano derecha es para ti ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; porque más te vale perder uno solo de tus miembros que ir todo tu cuerpo a la gehenna.

Jesús y el divorcio

31 También se dijo: El que despida a su mujer, déle certificado de divorcio.

32 Pero yo os digo: todo el que despide a su mujer, excepto en caso de fornicación, la induce a cometer adulterio, y quien se casa con una despedida, comete adulterio.

Jesús y los juramentos

33 Igualmente habéis o do que se dijo a los antiguos: No jurarás en falso, sino que cumplirás los juramentos hechos al Se or.

34 Pero yo os digo: no juréis por ningún concepto: ni por el cielo, porque es trono de Dios;

35 ni por la tierra, porque es escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey;

36 ni tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes volver blanco o negro un solo cabello.

37 Vuestro hablar sea: al s, s; al no, no. Lo que de esto excede, proviene del Malo.

El amor hacia los enemigos

38 Habéis o do que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente.

39 Pero yo os digo: no toméis represalias contra el malvado; si alguien te pega en la mejilla derecha, preséntale también la otra;

40 al que quiera llevarte a juicio por quitarte la túnica, déjale también el manto,

41 si alguien te fuerza a caminar una milla, anda con él dos.

42 Al que te pide, dale; y no esquives al que pretende pedirte un préstamo.

43 Habéis o do que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.

44 Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen:

45 as seréis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, el cual hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos.

46 Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?

47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?

48 Sed, pues, perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial.