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Jeremías 14 - Nueva Biblia Española (1975)


Mensaje con motivo de la sequía

1 Cuando la sequía, vino la palabra del Señor a Jeremías:

2 Se enluta Judá, desfallecen sus puertas, se inclinan sombrías, Jerusalén lanza gritos.

3 Los nobles envían a sus sirvientes por agua: van a las cisternas, no encuentran agua, se vuelven con los cántaros vacíos, se cubren desencantados la cabeza,

4 porque los campos se horrorizan al faltar la lluvia en el país; los labradores se cubren la cabeza defraudados;

5 hasta la cierva pare y abandona en descampado porque no hay pastos;

6 los burros salvajes se paran en las dunas, venteando el aire como chacales, con ojos apagados, porque no hay hierba.

7 Si nuestras culpas nos acusan, Señor, intervén por tu nombre, que son muchas nuestras apostasías, hemos pecado contra ti.

8 Esperanza de Israel, salvador en el peligro, . ¿por qué te portas como forastero en el país, como caminante que se desvía para pernoctar?

9 ¿Por qué te portas como un hombre aturdido, como soldado incapaz de vencer? Tú estás con nosotros, Señor, llevamos tu nombre, no nos abandones.

10 Así responde el Señor a este pueblo: Les gusta mover las piernas, no las escatiman, pero el Señor no se complace en ellos; ahora recuerda sus culpas y castigará sus pecados.

11 El Señor me dijo: No intercedas a favor de este pueblo.

12 Si ayunan, no escucharé sus gritos; si ofrecen holocaustos y ofrendas, no los aceptaré; con espada, hambre y peste yo los consumiré.

13 Yo objeté: ¡Ay Señor mío! Mira que los profetas les dicen: "No verán la espada, no pasarán hambre, les daré paz duradera en este lugar".

14 El Señor me contestó: Mentiras profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, no los mandé, no les hablé; visiones engañosas, oráculos vanos, fantasías de su mente es lo que profetizan.

15 Por eso, así dice el Señor a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado: Ellos dicen: "Ni espada ni hambre llegarán a este país"; pues a espada y de hambre acabarán esos profetas;

16 y el pueblo a quien profetizan yacerá por las calles de Jerusalén, a causa del hambre y la espada; y no habrá quien los entierre a ellos y a sus mujeres, a sus hijos e hijas; les echaré encima sus maldades.

17 Diles esta palabra: Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche, sin cesar, por la terrible desgracia de la capital de mi pueblo, por su herida incurable.

18 Salgo al campo: muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; profetas y sacerdotes recorren el país a la ventura.

19 ¿Por qué has rechazado a Judá y sientes asco de Sión? ¿Es que nos has herido sin remedio? Se espera mejoría y no hay bienestar, al tiempo de curarse sobreviene el delirio.

20 Señor, reconocemos nuestra culpa y los delitos paternos; te hemos ofendido.

21 Por tu nombre, no nos rechaces, no desprestigies tu trono glorioso, recuerda tu alianza con nosotros, no la rompas.

22 ¿Hay entre los ídolos paganos uno que dé lluvia? ¿Sueltan solos los cielos sus aguaceros? Tú, Señor, eres nuestro Dios, en ti esperamos, porque eres tú quien hace todo eso.