Hebreos 1:5-7

5 Porque Dios nunca dijo a ningún ángel: "Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy."[3]

6 Pero en otro lugar, al presentar a su Hijo primogénito al mundo, dice: "Que todos los ángeles de Dios lo adoren."[4]

7 Respecto a los ángeles, Dios dice: "Hace que sus ángeles sean como vientos, y como llamas de fuego sus servidores."[5]