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Génesis 3 - Nueva Biblia Española (1975)


Desobediencia del hombre

1 La serpiente era el animal más astuto de cuantos el Señor Dios había creado; y entabló conversación con la mujer: ¿Así que Dios les ha dicho que no coman de ningún árbol del parque?

2 La mujer contestó a la serpiente: ¡No! Podemos comer de todos los árboles del jardín;

3 solamente del árbol que está en medio del jardín nos ha prohibido Dios comer o tocarlo, bajo pena de muerte.

4 La serpiente replicó: ¡Nada de pena de muerte!

5 Lo que pasa es que sabe Dios que, en cuanto ustedes coman de él, se les abrirán los ojos y serán como Dios, versados en el bien y el mal.

6 Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, era una delicia de ver y deseable para tener acierto. Tomó fruta del árbol, comió y se la alargó a su marido, que comió con ella.

7 Se les abrieron los ojos a los dos, y descubrieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

8 Oyeron al Señor Dios, que se paseaba por el jardín tomando el fresco. El hombre y su mujer se escondieron entre los árboles del jardín, para que el Señor Dios no los viera.

9 Pero el Señor Dios llamó al hombre: ¿Dónde estás?

10 El contestó: Te oí en el jardín, me entró miedo porque estaba desnudo, y me escondí.

11 El Señor Dios le replicó: Y ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿A que has comido del árbol prohibido?

12 El hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me alargó el fruto y comí.

13 El Señor Dios dijo a la mujer: ¿Qué has hecho? Ella respondió: La serpiente me engañó y comí.

14 El Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho eso, maldita tú entre todos los animales domésticos y todas las fieras salvajes; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida;

15 pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón.

16 A la mujer le dijo: Mucho te haré sufrir en tu embarazo, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará.

17 Al hombre le dijo: Porque le hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol prohibido, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas;

18 brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo.

19 Con sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella te sacaron; pues eres polvo y al polvo volverás.

20 El hombre llamó a su mujer Vitalidad", por ser la madre de todos los que viven.

21 El Señor Dios hizo túnicas de piel para el hombre y su mujer y se las vistió.

22 Y el Señor Dios dijo: Si el hombre es ya como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal, ahora sólo le falta alargar la mano al árbol de la vida, tomar de él, comer y vivir para siempre.

23 Y el Señor Dios lo expulsó del paraíso, para que labrara la tierra de donde lo había sacado.

24 Echó al hombre, y a oriente del parque de Edén colocó a los querubines y la espada llameante que oscilaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.