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2 Pedro 1 - Biblia Pablo Besson (Nuevo Testamento)


Salutación

1 Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesu-Cristo, a los quienes tocó fe igualmente preciosa, como a nosotros, en la justicia de nuestro Dios y del Salvador Jesu-Cristo,

2 gracia a vosotros y paz sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de Jesús Señor nuestro,

Partícipes de la naturaleza divina

3 como su divino poder nos ha dado todo lo que importa a la vida y a la piedad por el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y virtud,

4 mediante las cuales las más grandes y preciosas promesas nos han sido dadas, para que por éstas fueseis hechos participantes de la divina naturaleza, huyendo de la corrupción que, por la concupiscencia, está en el mundo.

5 Y vosotros mismos al poner en esto mismo toda diligencia, proporcionad en la fe de vosotros la virtud, y en la virtud la ciencia,

6 y en la ciencia la templanza, y en la templanza la paciencia, y en la paciencia la piedad,

7 y en la piedad la fraternidad, y en la fraternidad el amor.

8 Estas cosas pues subsistiendo en vosotros y abundando, no os constituyen ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesu-Cristo.

9 Pero aquel a quien faltan estas cosas, es ciego, muy corto de vista, perdiendo el recuerdo de la purificación de sus pecados de antes.

10 Por tanto, hermanos, más bien esforzaos que por buenas obras se haga firme vuestra vocación y elección, porque haciendo esto no caeréis jamás.

11 Así pues os será ricamente procurada la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesu-Cristo.

12 Por eso no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque las sepáis, y estéis bien confirmados en la verdad presente.

13 Y creo justo, en tanto que estoy en esta cabaña despertaros con amonestación,

14 sabiendo que pronto tengo que dejar i cabaña, como también nuestro Señor Jesu-Cristo me lo de-aró.

15 Cuidaré también de que después de mi salida. , vosotros tengáis siempre que hacer mención de estas cosas.

Testigos presenciales de la gloria de Cristo

16 No es siguiendo fábulas por arte compuestas, que os hicimos conocer la potencia y la presencia de nuestro Señor JesuCristo, sino como testigos oculares que fuimos hechos, de la majestad de aquel

17 que recibió de Dios Padre honra y gloria, siéndole enviada por la magnífica gloria esta voz: Este es mi hijo, el amado, en el cual me complací (Mat. 17:5).

18 Y esta voz, nosotros la oímos enviada del cielo, estando con él en el monte santo.

19 Y tenemos más segura la palabra profética a la cual bien hacéis de prestar atención como a lámpara que alumbra en lugar obscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana c levante en vuestros corazones (Apoc. 2"-28; 22-16).

20 Esto primero entendiendo, que toda profecía de la Escritura no viene de propia resolución,

21 porque no es por voluntad de hombre que antes fué traída una profecía, mas movidos por espíritu santo hablaron los santos hombres de Dios.