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Jeremías 12 - Nueva Biblia Española (1975)


Queja de Jeremías y respuesta de Dios

1 Aunque tú, Señor, llevas la razón cuando discuto contigo, quiero proponerte un caso: ¿Por qué prosperan los malvados y viven en paz los traidores?

2 Los plantas, arraigan, crecen, dan fruto; sí, tú estás cerca de sus labios y lejos de su corazón,

3 Tú, Señor, me examinas y me conoces; tú sabes cuál es mi actitud contigo; apártalos como a ovejas de matanza, resérvalos para el día del sacrificio.

4 ¿Hasta cuándo hará duelo la tierra y se agostará la hierba del campo? Por la maldad de sus habitantes se escapan el ganado y las aves del cielo, pues dicen: "No ve nuestras andanzas".

5 Si corriendo con los infantes te cansas, ¿cómo competirás con los caballos? Aunque en tierra tranquila te sientas seguro, ¿qué harás en la maleza del Jordán?.

6 También tus hermanos y tu familia te son desleales, también ellos te calumnian a la espalda; no te fíes aunque te digan buenas palabras"

7 He abandonado mi casa y desechado mi heredad, he entregado el amor de mi alma en manos enemigas;

8 porque mi heredad se había vuelto contra mí, rugiendo como león feroz; por eso la detesté;

9 mi heredad se había vuelto un leopardo, y los buitres giraban sobre él: ¡Vengan, fieras agrestes, acérquense a comer!

10 Entre tantos pastores destrozaron mi viña y pisotearon mi parcela, convirtieron mi parcela escogida en desierto desolado,

11 la dejaron desolada, yerma, ¡qué desolación! Todo el país desolado, ¡y a nadie le importaba!

12 Por todas las dunas de la estepa llegaron bandoleros, porque la espada del Señor devora de punta a punta, y ningún ser vivo queda incólume,

13 Sembraron trigo y cosecharon cardos, quedaron baldados en balde, ¡qué miseria de cosecha!, por la ira ardiente del Señor.

14 Así dice el Señor a todos los vecinos maleantes que tocaron la herencia que yo regalé a mi pueblo, Israel: Yo los arrancaré de sus campos, arrancaré de allí a los judíos.

15 Después de arrancarlos, volveré a compadecerme de ellos y a traer a cada uno a su tierra y su heredad.

16 Y si aprenden la costumbre de mi pueblo, de jurar por mi nombre, "vive el Señor", como ellos enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, se establecerán en medio de mi pueblo.

17 Pero a la nación que no obedezca, la arrancaré y la destruiré, -oráculo del Señor-.