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Jeremías 32 - Nueva Biblia Española (1975)


Jeremías compra la heredad de Hanameel

1 Palabras que el Señor dirigió a Jeremías el año décimo del reinado de Sedecías en Judá, que corresponde al año dieciocho de Nabucodonosor.

2 Entonces asediaba a Jerusalén el ejército del rey de Babilonia, y el profeta Jeremías estaba preso en el atrio de la guardia, en el palacio real de Judá.

3 Lo había encarcelado Sedecías, acusándole: Tú has profetizado: "Así dice el Señor: Yo entregaré esta ciudad en manos del rey de Babilonia, para que la conquiste.

4 Sedecías, rey de Judá, no escapará de manos de los caldeos, sino que será entregado sin falta en manos del rey de Babilonia, que le hablará cara a cara, y sus ojos verán sus ojos.

5 Y llevará a Sedecías a Babilonia, y allí quedará (hasta que yo me ocupe de él) -oráculo del Señor- . Si luchan con los caldeos, no vencerán".

6 Jeremías contestó: He recibido esta palabra del Señor:

7 Hanamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a decirte: Cómprame el campo de Anatot, porque a ti te corresponde rescatarlo comprándolo.

8 Y vino a visitarme mi primo, como había dicho el Señor, al atrio de la guardia, y me dijo: "Cómprame el campo de Anatot, en territorio de Benjamín, porque a ti te corresponde rescatarlo y adquirirlo: cómpramelo. Yo comprendí que era una palabra del Señor.

9 Y, así, compré el campo de Anatot a mi primo Hanamel; pesé el dinero: diecisiete siclos de plata.

10 Escribí el contrato, lo sellé, hice firmar a los testigos y pesé la plata en la balanza.

11 Después tomé el contrato sellado, según las normas legales, y la copia abierta,

12 y entregué el contrato a Baruc, hijo de Nerías, de Majsías, en presencia de Hanamel, mi primo, en presencia de los testigos que habían firmado el contrato y en presencia de los judíos que estaban en el atrio de la guardia.

13 En presencia de ellos ordené a Baruc:

14 Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Toma estos contratos, el sellado y el abierto, y mételos en una jarra de loza, para que se conserven muchos años.

15 Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Todavía se comprarán casas y campos y huertos en esta tierra".

16 Después de entregar a Baruc, hijo de Nerías, el contrato, oré al Señor:

17 ¡Ay, mi Señor! Tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, con brazo extendido; nada es imposible para ti.

18 Tú eres leal por mil generaciones, pero castigas el pecado de los padres en los hijos que les suceden. Dios grande y esforzado, cuyo nombre es Señor de los ejércitos.

19 Grande en ideas, poderoso en acciones, cuyos ojos están abiertos sobre los pasos de los hombres, para pagar a cada uno su conducta, lo que merecen sus acciones.

20 Tú hiciste signos y prodigios en Egipto un día como hoy, en Israel y entre todos los hombres, y te has ganado fama que dura hoy.

21 Sacaste de Egipto a tu pueblo, Israel, con prodigios y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con gran terror.

22 Les diste esta tierra, que habías jurado a sus padres darles, tierra que mana leche y miel,

23 y entraron a poseerla. Pero ellos no te obedecieron, no procedieron según tu Ley, no hicieron lo que les habías mandado hacer; por eso les enviaste" todas estas desgracias.

24 Mira, los taludes llegan hasta la ciudad para conquistarla, la ciudad está entregada en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Sucede lo que anunciaste, y lo estás viendo.

25 Y tú, mi Señor, me dices: "Cómprate el campo con dinero, ante testigos", mientras la ciudad cae en manos de los caldeos.

26 Vino a Jeremías la palabra del Señor:

27 Yo soy el Señor, Dios de todos los humanos: ¿hay algo imposible para mí?

28 Pues bien, así dice el Señor: Yo entrego esta ciudad en manos de los caldeos, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para que la conquiste.

29 Los caldeos que la atacan entrarán en esta ciudad y le pondrán fuego. La quemarán con las casas, en cuyas azoteas se quemaba incienso a Baal y se hacían libaciones a dioses extranjeros, para irritarme.

30 Porque israelitas y judíos hacen lo que yo repruebo desde su juventud; los israelitas me irritan con las obras de sus manos -oráculo del Señor- .

31 Esta ciudad ha provocado mi ira y mi cólera desde que la construyeron hasta hoy. La tendré que apartar de mi presencia,

32 por todas las maldades que cometen israelitas y judíos, irritándome todos, con sus reyes y príncipes, con sus sacerdotes y profetas, los judíos y los habitantes de Jerusalén.

33 Me dan la espalda, y no la cara. Yo los enseñaba sin cesar, y ellos no escuchaban ni escarmentaban.

34 Ponían abominaciones en la casa que llevaba mi nombre, profanándola.

35 Construían capillas a Baal, en el Valle de Ben Hinón, para pasar por el fuego a sus hijos e hijas, en honor de Moloc. Cosa que yo no mandé ni se me pasó por la cabeza. Hicieron abominaciones semejantes, haciendo pecar a Judá.

36 Pues ahora así dice el Señor, Dios de Israel, a esta ciudad de la que dicen: "Va a caer en manos del rey de Babilonia, por la espada y el hambre y la peste".

37 Miren que yo los congregaré en todos los países por donde los dispersó mi ira y mi cólera y mi gran furor. Los traeré a este lugar, y los haré habitar tranquilos.

38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.

39 Les daré un corazón entero y una conducta íntegra, para que me respeten toda la vida, para su bien y el de sus hijos que los sucedan.

40 Haré con ellos alianza eterna, y no cesaré de hacerles bien. Les infundiré respeto a mí, para que no se aparten de mí. Gozaré haciéndoles el bien.

41 Los plantaré de verdad en esta tierra, con todo mi corazón y toda mi alma.

42 Porque así dice el Señor: Lo mismo que envié a este pueblo esta gran calamidad, también yo mismo les enviaré todos los bienes que les prometo.

43 Se comprarán campos en esta tierra, de la que dicen: "Está desolada, sin hombres ni ganado, y cae en manos de los caldeos".

44 Se comprarán campos con dinero, ante testigos, se escribirá y sellará el contrato en el territorio de Benjamín y en el distrito de Jerusalén, en las poblaciones de Judá, de la Sierra, de la Sefela y del Negueb, porque cambiaré su suerte -oráculo del Señor- .