Santiago 3:2-4

2 pues todos fallamos muchas veces. Si alguno no falla en el hablar, ése es varón perfecto, capaz de refrenar todo el cuerpo.

3 Cuando ponemos a los caballos freno en la boca para que nos obedezcan, guiamos a la vez todo su cuerpo.

4 Mirad también las naves. Con ser tan grandes y estar impulsadas por fuertes vientos, son gobernadas por un peque o timón, a voluntad del piloto.