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Nehemías 2 - Biblia Castilian 2003


Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén

1 En el mes de nisán del a o vigésimo del rey Artajerjes, teniendo yo el vino ante m, lo tomé y se lo serv al rey. Yo estaba muy triste en su presencia.

2 Entonces el rey me preguntó: "¿Por qué está tan triste tu semblante, siendo as que no estás enfermo? Eso no puede ser sino algún gran pesar del corazón". Yo sent gran temor,

3 pero dije al rey: "¡Viva el rey por siempre! ¿Cómo no ha de estar triste mi semblante, cuando la ciudad en que están los sepulcros de mis padres está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego?".

4 D jome el rey: "¿Qué pretendes, pues?". Encomendándome al Dios del cielo,

5 respond al rey: "Si le parece bien al rey, y si cuento con tu benevolencia, te ruego que me env es a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y yo la reedificaré".

6 El rey, que ten a sentada a su lado a la reina, me dijo: "¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo estarás de vuelta?". Le fijé yo un plazo que le pareció bien al rey y me dejó partir.

7 Todav a a ad al rey: "Si le parece bien al rey, dénseme cartas para los gobernadores de la Transeufratina, para que me dejen pasar hasta que llegue a Judá,

8 y asimismo otra carta para Asaf, guarda del bosque real, a fin de que me proporcione maderas con que construir las puertas de la ciudadela que está junto al templo, las murallas de la ciudad y la casa en la que yo voy a habitar". Y me lo concedió el rey, pues la mano bondadosa de Dios estaba conmigo.

9 Me dirig, pues, a los gobernadores de la Transeufratina y les entregué las cartas del rey, quien además envió conmigo, como escolta, jefes del ejército y gente de a caballo.

10 Al enterarse de ello Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, les pareció muy mal que hubiera llegado alguien para procurar el bien a los israelitas.

Nehemías anima al pueblo a reedificar los muros

11 Llegué a Jerusalén y permanec all tres d as.

12 Luego me levanté de noche, acompa ado de unos pocos hombres, sin manifestar a nadie lo que Dios me hab a inspirado en el corazón que hiciera en favor de Jerusalén. Sólo llevaba conmigo la cabalgadura en que yo iba montado.

13 Sal de noche por la puerta del Valle en dirección a la fuente del Dragón y a la puerta del Muladar. Inspeccioné los puntos en que las murallas de Jerusalén estaban derruidas y las puertas consumidas por el fuego.

14 Pasé luego a la puerta de la Fuente y a la alberca del rey, pero no hab a lugar por donde pudiera pasar mi cabalgadura.

15 Todav a de noche, sub por el Torrente e inspeccioné la muralla. Luego, dando la vuelta, entré por la puerta del Valle y as conclu la ronda.

16 Los magistrados no sab an adónde hab a ido yo ni qué hab a hecho, porque ni a los jud os, ni a los sacerdotes, ni a los principales, ni a los consejeros, ni al resto de los funcionarios hab a yo manifestado nada hasta entonces.

17 Luego les dije: "Vosotros mismos veis la triste situación en que nos hallamos: Jerusalén está en ruinas y sus puertas han sido consumidas por el fuego. Vamos a reconstruir la muralla de Jerusalén. ¡No seamos ya más objeto de oprobio!".

18 Les hice saber cómo la mano bondadosa de mi Dios hab a estado conmigo, y las palabras que el rey me hab a dicho. Y exclamaron: "¡Empecemos ya la reconstrucción!". Y se animaron a emprender esta buena obra.

19 Cuando Sanbalat, el joronita, y Tob as, el siervo amonita, y Guese, el árabe, lo supieron, se rieron de nosotros y nos despreciaron diciendo: "Qué estáis haciendo? ¿Es que os rebeláis contra el rey?".

20 Yo les respond: "El Dios del cielo nos hará triunfar. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Pero vosotros no tendréis parte ni derecho ni recuerdo alguno en Jerusalén".