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Jeremías 51 - Nueva Biblia Española (1975)


Juicios de Jehová contra Babilonia

1 Así dice el Señor: Yo movilizo contra Babilonia y los caldeos un viento mortífero,

2 despacho contra Babilonia aventadores que la aventarán y vaciarán su territorio; el día aciago la asediarán;

3 que no se vaya el arquero ni se retire el que viste coraza; no perdonen a sus soldados, aniquilen su ejército,

4 caigan heridos en tierra caldea, caigan atravesados en sus calles.

5 Porque Israel y Judá no son viudas de su Dios, el Señor de los ejércitos, mientras que el país caldeo es deudor del Santo de Israel.

6 Huyan de Babilonia, sálvese el que pueda, no perezca por culpa de ella; porque es la hora de la venganza del Señor, cuando le pagará su merecido.

7 Babilonia era en la mano del Señor una copa de oro que emborrachaba a toda la tierra, de su vino bebían las naciones y se perturbaban.

8 Cayó de repente Babilonia y se rompió: giman por ella. Traigan bálsamo para sus heridas, a ver si se cura;

9 hemos tratado a Babilonia y no se cura, déjenla, vamos cada uno a nuestra tierra; su condena llega al cielo, alcanza a las nubes;

10 el Señor nos ha rehabilitado, vamos a Sión a contar las hazañas del Señor, nuestro Dios.

11 Afilen las saetas, embracen el escudo, el Señor incita a los jefes medos, porque quiere destruir a Babilonia: es la venganza del Señor, la venganza de su templo.

12 Alcen la bandera contra las murallas de Babilonia, refuercen la guardia, pongan centinelas, coloquen emboscadas; porque el Señor ejecuta lo que pensó y anunció contra los habitantes de Babilonia.

13 Ciudad opulenta, que vive entre canales: te llega el fin, el límite de tu trama.

14 El Señor de los ejércitos lo jura por su vida: Aunque tu muchedumbre sea más que la langosta, sobre ti cantarán victoria.

15 El hizo la tierra con su poder, fundó el orbe con maestría", desplegó el cielo con habilidad.

16 Cuando él truena, retumban las aguas del cielo, hace subir las nubes desde el horizonte, con los rayos desata la lluvia y saca los vientos de sus silos.

17 El hombre, con su saber, se embrutece; el orfebre, con su ídolo, fracasa:

18 son imágenes falsas, sin aliento, son vanidad y chapucería: el día de la cuenta perecerán.

19 No es así la porción de Jacob, sino que lo hizo todo: Israel es la tribu de su propiedad, y su nombre es Señor de los ejércitos.

20 Tú eres mi maza, mi arma bélica: machacaré contigo las naciones, destruiré a los reyes,

21 machacaré contigo carros y caballos, machacaré contigo carros y aurigas,

22 machacaré contigo hombres y mujeres, machacaré contigo ancianos y jóvenes, machacaré contigo jóvenes y doncellas,

23 machacaré contigo pastores y rebaños, machacaré contigo labradores y yuntas, machacaré contigo gobernadores y alcaldes

24 y pagaré a Babilonia y a todos los caldeos todo el mal que hicieron a Sión en su presencia -oráculo del Señor- .

25 Aquí estoy contra ti, Monte Exterminio, que exterminó la tierra entera -oráculo del Señor- ; extenderé contra ti mi brazo, te haré rodar rocas abajo, te convertiré en Monte Quemado;

26 ya no sacarán de ti piedras de remate o de cimiento, porque serás desolación eterna -oráculo del Señor- .

27 Icen bandera en la tierra, toquen la trompeta por las naciones, convocando a la guerra santa; recluten contra ella los reinos de Ararat, Miní y Asquenaz, nombren contra ella un general, avancen los caballos como langostas erizadas;

28 llamen a guerra santa a las naciones, a los reyes medos, con sus gobernadores y alcaldes y toda la tierra de sus dominios.

29 Temblará y se retorcerá la tierra cuando se cumpla el plan del Señor contra Babilonia, cuando deje el territorio babilonio como un desierto despoblado.

30 Los soldados de Babilonia dejan de luchar, se agachan en los fortines, se acaba su valentía, se han vuelto mujeres; han quemado sus edificios y roto sus cerrojos.

31 Un correo releva a otro, un mensajero releva a otro, para anunciar al rey de Babilonia que su ciudad está enteramente conquistada,

32 los vados tomados, las esclusas incendiadas y los soldados presa del pánico.

