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Proverbios 20 - Biblia Castilian 2003


1 El vino es insolente; el licor, pendenciero; quien a ellos se entrega no es sabio.

2 Como rugido de león es la ira del rey: quien lo provoca arriesga su vida.

3 Es honor para el hombre evitar las rencillas, pero el insensato se mete en ellas.

4 El perezoso no ara en el oto o; busca luego en la siega, pero en vano.

5 Agua profunda son los proyectos humanos: el hombre sensato sabe acabarlos.

6 Muchos hombres se proclaman amigos; pero un hombre fiel, ¿quién lo hallará?

7 El justo camina en su integridad. ¡Dichosa será su descendencia!

8 El rey sentado en el tribunal discierne todo mal con su mirada.

9 ¿Quién puede decir: "Purifiqué mi corazón, estoy limpio de mi culpa?".

10 Dos pesos y dos medidas: ambas cosas las abomina Yahveh.

11 Por sus actos el ni o ya demuestra si será pura y recta su conducta.

12 El o do que oye y el ojo que mira: ambas cosas las hizo Yahveh.

13 No ames el sue o: te empobrecer as; ten abiertos los ojos: te hartarás de pan.

14 ¡Malo, malo!, dice el que compra; pero al marchar se congratula.

15 Hay oro y multitud de perlas; pero el mejor tesoro son los labios sensatos.

16 Qu tale el vestido, pues avaló a un extra o; embárgale, pues salió fiador de un desconocido.

17 Sabroso es al hombre el pan robado, pero luego se le llena la boca de grava.

18 Los proyectos necesitan consejo: haz la guerra con gran reflexión.

19 Quien anda intrigando descubre secretos: no te asocies con quien mucho habla.

20 Quien desprecia al padre y a la madre, verá morir su lámpara en densas tinieblas.

21 La fortuna amasada con presteza no será al final bendecida.

22 No digas: "Pagaré mal con mal"; conf a en Yahveh, y él te ayudará.

23 Usar dos pesos lo abomina Yahveh, la balanza falsa no está bien.

24 Yahveh dirige los pasos del hombre; ¿cómo sabrá el hombre su propio camino?

25 El hombre se enreda si dice a la ligera: "Esto es santo", para luego arrepentirse de lo prometido.

26 El rey sabio avienta a los malvados, hace pasar el trillo sobre ellos.

27 Yahveh vigila el esp ritu del hombre, penetra todos los rincones de su ser.

28 Bondad y lealtad protegen al rey; apoya su trono en la justicia.

29 La gloria de los jóvenes es su fuerza; gala de los ancianos son su canas.

30 Las huellas del azote purifican la intención; los golpes, el fondo del corazón.