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Números 11 - Biblia Castilian 2003


Jehová envía codornices

1 Aconteció que el pueblo profirió amargos lamentos que sonaron mal a los o dos de Yahveh. Yahveh lo oyó, se encendió su ira y ardió contra ellos un fuego de Yahveh que devoró un extremo del campamento.

2 Clamó entonces el pueblo a Moisés, Moisés intercedió ante Yahveh, y el fuego se apagó.

3 Por eso se llamó aquel lugar Taberá, porque se hab a encendido contra ellos el fuego de Yahveh.

4 Una chusma que se hab an mezclado con el pueblo sintió tan insaciable apetito que incluso los israelitas rompieron a lamentarse de nuevo y dec an: "¡Quién nos diera a comer carne!

5 ¡Cuánto nos acordamos del pescado que com amos de balde en Egipto, de los pepinos, de los melones, de los puerros, de las cebollas, de los ajos!

6 Ahora, en cambio, nuestro vigor se seca; pues no hay nada de nada, y nuestros ojos no ven más que el maná ".

7 El maná era semejante a la semilla del cilantro, y ten a un aspecto como el del bedelio.

8 Se dispersaba el pueblo para recogerlo; luego lo mol an en molinos o lo majaban en morteros, lo coc an en ollas y hac an con él tortas. Su sabor era como el de torta amasada con aceite.

9 Cuando de noche ca a el roc o sobre el campamento, ca a también sobre él el maná.

10 Oyó Moisés cómo el pueblo lloraba, familia por familia, cada uno a la entrada de su tienda. Y se encendió en gran manera la cólera de Yahveh. A Moisés le desagradó esto en gran manera

11 y dijo a Yahveh: "¿Por qué has tratado tan mal a tu siervo? ¿Por qué no gozo de tu favor, sino que echas sobre m la carga de todo este pueblo?

12 ¿Acaso he sido yo quien ha concebido a todo este pueblo? ¿Soy yo quien lo ha dado a luz, para que me digas: "Llévalo en tu regazo", como lleva la nodriza al ni o de pecho, hasta el pa s que juraste dar a sus padres?

13 ¿De dónde saco la carne para darle a todo ese pueblo, cuando me asedian con sus lágrimas y me dicen: "Danos carne para comer"?

14 Yo solo no puedo soportar la carga de todo este pueblo, pues es demasiado pesada para m.

15 Si también en adelante vas a tratarme as, prefiero que me env es la muerte, si en algo me estimas, y as no veré ya mi desventura".

16 Dijo Yahveh a Moisés: "Reúneme a setenta hombres de los ancianos de Israel, de los que tú sabes que son los ancianos y dirigentes del pueblo, llévalos a la tienda del encuentro y que estén all contigo.

17 Yo descenderé y te hablaré all; tomaré del esp ritu que hay en ti y se lo infundiré a ellos, para que compartan contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo.

18 Dirás al pueblo: "Santificaos para ma ana y comeréis carne, ya que os habéis lamentado a los o dos de Yahveh, diciendo: ¿quién nos dará a comer carne? ¡Estábamos tan bien en Egipto!". Yahveh os dará carne para que comáis.

19 No la comeréis un d a solo, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte,

20 sino un mes entero: hasta que os salga por las narices y os dé asco, por haber menospreciado a Yahveh, que está en medio de vosotros, y por haberos lamentado ante él, diciendo: "¿Por qué hemos salido de Egipto?"".

21 Moisés dijo: "El pueblo que viene conmigo alcanza los seiscientos mil hombres de a pie; ¿y tú dices: "Les daré carne y la comerán un mes entero?".

22 Aunque se degollaran para ellos reba os de vacas y de ovejas, ¿les bastar a? Si se juntaran para ellos todos los peces del mar, ¿les ser a suficiente?".

23 Yahveh respondió a Moisés: "¿Acaso ha perdido su vigor el brazo de Yahveh? Vas a ver ahora si lo que te he dicho se cumple en favor tuyo o no".

24 Salió entonces Moisés fuera y transmitió al pueblo las palabras de Yahveh. Reunió setenta hombres de los ancianos del pueblo y los colocó alrededor de la tienda.

25 Yahveh descendió en la nube y le habló; tomó del esp ritu que hab a en él y lo puso sobre los setenta ancianos. Tan pronto como el esp ritu se posó en ellos, comenzaron a profetizar, pero sólo lo hicieron aquella vez.

26 Se hab an quedado en el campamento dos hombres, el uno llamado Eldad y el otro Medad. El esp ritu se posó también sobre ellos, porque eran del número de los designados, aunque no hab an ido a la tienda, y profetizaron en el campamento.

27 Un joven corrió a anunciárselo a Moisés y le dijo: "Eldad y Medad están profetizando en el campamento".

28 Entonces Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde su juventud, tomó la palabra y dijo: "Se or m o Moisés, proh beselo".

29 Le respondió Moisés: "¿Estás celoso por m ? ¡Ojalá que todo el pueblo de Yahveh fuera profeta, y pusiera Yahveh su esp ritu en ellos!".

30 Moisés se retiró al campamento con los ancianos de Israel.

31 Entonces se levantó un viento enviado por Yahveh que trajo codornices de la parte del mar y las dejó caer sobre el campamento, en una extensión como de un d a de camino por una parte y como de un d a de camino por otra, en derredor del campamento, y con un espesor de casi dos codos sobre la superficie del suelo.

32 El pueblo estuvo recogiendo codornices todo aquel d a, toda la noche y todo el d a siguiente. El que menos, recogió diez ómer. Las tendieron a secar en derredor del campamento.

33 Aún ten an la carne en la boca, sin acabar de masticarla, cuando se encendió la cólera de Yahveh contra el pueblo, y Yahveh hirió al pueblo con una plaga muy grande.

34 Por eso se dio a aquel lugar el nombre de Quibrot Hatavá, porque all enterraron a la chusma que se hab a entregado a la glotoner a.

35 El pueblo partió de Quibrot Hatavá en dirección a Jaserot y acampó en Jaserot.