33 Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: La capital de Babilonia era una era en tiempo de trilla: muy pronto llegará el tiempo de la siega.

34 Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha comido, me ha devorado, ha rebañado el plato, me ha engullido como un dragón, se ha llenado la panza con mis manjares y me ha vomitado;

35 recaiga sobre Babilonia mi carne violentada -dice la población de Sión-, recaiga mi sangre sobre los caldeos -dice Jerusalén-.

36 Y así responde el Señor: Aquí estoy yo para defender tu causa y ejecutar tu venganza: secaré su mar, agotaré sus manantiales,

37 Babilonia se convertirá en escombros, en guarida de chacales, objeto de burla y espanto, vacía de habitantes.

38 Rugen a coro como leones, gruñen como cachorros de león:

39 haré que sus festines acaben en fiebre, los emborracharé para que celebren una orgía y duerman un sueño eterno, sin despertar -oráculo del Señor- .

40 Los haré bajar al matadero como corderos o carneros o machos cabríos.

41 ¡Ay Babilonia conquistada, capturado el orgullo del mundo! ¡Ay Babilonia convertida en el espanto de las naciones!

42 El mar subió hasta Babilonia y la inundó con el tumulto de su oleaje;

43 sus ciudades quedaron desoladas como tierra yerma y esteparia, tierra que nadie habita, que no atraviesa el mortal.

44 Tomaré cuentas a Bel en Babilonia y le sacaré el bocado de la boca. Ya no confluirán a él los pueblos, y hasta las murallas de Babilonia se desplomarán.

45 ¡Pueblo mío, salgan! Ponte a salvo de la ira ardiente del Señor.

46 No se acobarden ni teman por las noticias que se propalan, cada año una nueva noticia: "Violencia en el país, señores contra señores".

47 Porque llega un tiempo en que castigaré a los ídolos de Babilonia: el país quedará confuso y los caídos yacerán en medio de él.

48 Clamarán contra Babilonia cielo y tierra y lo que hay en ellos cuando venga sobre ella desde el norte el destructor -oráculo del Señor- .

49 También Babilonia ha de caer por las víctimas de Israel, como por Babilonia cayeron víctimas de todo el mundo.

50 Los que evitaron su espada, marchen sin detenerse, invocando desde lejos al Señor, recordando a Jerusalén.

51 Nos avergonzamos al oír la infamia, nos cubre la cara la vergüenza, entraron extranjeros en el santuario del Señor.

52 Pues bien, llegarán días -oráculo del Señor- en que castigaré a sus ídolos y por todo el país se quejarán los heridos.

53 Aunque se encarame Babel hasta el cielo y fortifique en la altura su ciudadela, yo le enviaré destructores -oráculo del Señor- .

54 Se oyen los gritos de Babilonia, grave quebranto de los caldeos,

55 porque el Señor devasta Babilonia, pone fin a sus gritos estentóreos, por mucho que mujan sus olas como un océano y resuene el fragor de sus voces.

56 Porque llega a Babilonia el devastador: caerán prisioneros sus soldados, se romperán sus arcos. Porque el Señor es un Dios que recompensa y les dará su paga.

57 Emborracharé a sus nobles, y a sus maestros, a sus gobernadores y alcaldes y a sus soldados, y dormirán un sueño eterno sin despertarse -oráculo del Rey que se llama Señor de los ejércitos-.

58 Así dice el Señor de los ejércitos: La gruesa muralla de Babilonia será desmantelada, sus altas puertas serán incendiadas, para nada trabajaron los pueblos, para el fuego se fatigaron las naciones.

59 Encargo del profeta Jeremías a Serayas, hijo de Nerías, de Majsías, cuando fue a Babilonia con Sedecías, rey de Judá, el año cuarto de su reinado (Serayas era jefe de intendencia).

60 Jeremías había escrito en un rollo todas las desgracias que iban a suceder a Babilonia, todas las palabras citadas acerca de Babilonia.

61 Y Jeremías dijo a Serayas: Cuando llegues a Babilonia, busca un sitio y proclama todas estas palabras.

62 Dirás: "Señor, tú has amenazado destruir este lugar hasta dejarlo deshabitado, sin hombres ni animales, convertido en perpetua desolación".

63 Y cuando termines de leer el rollo, le atarás una piedra y lo arrojarás al Eufrates,

64 y dirás: "Así se hundirá Babilonia y no se levantará, por las desgracias que yo envío contra ella". Aquí terminan las palabras de Jeremías.