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Proverbios 27 - Biblia Castilian 2003


1 No presumas del d a de ma ana, pues no sabes lo que un d a puede traer.

2 Que te alabe otro y no tu boca; un extra o, y no tus labios.

3 Pesada es la piedra y grave la arena, pero más aún la ira que provoca el necio.

4 Cruel es el furor, hirviente la cólera, pero ¿quién resistirá a los celos?

5 Más vale reprensión manifiesta que amor reticente.

6 Leales son los golpes de un amigo; como cuchillos, los besos de un enemigo.

7 El hombre ah to desprecia la miel; para el hambriento, lo amargo es dulce.

8 Como ave que vaga lejos de su nido, as es el hombre errante lejos de su hogar.

9 El perfume y el incienso alegran el corazón, la dulzura de la amistad alivia el alma.

10 No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre. No vayas a casa de tu hermano en tus d as de apuro: más vale vecino cercano que hermano alejado.

11 Sé sabio, hijo m o, y alegra mi corazón; as podré responder a quien me ultraje.

12 El prudente ve el peligro y se esconde, los ingenuos siguen adelante para su mal.

13 Qu tale el vestido, pues avaló a un extra o; embárgale, pues salió fiador de un desconcido.

14 El que a voces saluda a su prójimo muy de ma ana es como si lo maldijera.

15 Gotera continua en d a de lluvia y mujer quisquillosa son semejantes;

16 contenerla es como retener al viento o recoger aceite con la mano.

17 El hierro con hierro se desbasta; y el hombre, en el trato con su prójimo.

18 El que guarda la higuera come su fruto, el que atiende a su se or será estimado.

19 Como en el agua se refleja el rostro, as el corazón de uno en el de otro.

20 El seol y el averno son insaciables; tampoco se sacian los ojos del hombre.

21 Como la plata del crisol y el oro del horno, as el hombre depende de su fama.

22 Aunque machaques al necio en el mortero con la maza de moler el grano, no se apartará de él su necedad.

23 Atiende al aspecto de tu grey, dedica atención a tu reba o,

24 porque el patrimonio no es para siempre ni la riqueza dura generaciones.

25 Cuando brote el césped y apunte la hierba, cuando se almacene el forraje de los montes,

26 tú tendrás corderos para vestirte, cabritos para pagar tus campos

27 y abundante leche de cabra para saciarte, para saciar a tu casa y mantener a tus criadas.