Santiago 1:24-26

24 porque al verse a sí mismo y después irse, olvida cómo era;

25 pero todo el que mira según la ley perfecta de la libertad y persiste en ella, no es un oidor olvidadizo, sino uno que en verdad la pone por obra, y éste será dichoso en lo que haga.

26 Y si alguno cree que adora a Dios pero no refrena su lengua, sino que su corazón lo engaña[1], la adoración[2] del tal es vana,